Puyas y protección… juicios sin razón! 🗣😔

Es muy fácil para el humano levantar juicios y opinar. Somos propensos a ello.

Si vemos una espina, lo más rápido es criticar su forma, su esencia y lo peor aún, emitimos nuestra valiosa opinión acerca del porqué no deberían existir, ya sea que nos hallamos puyado con ellas o que simplemente no nos gusten. Por uno o por otro extremo, opinamos, juzgamos y de una vez, condenamos.

Si nos tomáramos el tiempo para observar que es lo que protege esa espina, quizás tendríamos menos tiempos para lanzar criticas y juicios «a priori «. Y encontraríamos quizás una belleza escondida y hasta una sorpresa agradable, resguardada por una espina.

Resulta fácil y rápido emitir una opinión al ver a alguien con la expresión que no nos agrada, o con la actitud menos positiva posible. Enseguida empezamos a hacer conjeturas, cuestionamos su proceder y dictaminamos, que todos podemos en todo tiempo estar bien, si eso queremos. Como si decirlo ya lo hiciera posible, tal como si con decir «agua» se nos quitara la sed.

Si nos tomáramos el tiempo y dispusiéramos nuestro ser a saber que ocurre en la otra vida, quizás encontremos que esas «espinas» sólo están cubriendo una herida muy grande que a lo mejor está abierta y que ha dejado latente un inmenso temor a ser lastimado nuevamente.

Ante la inclinación a opinar y juzgar, tomemos el tiempo para acércanos con pensamiento comprensivo y dispongamos los sentidos, para entender lo que otro siente.

😔

Puede que a veces se escoja
la peor forma de protección,
pero eso no hace menos cierto o importante
que allí exista un dolor

Venezuela, Alegría… ironía? 🙄🇻🇪

Desde que amaneció hoy, me ha estado dando vueltas en mi cabeza, la palabra Alegría

Mientras una de mis voces decía: —¿Alegría? ¿Tú estás loca?

Suena ridículo, irónico y hasta ofensivo hablar de Alegría en medio de los días que estamos viviendo de este lado del globo azul;en esta Venezuela la mía, la del Sur.

Pero igualmente seguí pensando en la Alegría.

—¿Es que acaso la Alegría solo depende de estar bien y de que todo sea como queremos? Iba levantando mis argumentos, mientras en primera plana veía a mi cerebro expresar y defender dos posiciones distintas.

Al final pensé en un post como este y me dije: —¡Sí, vamos a convocar a reunirnos en el salón de Alegría! ¿Porqué dejar que también no las secuestren?

Y me imagine a todos viniendo a pintar de color un mundo que se cae a pedazos y con ello mi país tricolor que es una de sus más portadas de terror más vistas últimamente. Y te imaginé también a ti, con spray en mano, pintando mi mundo particular como bien sabes hacerlo.

—La oscuridad puede ser el escenario mejor, para apreciar los colores. Me dije, mientras iba agarrando fuerza y escribía estas líneas en mi mente.

—Y sí, se que todo anda mal, que la escasez ya no de insumos, sino de recursos con que tenerlos, nos agobia, al punto de casi asfixiarnos para hacer cualquier cosa. Sí, también se que los hogares están fracturados y desiertos ante el éxodo tan bestial que nos ha tocado. Volteamos a los lados y ya no están los amigos, los hermanos del alma y si nos descuidamos, la persona que amamos tampoco está, porque fue en busca de algo mejor, o porque simplemente puede.

También tomé en cuenta qué hay muchos enfermos, que la necesidad cada vez es más creciente en todas parte, que las empresas cierran y que lo que una vez eran ciudades activas y estados que producían insumos, servicios y materiales, hoy día son solo sombras dolorosas de lo que una vez fueron y ya no son.

Pero aún así, sentí que era válido el querer asistir y convocar al salón de la Alegría.

—¿Porqué? Porque no existe nadie que pueda decidir más que nosotros, que hacemos con lo que nos ocurre… muy fácil para decir, complicado para hacer.

Pensando todas esas cosas se hicieron casi las doce del medio día, entonces caí en cuenta una vez más, del lugar donde me encuentro y que tan mal tratada sigue estando mi Venezuela.

La noticia del asesinato de un músico venezolano, hermano también de otro músico muy famoso, me desconcertó de tal manera, que sentí nun gran nudo en mi garganta al leer lo que el doliente expresaba en las redes, sobre la muerte de su hermano.

Esto y mi idea de la Alegría, bailando juntas por supuesto que me produjo una ganas de apagar la,música y clausurar el salón de la Alegría. Luego seguí pensando y reaccioné…

En medio del dolor, la Alegría aún existe. De una manera menos visible quizás, sin tanto «aspa viento» pero la Alegría no se jubila ante el desasosiego que traen los días malos.

Vivimos, los habitantes de este país tricolor tiempos de «canibalismo«, si, «el hombre comiéndose al hombre». Los mismos humanos que teniendo gentilicio común (venezolanos) consiguen alimentos a precios regulados (por un sistema que regula todo y no tiene control de nada) y luego lo revenden a precios que no caben en cualquier calculadora -> C a n i b a l i s m o. Del mismo modo ocurre con las medicinas. En ambos casos la vida puede depender de ambos rubros, y sin embargo a quien lo expende no le importa. La sensibilidad se fue de paseo, con la honestidad de la que carecen cualquiera de los conteos electorales, y no quiero hablar de eso porque sería caer en feos temas políticos para los cuales realmente no tengo estómago.

Si esto ocurre en las cosas más elementales y necesarias, no es muy difícil imaginarse que ocurre con el resto de nuestra vida cotidiana.

Y pensando un poco entonces en todo, y a pesar del dolor que la muerte del fallecido deja, y pensando más aún en todos los que vieron su vida truncada violentamente de algún modo, dentro de las paredes de nuestra Nación, solo alcancé a suspirar y como único consuelo dije en mi momento de bajón: —¡Los que están muertos, ya salieron de esto! Terrible, irónico, desgarrador… ¡puede que si!

Ya no tendrán que preocuparse más por que sus hijos no tengan alimento, sus padres no cuenten con medicinas. No habrá más angustia por «dónde paro el carro que no me lo roben», ni el corazón en un hilo cada vez que algún muchacho sale de casa. Los que se han ido, están libre de estas calamidades (seguí en mi momento de rabia y extrema tristeza).

Quien lo está pasando en este momento y lo sufre a rabiar, tiene el consuelo que más temprano que tarde a todos nos ocurrirá. Hoy fue un músico, mañana o más tarde será un primo, un hermano, serás tú, seré yo.

Entonces con las lágrimas haciendo competencia en mis ojos, para ver quien salía primero, tomé la determinación de que si es necesario convocarnos al salón de la Alegría, y ahora más que nunca, antes de que la vida pase o nos las corten. Recordaba algunos duros y notorios acontecimientos de la llamada «humanidad» (no se porque la llaman así, si por ironía o con la esperanza de que se vuelva humana algún día) y pude pensar en campos de concentración, en estallidos de bombas nucleares, en guerras y pestes de todo tipo, y entonces aterrice aquí, en mi realidad, en mi país, en lo que me toca.

Como no he pensado en ninguna otra frontera donde quiera estar más que aquí, aunque hay dos lugares a los que quiero ir (porque si, y tú lo sabes) me parece sumamente importante buscar y encontrar la Alegría ante cualquier circunstancia. Hay ejemplos de personas que se sobrepusieron a su entorno y crearon para ellos en su mente y para sus más cercanos un ambiente de esperanza, a través de la Alegría que nadie pudo arrebatar de su corazón.

Aunque suene utópico, es bueno pensarlo y sobre todo atrevernos a ir por ello.

La Alegría se viste de paz el momento doloroso. El milagro sucede.

Aunque nuestro corazón llore, cuidemos de que nadie nos secuestre la Alegría, las ganas de continuar, el amor que es más que hablar, ese que lo expresan hechos consistente y que no se acaban por las circunstancias.

No hago la convocatoria al Salón de la Alegría desde la postura de quien ya lo ha alcanzado todo y quien tiene bajo control sus emociones dolorosas. No, más bien hago la invitación a la Alegría, como una necesidad compartida con quien tiene peso en el alma y bien le vendría que le invitaran a una sonrisa.

Por dejarnos abatir hasta el polvo la situación no cambiará, por echarnos a morir por quien no nos quiere, este no hará que nos amen.

Démonos el permiso para asistir al salón de la Alegría, con nuestras penas a cuesta, y la esperanza en el alma de que nosotros mismos tenemos el derecho y la responsabilidad de ser agentes de transformación.

La tristeza asiste desnuda al salón de la Alegría,
Está la mira con amor, le extiende su mano
Le da ropa nueva,
Le abraza,
Le besa
Y una aprende a llorar
Y la otra a sonreír.

El salón de la Alegría está en el corazón de cada venezolano que decide no rendirse, que no se deja gobernar por la indolencia y le da paso al amor y la compasión por el otro.

Amor que vuela… sin cadenas ❤️🔗

Solo en libertad el Amor se desarrolla…

La complejidad del ser humano nos mantiene en una banda a veces muy estrecha. Somos por naturaleza libres, nos despegamos del cordón umbilical al nacer, y ese «corte»de alguna manera es la profecía que iremos cumpliendo a lo largo de los años.

Por otro lado, también somos llevados por algo mayor a estar con alguien. Hay personas con quienes nos abrazan lazos que nunca esperamos, que quizás no alcanzamos a entender de un todo, pero que es innegable que el sentimiento existe.

El amor igualmente viene con nosotros. Sentimos sed de encontrar quien nos ame y aún más de entregar el amor que sentimos. Cuando eso sucede porque es voluntario y sin cadenas que amarren, es un milagro.

Complejos, como solo los humanos podemos ser, nos gusta sentirnos libres y perteneciendo a alguien a la vez. Nuestros sentimientos nos elevan y con ellos volamos, pero tarde o temprano nos encanta aterrizar en manos de quien es el viento que impulsa la libertad en nuestras alas.

Nadie puede pretender imponer un sentimiento, ni que el portador de alguno sea de su propiedad porque exista un documento, un compromiso o sólo joyas en formas circulares que así lo recuerden. Nadie puede comprar al Amor, el vuela libre y su lugar de aterrizaje es donde no sienta que le asfixien.

Hay quien ejerce presión y cree por un tiempo haber ganado… se dicen en sus adentros: «lo logré, tengo preso al amor» no sabiendo que el sentimiento hace rato empacó sus maletas y al menor descuido, soltara sus alas de las cadenas.

🦅

Como pájaro en vuelo
Es el amor que siente,
Queriendo tocar
El inmenso Cielo.
Nada lo tumba,
Nada lo detiene,
Pero a ese azul grandioso
Siempre vuelve.

No sabe de ataduras
Ni de cadenas;
Apresarlo en ellas
Sería un suicidio
No poder subir allá,
Sentir la vida
Sería como dejar sin luz
A las estrellas.

Puede ser apresado,
Pero no brotará
De su corazón un sentimiento
Si son cadenas
Las que le retienen
Será como pedirle
Que sonría,
A un muerto.

Por eso yo me quedo
En tí mi aterrizaje,
Mis alas extendidas
Ya las veo,
Las recojo, me detengo
y traigo mi equipaje
Mientras me acerco
y con ellas
Te toco, Cielo.

Estar contigo así,
Es saber que el corazón
se entrega, se da,
Se abandona en el vuelo.
En ese tú lugar
Que ya no está desierto
Mi corazón se aquieta
Y se agita,
Sintiendo.

No requiere de presiones
Ya impuestas,
El amor fluye dentro
De sus venas
Siento que vuelo,
Aun estando quieta,
Y sintiéndome libre
En tus manos
Con los pies en el suelo
Mi corazón despega.

Por eso, yo soy tuya
Porque me da la gana
Sin pretextos,
Sin razones lógicas
O conveniencias,
Solo que en ti,
A pesar de las razones,
De la hora que no llega,
Del miedo y los temores,
Aun asi, en tí…
Mi vuelo está completo

Llevo alas de libertad
Cuando te siento.

Conquista…. territorio 😳⛳️

Conquistar,

Es algo típico del ser humano. La conquista se ha vuelto la forma de hacer nuestro un territorio que no lo era, y eso nos hace sentir triunfadores. Nos convertimos en colonizadores; tenemos más territorio que es nuestro, sin embargo a veces nos sentimos dueños de nada.

Conquistar,

A veces escuchamos decir (o decimos) que debemos conquistar el mundo, hacer realidad nuestros sueños y nos sentimos súper héroes que con poderes extremos lo haremos, pero entonces ese mundo que conquistamos o salvamos nos aplaude, pero es totalmente diferente a lo que realmente somos por dentro. Una conquista a la carta, no es una victoria.

Conquistar,

Se usa también para persuadir a otros a creer lo que nosotros creemos, y para tal cosa utilizamos todas las estrategias de las cuales podamos echar mano. Conseguimos el negocio, cerramos la venta, propagamos la fe, recibimos el ascenso, la comisión y el reconocimiento, y aún con los bolsillos llenos la vida está vacía.

Conquistar,

Queremos que la acción ocurra afuera, que el suelo se pise y sea nuestro, pero la conquista, la nuestra, la verdadera debe ocurrir dentro. Nuestro territorio a veces resulta el más hostil, a la hora de ser conquistado por nosotros mismos. Hemos sido invadidos por tantas cosas e influencias, que muchas banderas se pelean nuestro suelo, y ni siquiera cuenta nos damos. En función de cada una de esas banderas (que la mayoría de los casos no nos representan) hemos salido a realizar lo que denominados nuestras conquistas.

Por eso muchas veces nos sentimos vacíos, perdidos en la batalla, dueños de nada… porque nuestro territorio es tierra de nadie. Nuestra propia conquista se demora, se detiene, no nos atrevemos a a hacerla. Olvidamos, por hacerlo más fácil, que nada se conquista afuera, sin que eso esté confirmado dentro.

Conquistar el mundo afuera, a veces con ideas que no son nuestras, con afirmaciones con las cuales ni estamos de acuerdo, con formas de sonreír inventadas por alguien más, resulta más sencillo que ir a nuestro fondo y descubrir ¿quienes somos, que creemos? y sobre todo ¿qué queremos?

Es tiempo de quitar de nuestro propio suelo, las banderas que no son nuestras, las que no se parecen a nosotros, levantar la propia y comenzar la conquista ahí… donde no nos atrevíamos, donde siempre el «después»era el dueño de la escena.

Nuestra conquista, la propia, la nuestra, tiene un gran precio a ser pagado y es que no hay batalla sin muertos. Tendremos que correr el riesgo de que muera o se derriben esos muros que no dejaban ver quienes éramos, o nos costará la muerte de alguna relación, al simplemente decir «no queremos» . Son precios altos por pagar, porque la desnudez quizás de frío, y la ausencia nos haga presos de la nostalgia, pero al final esa será nuestra victoria; el haber conquistado los miedos que nos ganaban, reconocerlos, aprender a recorrer el camino con ellos, y sobre todo a estar satisfechos con lo que somos, a pesar de quien solo critica y señala.

Cada uno tiene su propia conquista, porque cada uno va con algo dentro que ha dejado en silencio, por no chocar con alguien más, por,la aceptación, porque otras banderas se veían mejor que las nuestras, porque simplemente no estábamos seguros de nada. Por eso insisto…

La conquista… la conquista comienza por dentro.

Que la vida es así… amor 💙🧢

Que la vida es así amor,
Que no sólo se sube y se está arriba,
Que también las bajadas sirven
Si tú estás en ellas.

Que tenemos el derecho de
Conquistar la cima,
Hacerla nuestra, respirar su aire
Pero que también es nuestro
El derecho de abandonarla,
Recoger la bandera
Y saber que ha llegado el momento
De marcharse.

Que fue bueno…¡Claro!
Mirarte ahí, movido por el viento
Sentir tu alegría ,
Verte completo
Pero no necesito estar ahí amor,
Para estar contigo,
Para saberte mío,
Para que cambie a primavera
Lo que estaba desierto.

Que lo importante es que esté,
Esa es la magia,
Que te mire en cualquier lado
Aún en donde no estés,
Que yo estoy porque quiero,
Que te veo amor, si estoy arriba
Si toca bajar
Y estar al fondo,
Simplemente yo te espero.

Que la vida es así amor,
De tocar cimas
Y tocar fondos,
De meter la mano
Hasta la entraña
Y luego acariciar la
Superficie,
Que te siento en cada poro
Sin que estés,
Y aún estando,
No te toco.

Diferentes… o camuflados?🎨

A veces pareciera que confundirnos con el entorno que nos rodea, resulta la opción más práctica y cómoda de llevar la vida.

Ser diferente, no pensar como la mayoría, exponer lo que se siente, con respeto por los demás, pero sobre todo con respeto por uno mismo, muchas veces puede no resultar tan agradable para los que nos rodean.

Entonces terminamos con el camino de la vida lleno de un camuflaje que nos oculta a todos (unos de otros).

Le tememos tanto a la censura, que preferimos convertirnos en el mismo color que tiene el dedo que la ejerce, el que señala, acusa y condena, y con eso nos sentimos librados por un momento… pero ¿cuánto tiempo durará eso?

Si estamos a gusto con el color del entorno y por tanto nos confundimos con él, es lógico que queramos mantenernos así. El detalle es pretender ser uno más del montón, cuando hay algo que grita dentro de nosotros mismos que podemos marcar una gran diferencia.

Tenemos la opción de ser camaleones ante lo que nos rodea (personas y cosas) o simplemente aportar nuestros propios colores a todo lo que de alguna manera forma parte de nuestro mundo.

—¿Qué eliges? ¿Usas tus tonos o es mejor esconderte en el de otros..? 🎨

Tarde encendida de Mayo… 👀💥

La de ayer, fue una tarde encendida de esas en las que no me puedo quedar indiferente aunque quiera.

Dejar que sus colores me abrazaran, me hizo pensar una vez más que: Nada deja de ser, porque simplemente nosotros no le demos la importancia debida…

La belleza es algo que existe, al margen de que la reconozcamos o no. Cielo, eres un espectáculo.

Como todo lo importante, no deja de ser porque se le reconozca o no, como tal. ¿Acaso cambiaría estos colores, porque yo me negara a verlos? ¡Simplemente no!

Lo que puede ocurrir es que sea yo quien me lo pierda, pero lo bello seguirá siéndolo, con o sin mí de espectadora.

Igual ocurre con lo que se siente. Se tenga reciprocidad o no, sea reconocido o dado el trato que pudiéramos esperar o no, lo que sentimos no se borra de un solo plomazo por la realidad que a veces toque.

Mayo, agradezco este atardecer encendido, que despertó mi día, el cual luego de tener unos cuantos en el claustro que dan las preocupaciones, recibir este maravilloso regalo, hizo la diferencia.

Cuando el cielo se enciende, el corazón se nos alumbra.

Vivir… una experiencia de sube y baja 🏂

La vida…

Esa de la que se oye hablar tanto. Que si recetas para estar bien ella, que cómo evitar que esto te afecte (y lo otro también), que aprende a subir y a quedarte arriba y toda esa sarta de cosas que a veces nos hacen pensar que siempre todo estará bien.

Lo cierto es que regularmente no es así… y lo más cumbre, se puede poner peor. Sí, así como dicen que «lo mejor está por venir», también lo peor está escrito en el porvenir.

Si se trata de subir, podemos encontrarnos con colinas tan empinadas, que casi nos voltean hacia atrás. Debemos hacer el rol de alpinistas, sin serlo; pero como la cosa es subir, pues ni modo, le hacemos y llegamos a la bendita cúspide. Y luego de allá arriba… ¿qué? ¡En algún momento toca bajar al mundo de los mortales! Si te convertiste en Zeus o algún tipo de semidiós, ¡te va a costar bajar!

Si se trata de bajar, a veces es tan fuerte que no lo podemos hacer a pasos, sino que literalmente «rodamos» y lo que llega abajo no es nuestra mejor versión precisamente. Desde allí, hecho polvo contemplamos la cima como ese lugar de donde nunca quisimos o debimos salir, pero salimos, nos fuimos ¡se acabó! Al menos como era en ese momento, se terminó.

La vida y sus caminos para arriba y para abajo.

Si vamos a tener que subir o bajar, el detalle sería no perder en el trayecto nuestra identidad, quiénes somos. No eres más tú, porque subas y llegues allá, donde todos esperan (y tú con el gran todo); ni eres menos tú, porque te quedes atascado un rato y estés en picada.

¿O es que acaso lo que somos se circunscribe solamente a alcanzar algo, a vernos de alguna manera o a estar con alguien? Definitivamente no.

Si la vida trae toda esta serie de intríngulis y hay que subir o bajar, no es mejor hacernos del instrumento que mejor nos acomode para hacer una cosa u otra. ¿Sabes escalar? ¡Pues dale! Te darás vida con cada dificultad en la subida y bajarás de forma audaz con tus arneses. Eres de los que tiene mucha fuerza y «a mano limpia» y corriendo puedes subir y bajar como en una maratón; ni se diga más, ¡vuela!.

Será que eres de los que le da miedo las alturas (como yo) y necesitan ir hablando con alguien para no ver mucho lo lejos que se ve todo abajo, que tropiezas y casi te caes y requieres de una mano que esté ahí para sostenerte unas veces y dejarte caer otras. De esos mismos que agradecen una voz de ¡cuidado! Cuando te provoca lanzarte al precipicio u otra de ¡dale no te pares! Cuando no recuerdas porque comenzaste a subir o a bajar. La persona debe ser especial, o cualquiera quiere subir y bajar contigo (ni conmigo, tú lo sabes)

Tal vez eres un buen skate, y con patineta en mano, te arriesgas a hacer pericias cuando toca subir, luego de agarrar un buen impulso y dejas lo mejor al bajar, para así demostrar la mejor de las piruetas.

Como quiera que sea, si ya sabemos que toca subir y bajar, no nos neguemos un «yiiijjjaaa» y disfrutemos la vida con todo lo que trae.

¡Ah! y disfrutar no quiere decir que todo sea sonrisa y y placer, sino que con cada cosa que nos ocurra, tanto de subida o de bajada, sepamos que eso no es lo que nos define y que podemos seguir siendo nosotros mismos, con medallas por un logro o con cero en la boleta. Unas nos convocan a la fiesta otras a mayores empeños, pero todo indiscutiblemente debe llevarnos a VIVIR.

Que se oiga tu grito de vida, cuando subas o bajes… «escriboloquesientoypienso» es mi grito.

Échale color… 🖌

¿Eres de los que les gusta decorar? O acaso no pintas ni en el block de dibujo de los párvulos. Como quiera que sea, todos podemos dibujar o colorear en las paredes de la vida.

La experticia viene con el paso del tiempo….

Solo basta que decidas que color vas a colocar, y de ese mismo tono se irán pasando las horas. El tamaño de las paredes de la vida (tu vida) lo escoges tú. Habrán superficies más o menos lisas y dispuestas a recibir el color que tú traigas, pero en todas, si es color alguna marca dejará.

Cuando éramos niños, nos encantaba llenar de colores las paredes y nuestros padres como buenos cuidadores se las ingeniaban para evitar que nuestras dotes de pintores, inundaran toda la casa, restringiendo en el mejor de los casos nuestras capacidades artísticas a un pedazo de una pared determinada o en el peor, quedaba castrada nuestra inspiración con un castigo por «rayar las paredes».

El detalle es que crecimos, pero siguen habiendo «paredes » y la ausencia de color en ellas, nos envuelve en un largo y profundo tedio que consigue muchas veces hasta asfixiarnos. Traemos en nuestro interior todas esas limitantes con respecto a los cambios: «eso es blanco, toda la vida ha sido así….¡déjelo así!» Y nuestra intención de aportar nuevos colores se retrae, se guarda la paleta, no existen los rodillos (son censurados) y nos sentimos simples Grafiteros renegados.

Lo bueno es que la vida, sigue teniendo paredes. Sí, la nuestra, para no meternos con la vida de otros y sus paredes; y en esa si que podemos colocar los colores que queremos.

—¿Hasta cuándo quedarnos con el mismo tono que no nos gusta?

Nuestras paredes emocionales, las que nos sostienen, y al final son nuestro soporte, pueden estar pintadas del color que nos apetezca. No faltará quien diga que: «el amarillo no le parece porque es muy escandaloso o el azul no es para cualquier ocasión, o que el verde sea nada más para algunas causas sociales y que el rojo lamentablemente lo asocien a ciertas prácticas políticas » El caso es, que todo el que opina, lo hace desde su conocimiento, limitación o percepción, más nada. Pero esa es su manera de ver las cosas, o necesariamente debe ser nuestra forma de percibirlas.

Entonces que cada uno tenga el camino incoloro que quiera, pero nosotros (tú, yo) debemos sentirnos suficientemente libres para asignar el color que deseamos.

Hoy escojo el azul, pinto las paredes de mi vida, las de adentro, las que realmente veo con ese tono. Azul como el Cielo, no podía ser de otra forma, tú lo sabes. Azul que se me traduce en amplitud, en libertad, en un mar que no se detiene y una inmensidad que no se mide. Voy pintando mis pasos hoy así, para no olvidar que un paso parece poco, pero si vamos dando cada vez lo que nos tocan, sin lugar a dudas avanzaremos. Todo es cuestión de hacerlo.

Quien se levante con su dedo acusador y su nariz en alto, con la crítica a flor de piel, para destruir la esperanza de cualquiera… a ese también lo pintaré de azul en mi mente, y le confundiré con un pedazo de cielo, esto me hará que le sonría, y quizás le desbarate el arsenal tóxico que esa persona traía.

Coge tu rodillo, tu brocha, tu pincel pinta tus paredes del color que prefieras, no te lo dejes arrebatar, por quien se empeña en tener perdidas sus pupilas, a punto de no disfrutar de lo que un color puede significar a nuestra vida.

¿De que va tu vida hoy?

¡Échale color! ¡Son tus paredes! 💙

Mayo… que van pasando los dias🌅☀️🌻☁️

Mayo que va pasando y con él, las cosas que sus días dejan.

Luna ya se muestra una vez más en el horizonte, recordando que la vida es cíclica y que aún las peores cosas que sucedan, tendrán su tiempo de expiración.

La compañía de un pequeño lucero en su escenario, nos invitaba pensar que a solas la pasamos bien, pero solos no queremos estar.

Tan lejos uno de otro (Luna y lucero) pero en realidad tan cerca cuando quieren aparecer y verse juntos. Todo es cuestión de cómo se perciba.

Mayo también de nubes grises apareciendo a cada rato, e igualmente de Sol que se abre paso y no se deja. Como los de amores grandes con todo en contra, que persisten y se las juegan. Como esos ideales que se manifiestan, y por ellos se deja la vida en la pelea, luchando hasta donde den las fuerzas.

Mayo vestido de azul, y nubes suaves, como dando una apariencia de calma, una tregua. Recordando que a veces no todo tiene intensidad todas las veces, sino qué hay momentos de paciencia, de tonalidades más tenues, de un viento menos fuerte, que hay lugar para las sutilezas. Los días se visten de distintos matices, como para ser vistos o ignorados, como sabiendo qué hay quienes los aprecian.

Mayo con caminos arriba que sugieren Alegría, con matices rosados sin que exista pena. Cielo que se abre para ser tocado y a qui abajo vemos sin poder tenerle. Maravillas que nos rodean, pasando casi desapercibidas, hasta que pensamos en un momento como sería no tenerle, no verle, no admirarle. Entonces cambia nuestra perspectiva.

Mayo, el del sol de la mañana, de la claridad que quema, de realidades a las cuales no podemos escaparnos. Así como la vida que nos toca, la que palpamos sin más remedio, como esos deberes a los que estamos atados y son tan claros que nadie se atrevería a obviarlos.

Mayo que me recuerda tantas cosas… preámbulo de flores que se acercan, lluvia que también llega en algunos lados, año que transcurre y su mitad también avanza. Tiempo que transcurre y se va en nuestras propias manos.