Esta semana terminó con muchas lecciones dando vuelta en mi cabeza…
Damos por obvio que siempre amanecerá, y sobre todo y la mayor obviedad, es que creemos que siempre podremos verlo (al día).

Es un hermoso regalo poder contemplar cada día, sin embargo la posibilidad de que alguna vez no lo podamos hacer, es cierta. Puede que nuestras fuerzas nos fallen, o que alguien más de forma conciliatoria o no tanto, nos lo imoodan.
¿Y entonces? ¿Nuestro día sería un desastre?
A la primera de cambios, podríamos decir que: —Sí, sería fatal, no nos gustaría… pero también podría ser bueno de alguna manera. Quizás necesitamos ver algo más, que hasta ahora no lo habíamos visto y por eso alguna vez, falte lo acostumbrado, para llevarnos a ampliar nuestra mirada, nuestra perspectiva.
**Mirar hacia arriba sigue siendo una delicia… mirar hacia nosotros mismos, todo un descubrimiento**

Eso de mirar hacia adentro es tan importante, como ampliar la mirada, así existan barrotes…

Y entonces me pregunto: ¿Acaso es más libre el que anda por dónde quiere, o aquel que a pesar de no hacerlo, tiene una mente que ha conquistado cualquier territorio?💭

Por supuesto, hay mucho agrado en poder decidir a dónde vamos y cuándo, pero el que tiene su mente donde quiere, ese ha traspasado los obstáculos que cualquiera limitente quiera poner.
Por eso es disfrutable igual, días en gris o días en mucha luz. Por qué ambos panoramas son percibidos por la misma mente que tenemos. Lo que hagamos con uno y otro, será el punto y aparte en el texto.

También he ido observando como el «todo» se mueve… hay ciertas épocas en que no logró ver el sol en el atardecer desde aquí, porque un edifico lo cubre, pero ya a empezado a desplazarse más a mi izquierda, asomándose y dejándose ver hasta por mi limitada visión.
Eso igualmente me hace caer en cuenta… que «todo» se mueve; aunque yo me quede quieta, aunque yo no me de cuenta … este «todo» que a mi misma me contiene, siemplemente se mueve y lo hace como quiere. Y no pretendo abordar las grandezas y maravillas del movimiento de traslación o rotación del planeta y de la órbita en el universo en que estamos … solo de pensarlo el cerebro puede hacerme puff 💭, no, es solo no dejar pasar desapercibido la vida de la vida, que se mueve palpablemente ante nuestros ojos.

Y entonces…¿porque en ocasiones insistimos y nos angustiamos porque algo deba estar quieto e inamovible para siempre? La casa, las cosas materiales y hasta las relaciones personales, a veces pretendemos que se mantengan igual, a nuestro gusto o bajo nuestro dominio, y resulta que simplemente no es así… no lo es! Y podemos empeñarnos en decir que sí, para que luego los hechos nos comprueben de que no sucede como queremos.
En mi camino en una de estas mañanas, vi una flor… de esas que me sacan Wow’s, sin esperar mucho. A pesar del tema de la inseguridad y todo ese blah, blah, blah que vivimos por aquí; saque mi teléfono y tomé la foto…

Simplemente regresé tres pasos y me dije: —Se ve muy bien, pero quizás para cuando vuelva a pasar la hayan cortado. Así que con ese pensamiento en mi cabeza tome la foto y seguí, pero en el fondo no me lo creía de un todo. La «obviedad» una vez más subía a mi cabeza, asegurándome que todo estaría ahí para más tarde. Vale decir que la foto la tomé a las 8:00 am.
Al regreso pasadas las 12:40 pm del mismo día, esto fue lo que encontré. La flor ciertamente seguía estando…

Pero esto era lo que había. Y cualquiera puedas darme una explicación sobre la luz y el cerrar y el abrir de las flores en las plantas, cosa que es válida; sin embargo puedo decir algo con propiedad… y es que: —ya no estuvo más, simplemente se fue. Al final del día, no quedo nada (porque volví a completar mi lección después de las 5:00 pm).
Otro día subió al ruedo.

Las labores fueron interrumpidas en esta semana, en forma parcial o total de acuerdo a la óptica de quién la diga… y eso también me recordó, que alguna vez quizás pronto o tarde (quien sabe) nuestra vida va a «parar» y entonces no habrá nada que dejar para «después»

El color intenso de un momento, es digno de ser admirado, saboreado y compartido con quien quiere recibirlo de verdad. Los dias de Julio siguen pasando, acercándose a su final, y a pesar de eso lo que no podemos dejar pasar es lo que en cada una de sus horas podremos extraer y disfrutar.

A pesar de que aveces no tenemos las cosas claras y que el dolor no se va… tenemos todavía azul por conquistar allá arriba, y amor para entregar por aquí abajo. No lo dejemos pasar.

**Cualquier vista será hermosa, para el que quiere admirar**.
No existen excusas suficientes para darnos «de baja» de lo bello. ¿Podemos hacerlo? Sí, dejando a un lado la certeza de que aún hay cosas por descubrir y momentos especiales por vivir. No se llega al fin, hasta que se llega… no antes.

Las mezclan también existen, y son buenas. Nada tiene porque quedarse siempre de un mismo color, de un mismo sabor. Podemos tener matices en nuestro cuadro de vida, sin que eso nos lleve a rasgarnos las vestiduras o hacer un drama existencial por ello. Dos colores pueden ir juntos, y eso enriquece la pintura que los porta.
De la misma manera suele ocurrir con nuestras formas de pensar y concebir el mundo. Ideas estáticas, radicales y que no permiten admisión de nadie que no sea nuestra copia fotostática en la forma de percibirlo… de esas posiciones abundan. ¿Cuál es el resultado de todo esto? Frustración y soledad. Nadie tiene porque aplaudir todo lo que pensamos y mucho menos estar de acuerdo. La diferencia en puntos de vista, debe más bien enriquecer una vida y otra. Esa es la magia de pintar un cuadro a varios colores.

Hay momentos espectaculares, esos en los que realmente podemos decir que
— ¡Estamos vivos! Y esos momentos, son los que nosotros mismos decidimos que así sean. No tiene que ver con lo de afuera, aunque lo parezca; no tiene que ver con que me quieras, aunque quisiera…
Los momentos más geniales de nuestra vida suceden, cuando nos damos el permiso de descubrir el color en lo que vemos, el sabor en cada beso, el amor de nuestro mundo interno, de lo que somos, de a quien amamos, de lo que estamos dispuestos a entregar.

De esta manera, Julio ha ido avanzando hacia la recta final de sus días, por este tiempo que hemos denominado año 2017. Pareciera ser el mismo y aún así, cada día trae un matiz diferente. Cada oportunidad se viste de estreno, cada sensación está para ser desempacada… y al final cuando creemos ya haberlo visto todo, un nuevo color se nos cuela en la reina y nos sonríe.

Y un wow, es imposible de no dejarse escuchar…

Si algún día no te viera,
porque de mi te alejaras,
si la distancia te atrapa
y mas nunca te soltara…
Cerraría yo mis ojos
y allí mismo te encontrara,
navegando en mis sentidos,
sin que de mi te marcharas.
Porque a donde tú estés,
contigo estará mi alma;
pegada a tu respiro,
amándote aunque callada.
Y tú me presentiras
en la llegada del alba,
en el roce de unas manos,
al final de tu mirada.
Ya no podría pasar
que de mi tú te ausentaras,
porque en el fondo de tu alma,
llevas la mía grabada…
Julio, tus días que se van y yo aquí sigo en silencio, observando en la ventana.