Cada día es un estreno… y solo basta ver sus colores para comprobarlo. La paleta es única cada vez, aunque el escenario sea el mismo, la toma no se repite. Del mismo modo ocurre muchas veces con lo que sentimos, que nos permite reinventarnos vez tras vez.

Desde tenues colores que se pueden encender en los minutos que recorre a toda prisa el señor “Tiempo”. A veces se comienza muy sutil, y se termina con intensidad.

Llegando a pensar que así se quedará…
Pero la sorpresa no dilata en llegar. Noviembre ha sido un despliegue de colores, una de las mejores expresiones de quien está detrás de tanta hermosa inmensidad. Como lo que recibimos de la mano de alguien que nos fascina, cada muestra nos conduce más a seguirle en el camino. Por eso voy tras tuyo…

Unas veces con la nitidez que ciega y nos hace parpadear, como si cada pestañeo acariciara la increíble belleza de la luz que hace entrada triunfal cada día. Hay quien se acerca y todo lo ilumina, dejándonos algo mudos ante lo que nos despierta.

Otras con la majestad de quien sobresale ante cualquier obstáculo que le quiera ocultar.
Irrepetible cada matiz… cada expresión. Y pensar que eso que vemos y nos deja absortos de admirarle, es reflejo de lo que nosotros mismos también somos. Irrepetibles.

De belleza incalculable cuando somos naturales, tal como el color de una tarde, sin que sea necesario que alguien le añada más, porque sus colores lo ocupan todo. De la misma manera nuestras expresiones, no delimitadas por lo que el mundo llama “belleza” sino por la pureza de quien transmite quien es; simplemente una paleta única de colores exquisitos que se combinan.

Diferentes tamaños, diferentes tonos… que se hacen densos y se disipan de pronto. Como nosotros, unos de aquí, otros de mas allá, tan diferentes y a la vez tan iguales en el “todo” que nos contiene y como ellas, las de arriba… disipables Cuando menos lo esperamos.

Tonos que parecen repetirse y cuando realmente te asomas, descubres la magia de una belleza que se renueva día con día. Acaso alguna vez te han confundido con alguien, o te han dicho: “Eres igualito a..” pero al acercarse realmente a quien eres, ven que la etiqueta de tu alma dice <pieza única>.

De incandescentes reflejos y compañía inesperada. Así son estos días de Noviembre. Que tapizan el arriba con especiales detalles. Alguna vez andando por ahí, tu “destello” ha hecho que alguien te siga y simplemente revolotee en torno a ti?

Formas que invitan a la fiesta que sucede de forma llamativa y publica, para quien decide abrir los ojos, captando más allá de lo que a simple vista ve el que pasa y no vive. ¿Has paseado tu mirada sobre alguien descubriendo cosas fascinantes? Se como es…

Pinceladas que no cesan, diferentes en su belleza. La mirada no se cansa de admirarle, descubriendo cosas nuevas en cada emisión. Cada color es un mensaje diferente, cada matiz otra experiencia. Cada situación que nos toca vivir es nueva, y de no ser exactamente así, como la asumamos puede hacerla a estrenar. Cada movimiento que das lo disfruto como nuevo.

Y la intensidad llega sin necesitar invitación y las pupilas se excitan ante tanta maravilla. Cuando te acercas con todo los colores que generas a mis ojos, mi corazón se acelera.
Todo se envuelve en la magia de una nueva emisión…
No sirve de nada resistirse, simplemente sería perderse los motivos de la vida… y entonces de que serviría sólo respirarla?

Los colores van y vienen, vistiendo de nuevo ropaje cada oportunidad que llamamos día…

Y cada brillo de luz, es el envoltorio mágico que puede traducirnos de algún modo la maravilla que nos espera, si no atrevemos a mirar con ojos nuevos los colores de este día. Así, también ocurre cuando llega una luz con alguien y es solo la historia anunciada de lo que podríamos vivir con ella. Lo inesperado, la sorpresa, lo que podría dejarnos sin aliento.

Y la incertidumbre también inunda el Cielo, hay colores queriendo tapar otros, sin ganar en su cometido. Todos se muestran, y aún en degradé la belleza abunda. Los que se acercan y quieren taparnos, anularnos y hasta desplazarnos, pierden su esfuerzo, porque nadie cubre lo que somos, sino nosotros mismos por empeñarnos en estar bien con otros.

Y otro día que estrena sus colores, vuelve a decirnos, que no importa dónde estemos , si no más bien “como estemos”. Si las maravillas a estrenar del día nuevo no pueden ser apreciadas por tu corazón, cuidado… puede que el esté muerto, y a donde vayas no será mejor.

Noviembre y sus colores, y la nueva oportunidad de estreno, solo me llevan a pensar en agradecer por lo que tengo, aunque a otros no les pueda gustar.

Sus vestidos diarios, los de este mes… son una gala preciosa muy digna de admirar, de disfrutar de atesorar sus colores, y con ellos dibujar el resto de las situaciones, que se pueden presentar.
Noviembre, sigo en tu estreno, mirándote Cielo.