Del amor…
Del amor se habla mucho. Se tiene la teoría, se escribe en las paredes, se levanta como bandera para muchas causas, como argumento para muchos «sacrificios».
Se asocia con el corazón y la mente, ¡que más da! Quien se crea dueño de la verdad en tal sentido, que se atreva a escribir un libro más al respecto.
Hablarte de amor… a tí ¿cuantas veces lo he hecho? Cientos, quizás miles… de las maneras permitidas posibles, y quizás de las no tantas. Al final, quizás lo percibes como una lluvia que cae, que a los cinco minutos ya nos acostumbramos a su sonido y no pasa nada.
Por eso insisto, hablarte de amor no es lo que quiero… mi convocatoria es para descubrir que tanto somos consecuencia de éste. Eso quiere decir, que algo nos ha hecho. ¿Acaso no es a eso, a lo que normalmente se le asocia? ¿A hacerlo? Muchas manos levantadas confirmarían que sí, que lo que importa es «hacerlo», pero mi convocatoria en esta hora es a ser su consecuencia, a revisar realmente: —¿que es lo que el amor nos ha hecho?
—¿Nos ha hecho algo? O seguimos siendo los mismos «entierra sueños «, con sentimientos inexpresados y muros altos para no ponernos en evidencia.
—¿Seguimos en los mismos miedos? Manejamos las mismas dosis, porque si te excedes puedes parecer loco… y «esta bien que ames, pero no es para tanto».
—¿Lo lloramos, pero no lo defendemos? ¿Preferimos ahogar lo que sentimos, porque no somos capaces de luchar… nuestra comodidad nos lo impide?
—¿Lo incluimos en el formato de siempre, porque así no hay nadie que diga nada? La búsqueda de aceptación, ganándole como una vez más a la fuerza del amor, porque es lo conveniente.
—¿Qué nos ha hecho? ¿Somos realmente su consecuencia?
Por eso no es tan importante «hacerlo», como que él nos haga. Si estamos hecho de él, lo que somos, nuestra esencia… el amor sale por los poros, se cocina en cada letra, se traduce en la mirada que te echo, aún sin que te diga nada. Más interesante es ver o mejor dicho, comprobar lo que él hace en cada uno, y lo inexplicable de lo que puede hacer, entre dos.
El amor sacude lo que está quieto
Puede cerrar lo que estaba abierto
Recobras fuerza, tiene sentido
Lo que hasta hoy no habías vivido
Permite que pienses y también hagas
Él no te dejará sin hacer nada,
Lleva a expresarlo a quien lo siente
Está dispuesto, no se detiene.
Abre el camino, rompe los miedos
Abre sus alas, emprende el vuelo
Si en ti ha puesto de su esencia
Permítete ser, su consecuencia.