La lluvia de Mayo… la que cae y no 

Hay momentos en que creemos que ya va a llover…


Este Mayo ha sido así, como eso que se presiente y se da por hecho, y resulta que no ocurre. Los dos últimos días desde el amanecer, el anuncio era de lluvia. Pero en el día, esa amenaza de disipaba.


Los colores han salido una y otra vez  a jugar un rato y en lo particular, yo esperaba ver a Luna, esa redonda y llena para que me contara de sus últimas aventuras con su amor Sol, pero me quedé esperándola… llego a creer que se fueron de escapada por ahí.  La noche del jueves sin previo aviso, luego de un atardecer de colores… simplemente la lluvia si cayó 


Las fuertes gotas hicieron que un techo fuera el mejor regalo para esa hora… mientras el agua subía sin que se pudiera hacer nada.


Podría pensar que luego de semejante aguacero, todo iba a estar frío… pero en cuestión de 30 o 40 minutos toda el agua fue absorbida por un ambiente que estaba repleto de la alta temperatura todo el día.

Del mismo modo, ocurre con nosotros y lo obvio que resultan algunas situaciones, a nuestros ojos y los de los demás.  Creemos a veces que algo es tan cierto que ocurra, que no nos quedamos a ver que esto realmente sea así, y lo damos por sentado, con la sorpresa para después, cuando comprobamos que nada de lo que pensábamos ocurrió.

Las amenazas que creemos más constantes y ciertas en nuestro camino, mayormente están siendo producidas por nosotros mismos, en nuestra mente, diseñadas por nuestras inseguridades y desesperanzas.

Damos por sentado que Luna va a aparecer y que la vamos a ver cómo algo normal, siendo un milagro; y damos por sentado que la lluvia va a caer por los arreboles del cielo y sus colores, olvidando que en nuestro globo azul ya las condiciones normales nos se dan con tanta «normalidad».

Llegó otro día, y casi estuve tentada a volver a lo obvio, a lo que parecía que iba a ser… pero recordé la noche anterior y solo me mantuve expectante del día.  Disfrutando lo que a simple vista indicaba que podría llover, y el sol más hermoso que se pudiera observar


Seguí entendiendo que no había nada tan definitivo,  que no se pudiera cambiar. Si realmente queremos, haremos lo posible para que sea lo que queremos.


Y Mayo me regalo los diferentes matices que sus horas podían tener.

Yo, agradecida del Cielo, una vez más lo admiré… lo vi como quien siente su inmensidad en el corazón, como quien está volando entre su azul, como quien hace rato solo despego su alma del suelo…


Y fue hermoso recibir la lección de estos días, esa que dice que:

  • La lluvia puede caer o puede cesar, y el corazón agradecido podrá disfrutar del cielo con agrado.
  • Nunca pensemos que algo es cierto, porque simplemente presumamos que es así. La certezas están construidas de acciones que se comprueban.  Un sentimiento se confirma de hechos que así lo expresan.


Mayo, agradezco tu llanto de estos días, me recuerdas que no lloro sola.

Pero igual también agradezco el sol y los colores, porque dan matices a los días, tú, Cielo me acompañas también en la sonrisa.


Esa lluvia que cae y que no, son esos pensamientos que están y que alguna vez se expresan y otras se quedan en el silencio de nuestra mente, pero que más temprano que tarde salen, a través de palabras que se dicen como gotas, de tormentas en formas letras emocionadas porque se escriben o tal como un arco iris producto del sentimiento que logra expresarse por todos los medios posibles (y los imposibles también).

Mayo, gracias por seguir andando. Cielo,tú  ahí, conmigo.

4 comentarios en “La lluvia de Mayo… la que cae y no 

    1. Así es querido Carlos, la lluvia es una bendición. Gracias a ella las plantas son regadas y el ambiente purificado de alguna manera. Nuestras lágrimas, a veces son también como lluvia que nos limpia el alma y la aligera de alguna manera.
      Abrazote.

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