Elegimos que tipo de regalo somos, para quien queremos.
Si nos empeñamos en dar lo que no somos, será cómo ir la tienda, comprar algo costoso pero que al final no se usay ni sirve siquiera para adorno.
Cuando entregamos lo que realmente somos, la sorpresa será constante… porque dentro de nosotros aún existen territorios por ser conquistados y risas por estrenar que podemos compartir. Sobre todo, dentro de nosotros hay amor que se renueva, dispuesto a ser entregado.
Yo, me visto de regalo… y te entrego lo que soy, con amor, solo eso. Es mi manera de decirte: – Presente!