Hasta el desierto guarda silencio
Cuando el amor aparece,
Y rinde sus arenas
A la dulzura de sentir,
Dejándose seducir
Por su mieles que
Dejan huella.
Ninguna sed que no se pueda aplacar,
Ningún camino que no se pueda andar,
Si hay amor, de ese, el de verdad…
Soy afortunada de encontrar tus huellas
En mi desierto,
Huellas que no se llevó el viento,
Ni tampoco el tiempo.
Huellas que llenan mi ser
De este sentimiento.
;-))
La misma fotografía que puse en mi entrada de hoy-
Bonito poema.
Abrazo
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Siiii, me acabo de dar cuenta Xabier. Nos unió el desierto de algún modo.
Bellas tus letras también.
Felicidades!
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Muy tierno, si no te entiende, no insistas entonces no te merece. 🙂
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Que así sea Antonio.
Gracias por tus palabras, siempre acertadas. 🙂 abrazo!
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Indudablemente, hay personas que dejan huella hasta en los lugares o situaciones más imprevisibles, por más que trates de evitarlo, para bien o para mal. ¡Un poema conmovedor!
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Sabes, es muy bello como escribes, lo haces con el corazón y eso se deja ver claramente, y sí, no hay duda de que cuando el amor florece en nuestro corazón, siempre deja una profunda huella, y siempre permanece a través de los años. Ha sido un gusto leerte, un saludo Awilda
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Gracias Esperanza… Y si, todo lo que escribo va desde alli, desde el corazón… Que a veces está un poco loco, pero que vale la pena por lo que podemos sentir. Agradezco mucho tus comentarios y espero seguir escribiendo y que te guste.
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Estare pendiente, un abrazo,
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