De los lugares menos acondicionados quizás, para que la inspiración llegue a nosotros, es la cocina. Sin embargo, como es el lugar que por una causa u otra nos mantiene (a algunos) más en él, es allí donde también la cotidianidad nos aporta alguna lección o inspiración.
Ayer mientras limpiaba y recogía los trastos de la cocina me pasó algo curioso, pero igualmente cotidiano.
Había puesto el mando del grifo del lado del agua caliente, para poder llenar un recipiente y poder calentar más rápido al colocarlo en el fuego.
Luego, al volver a utilizar el agua esta siguió saliendo caliente y por supuesto me queme la mano. Reaccioné en seguida y la quité, sin embargo el agua siguió estando caliente.
Volví a ponerla en el agua (la mano) como esperando que esta cambiara, solo porque yo así lo esperaba. A los poquísimos segundos, por supuesto que entendí que no sería así. «Si yo no cambiaba el mando del grifo hacia el otro lado» no habría posibilidad de que la temperatura del agua cambiara.
Entonces por supuesto, vino la lección:
No puedo esperar que lo que yo quiero ocurra, si yo no intervengo, si no hago nada. 🙄
Esperar tiene su tiempo… el que viene justo después de haber hecho lo que está en nuestras manos hacer.
¿Cuánto tiempo? Exactamente no lo sé, pero lo que si estoy segura es que eso viene luego de hacer lo necesario, no antes.
Habrán cosas que ocurran en nuestro favor o en contra que no serán absolutamente determinadas por nosotros, pero en esas que tenemos interés o que nos importan, innegablemente debemos ejercer algún tipo de acción importante. Al menos, si esperamos que algo suceda.
🔥Pretender que lo deseado ocurra sin hacer nada, es condenarnos a la frustración de que no ocurra…🔥
Resumiendo el escrito, podría ser algo parecido a: el que nada hace que nada espere y el que la haga que la pague…
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Muy buen resumen Fran… de lo cotidiano que por obvio, obviamos y que es bueno recordar.
Abrazo.
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Cuando queremos que algo cambie debemos ser participes lo mismo que seremos beneficiarios de dicho cambio. Hay quien espera que sean los demas quienes les regulen la temperatura del agua; si tienes manos manos para quemarte también para ajustar el grifo.
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¡Muy buena lección!
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Gracias querida Marta.
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