Es muy fácil para el humano levantar juicios y opinar. Somos propensos a ello.
Si vemos una espina, lo más rápido es criticar su forma, su esencia y lo peor aún, emitimos nuestra valiosa opinión acerca del porqué no deberían existir, ya sea que nos hallamos puyado con ellas o que simplemente no nos gusten. Por uno o por otro extremo, opinamos, juzgamos y de una vez, condenamos.
Si nos tomáramos el tiempo para observar que es lo que protege esa espina, quizás tendríamos menos tiempos para lanzar criticas y juicios “a priori “. Y encontraríamos quizás una belleza escondida y hasta una sorpresa agradable, resguardada por una espina.
Resulta fácil y rápido emitir una opinión al ver a alguien con la expresión que no nos agrada, o con la actitud menos positiva posible. Enseguida empezamos a hacer conjeturas, cuestionamos su proceder y dictaminamos, que todos podemos en todo tiempo estar bien, si eso queremos. Como si decirlo ya lo hiciera posible, tal como si con decir “agua” se nos quitara la sed.
Si nos tomáramos el tiempo y dispusiéramos nuestro ser a saber que ocurre en la otra vida, quizás encontremos que esas “espinas” sólo están cubriendo una herida muy grande que a lo mejor está abierta y que ha dejado latente un inmenso temor a ser lastimado nuevamente.
Ante la inclinación a opinar y juzgar, tomemos el tiempo para acércanos con pensamiento comprensivo y dispongamos los sentidos, para entender lo que otro siente.
😔
Puede que a veces se escoja
la peor forma de protección,
pero eso no hace menos cierto o importante
que allí exista un dolor
Yo digo que hasta el diablo merece el beneficio de la duda.
Saludos Awilda ✋
Me gustaLe gusta a 1 persona
Cada vez parece más conveniente contar hasta diez antes de formarse una opinión. Los prejuicios nos sirven para encasillar a las personas en el papel que más nos conviene y luego llegan las sorpresas. Un besazo.
Me gustaMe gusta