Algunas vez te has levantado y al colocar el pie en el piso… ¡descubres que está mojado!
En estos días, me amaneció así, entre aguas…🙄 llegue a la estación más fija de cada día, la cocina, y entre el apuro que trae el hacer todo para estar a tiempo, mis pies se encontraron navegando…
El piso se convirtió de manera mágica en el espejo del techo… ¡claro, el agua lo acercaba!
Una gota, una sola gota de esa constantes, de las que piensas que algún día se cansa de “gotear” pero que así no sucede, bueno de esas.
No se atendió a tiempo, no se cerró la llave de paso que debía, no se hizo esto, no se hizo aquello y en fin… abundan las excusas cuando los momentos malos llegan.
—¿Porque ocurren estas cosas? Me preguntaba yo en mi mente, mientras lidiaba con el disgusto propio de una situación cómo está.
Entonces, inevitablemente vinieron las lecciones.
Más allá del agua, del charco formado, de mojarme los pies y que todo se atrasara, de escuchar el sermón de la mañana buscando culpables, cuando lo que sucede es que quien debe hacerlo, no lo hizo… me llegó la reflexión para mi. Y es que:
💭Debemos tener sentido de la oportunidad. Ser asertivos.💭
Cuando la gota comienza a caer, nos da la oportunidad de buscar una solución sin que ocurran males mayores, pero si lo dejamos así, esperando de de forma mágica que el asunto se solucione, simplemente estamos abonando la tierra para que algo que no nos guste, florezca.
Era más sencillo arreglar una gota, que cambiar luego hasta un gabinete que se dañe por el agua o tener que con vergüenza aceptar los reclamos de un vecino que diga: —”tu gota” me abrió un hueco en mi techo.
En fin, el efecto cascada por no actuar cuando podemos hacerlo, no en emergencia, no porque no quede otra opción, es incalculable. Lo que me lleva a reflexionar es que vale más estar atentos a lo que ocurre en nosotros; para así evitarnos males y dolores mayores.
Me quede pensando en mi… y cual es esa gota que continuamente cae, perforándome el ser y abriéndome una grieta… y me pregunté (y aprovecho y te pregunto):
—¿Esperar a que se desborde es mejor que actuar ahora? Por su puesto mi respuesta ha sido que ¡No! (¿Como ha sido la tuya? No se)
Entonces nada, me voy acercando en este andar entre mis laberintos internos, a donde está la gota, y por lo pronto cierro la llave, para evitar ser más receptor de una “inocente” y pequeña gota, que si la dejo así, puede perforarme el alma. Debo decidir, cambiar la llave, quizás de lavaplatos y quién sabe de pronto hasta de casa…
Lo cierto es, que no sirve solo accionar por reacción. El mayor valor de una acción, es llevarla a cabo en el momento justo.
En eso andamos… escuchando el ruido que hace la gota al caer, proponiéndome hacer lo necesario para que no me inunde y no terminar con el ser, como un piso mojado destilando gotas amargas por cualquier lado. No, definitivamente, me niego a eso.
Gota a gota se llena el vaso y después se desborda. Antes que se llene.. y evitarás lo que comentas.
Saludos 🖐️
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Ciertamente es así JM, la gota avisa; atentos debemos tomar acciones. 😊
Abrazote
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Saludos Awilda 🙂
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Una gran lección que deberíamos tener bien presente Awilda, antes de que los daños vayan a mayores. Un abrazo.
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Así es querido Carlos, a veces es mejor prevenir que lamentar luego.
Abrazote.
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El hecho más nimio te lleva a la inspiración en cualquier acto de la vida diaria. Me gusta la comparación. Un abrazo.
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Claro querida MariaPaz, todo lo que nos rodea puede estimularnos y traer lecciones implícitas, basta con descubrirlo.
Gracias por estar.
Abrazote
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A mí cualquier cosa me inspirar al menos a escribir aunque sea cuatro líneas.
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Así mismo Te percibo, con mucha sensibilidad y las letras tus eternas compañeras.
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