Con naranjas o limones… 🍊 🍋

«Si del cielo te caen limones…»

Creo que alguna vez hemos escuchado este refrán o dicho popular, y simplemente nos resignamos a hacer limonada.

Como me parecieron más apetecibles las naranjas para el día de hoy, las escogí naranjas para pensar un poco en lo que nos decimos a nosotros mismos con el siguiente tipo de palabras:

«Si toca, si no hay más nada, por lo menos» son frases que hemos acuñado con mucha fuerza últimamente en mi país. Y me pregunto: —¿Es que tenemos que hacer de la resignación algo cotidiano?

Inmediatamente, lo que soy responde: ¡No!

Y si, estoy clarísima que si tenemos limones, no hay que querer fresas (o quizás entonces empecemos a descubrir que eso es precisamente lo que queremos 😳) el detalle es que por tener las naranjas , limones u otros cítricos qué tal vez nos causen hasta un malestar de estómago, si es que somos delicados, no nos atrevemos a más nada.

Andamos con el saco de naranjas, aún pesada y hasta podridas para donde vamos (🙈jajajaja), porque es «lo que toca» porque «no hay de otra » y el pensar de esa manera nos mantiene en el umbral de la resignación, negados a dar un paso o al menos soltar el pesado saco.

¡Si lo que tenemos son naranjas, por favor que sean jugosas! Sino ¿para que sirven?

Dicho sea de paso sacar jugo de algún cítrico no es tan fácil como parece; tenemos que hacer un esfuerzo para ello. Entonces, tengamos las naranjas porque queremos comerlas, apretarlas, sacarles jugo, aprovecharlas, no por estar resignados y no hagamos nada con ellas.

—¡Ah y si hacemos jugo, que sea dulce! 🍊 🥤

Nota: Si «Del cielo te caen limones… » ¡también podemos devolverlos! 😃

Despertar, ver, entender… 😊👀

¿No has sentido alguna vez la sensación de estar perdido(a)?

Eso que hace que aún viendo, no veamos; que tengamos algo ante nuestra propia nariz, y simplemente tenemos el juicio nublado…

Si te ha ocurrido, tranquilo (a) ¡somos humanos!

El detalle de todo eso, es ¿cuánto tiempo somos capaces de sobrevivir en ese estado de negación?

Esto nos puede ocurrir y dejarnos atados a cosas o personas equivocadas, a victimizarnos por un tiempo en el que pudimos más bien disfrutar de lo que ocurrió , o también puede llevarnos a perder oportunidades.

Podemos estar ciegos tanto para aferrarnos a alguien que ya ni siquiera está, como para soltar o no valorar a quien si quiere estar a nuestro lado.

También el punto ciego podemos desarrollarlo con respecto a un trabajo del que fuimos despedidos ocasionando tanto ruido en nuestro ego, que no hay forma de que aceptemos otra oportunidad laboral diferente, así se presente.

Estar perdidos o sin visión puede además alcazar hasta nuestro mejores talentos, cuando nos empeñamos en «suicidarlos» de alguna manera, simplemente porque a alguien no le gustamos y como única salida, optamos por escondernos. Entonces la inconformidad nos acompañará en cada hora de nuestros días.

En fin, el punto ciego es algo normal en nosotros los humanos, porque a menos que demos vuelta o giremos nuestra cabeza, tendremos partes que no seremos capaces de ver en algún momento. Eso aplica en lo físico y hasta en lo que no lo es.

En ese momento, contar con alguien más que nos sirva de alarma o recordatorio de quienes somos, es favorable. Tal vez nos toque escuchar cosas que no queremos, pero que igual nos harán bien a la larga. Quizás comenzaremos a ver otras que estaban ahí y que no nos afectaban mientras no las descubrimos y que luego si lo harán. Pero en resumidas cuentas, tener un «lente» adicional que nos ayuda a revisar nuestro camino, es un privilegio por el cual podemos sentir gratitud.

Despertar, es algo que a veces podremos hacer solos, otras se nos pegarán las cobijas y quien nos ayude a hacerlo con amor, se quedará en nuestro día.

Entenderemos mejor cuando podamos ver mejor… sabiendo que a veces vemos mejor a ojos cerrados. Ya no estaremos perdidos.

¿Quién avanza entre huecos? 🙁💭

Un día en las calles de mi vida

Y el camino inevitablemente me hace pensar, pero hoy también se coló en mi, el pesar.

El día llego como en penumbras, como diciendo: —Mejor te quedas y no vayas, que se te cure un poco la herida, esa que sangra.

Pero igual me fui…

El tráfico estaba pesado y la prisa que llevaba, me hacía notar más que así fuera. Pero aunque hubo muchos momentos en que todo se despejaba, era imposible avanzar como quería.

Entonces inevitablemente caí en cuenta de la realidad que a veces quiero obviar, para poder respirar aún en el caos.

— ¡Los huecos no dejan avanzar! Eso fue lo que termino diciéndome mi voz del interior.

Sí, el camino tiene huecos. Ahí caemos y nos lastimamos.

¡Simplemente no avanzamos, como país, como nación, como gente!

Y corremos el riesgo de acostumbrarnos, que quedarnos en letargo de sentirnos simplemente desahuciados. El hueco está ahí, caemos y punto. Nos sentimos muertos.

Hace un año esto era territorio de protestas, hoy ya quedan solo recuerdos de un pasado.

Y de muertos que una vez se sublevaron, esculturas que ya no pueden hacer nada.

Doloroso es ver la dejadez, de quien tiene en sus manos el bienestar, y en lugar de eso solo se muestra insensible a lo que en las calles pueda pasar.

Sentí que el corazón me dolía al ver a Venezuela en pequeño, en mi zona, caerse a pedazos.

Y no importa si la culpa es de estos que ya están hace una eternidad o de los que se fueron y matan por regresar. Importante es que nosotros como país nos podamos encontrar.

Que existan nuevas propuestas, ganas de trabajar, de dejar de una vez por todas de hacernos mal y pretender pagar el mal con mucha más maldad.

Los huecos en el camino nos impiden avanzar, la falta de humanidad nos impide preservar, eso que es tan importante, eso que es la dignidad.

Venezuela la mía, la del Sur…

Una vez más me levanto y te observo y junto al grito de los que ya no tiene voz, porque quizás están muertos, dejo escuchar también la mía diciendo: —¡Tenemos que despertar!

Ningún país se construye y se sostiene mediante la maldad.

Ninguna sociedad puede llamarse «social» si no hay sensibilidad de unos ante otros.

Ninguno puede clamar paz, llevando entre sus manos un puñal.

Todo esto, nos deja «huecos», vacíos de la esencia que nos ha caracterizado por los siglos. Pureza en alma, solidarios ante la necesidad, hermanos sobre cualquier diferencia.

Y entonces se nos hace más largo el camino a transitar, y corremos el riesgo de sólo quedarnos atascados, sin poder avanzar.

Hoy, a pesar de llorar en silencio, dejo que mis palabras traspasen el umbral de la inconsciencia y me permito mostrarme vulnerable, afectada y hasta emocional, ante tanta ausencia de amor y humanidad.

¡Que en algún momento podamos despertar, por favor! 😪

Las alturas… trae lo posible contigo ☁️💫💙

Trae lo posible contigo…

El día, la gente, la vida; traerán constantemente razones y argumentos (y se oirán muy lógicos algunas veces) que estarán a punto de convencerte de que desertes, de ser quien eres y por lo tanto de hacer lo que en función de ello, quieres. Entonces te perderás.

Abrir el corazón no es enquistarse en la utopía, es hacerla cierta cada vez que te atreves a dar un paso por lo que quieres. Nadie habla de que que llegues o no llegues, de que conquistes todo el territorio o no lo hagas; se trata más bien de ir más abierto, más alegre, más liviano. Disfruta.

Si ya afuera están los límites, los «No» que abundan, y los «cuidado» más con intención de que te retraigas y no seas, que con intención de que nada malo te ocurra; porque lo peor que puede pasarte es que no te pase nada 🙄. Adentro más que afuera.

Un paso, un grito, un vuelo, una carcajada, un hacer y atrevernos, puede marcar la diferencia en la vida de quien lo haga. Vuela.

Una vez con el corazón abierto, despierto y dispuesto a vivir… elevado a las alturas; podrás pisar la tierra más dura y aun con golpes y caídas, seguirás sin sentirte herido; porque simplemente estarás por encima de eso. Libre.

Suficiente con todo lo externo que estorba, no te quedes en ello… trae lo posible contigo Y sobre todo, llévalo a donde quiera que vayas. Sueña.

Errores, aciertos… oportunidades 🙈🎯😊

Simple!

Quien se empeña en desarrollar relaciones tóxicas, contaminando todo lo posible hasta acabarlo, deberá resignarse a vivir con las grietas, de lo que pudo ser un bonito camino.

Las oportunidades son oportunidades, para quien sabe aprovecharlas. Para los demás, son desperdicios.

Nota: Esta entrada, como todas las que subo tiene una imagen. En vista del poco espacio que e queda en WP estoy migrando las imágenes a Instagram, para liberar espacio y poder seguir escribiendo por aquí. Si quieres ver la entrada con la imagen puedes ir a @escriboloquesientoyoienso.

Coincidir… dejar pasar 🌎 🌀

La coincidencia de encontrarnos,
De mirarnos,
De amarnos,
En un planeta tan grande,
Tan diferente,
Tan amplio.

Es algo que dejarlo
Para el ambiguo «después»
Para el seguro «nunca»
Para el inoportuno «luego»
Nos dejará la vida
Llena de vacíos,
De sin sabores,
De huecos.

No se tú, pero yo creo
Que coincidir contigo,
Dos mundos en paralelo,
Dos historias tan distantes,
Formas diferentes de cuento,
Ha sido de los milagros
Que se transforman en verso.

Hoy coincido una vez más
Vengo por ti,
El corazón, conmigo…
Desde este lado de la vida
Desde aquí, quizás muy lejos,
Con las ganas de buscarte
Con el amor por consejo
Solo pasaba a decirte
Que lo que siento,
Es muy cierto

Por eso yo no lo dejo,
Para después o
Para nunca,
Porque honro el sentimiento
Coincidencia, providencia,
Destino, camino, Cielo
Encontrarnos tú y yo,
Es razón de estar
Contentos.

De las cosas cotidianas 13… un café, despertar!😴👀

¿Un Café..?

—¿Eres de los que necesitas un café para que el día pueda despegar?

Pues, eres del club de los humanos que saborean la vida jajajaja.

En estos días, mientras preparaba y servía el café de la mañana, justamente pensaba en esto…

—¿Qué hace el café en nuestra mente, que nos mantiene despiertos?

Claro, debo confesar también, que no soy tomadora de café. Aunque lo preparo y queda bien, no lo consumo. Me gusta su olor, me impacta su color, no me disgusta su sabor, pero no lo consumo, y de hacerlo es de forma muy esporádica.

—¿La razón?

Está dentro de las cosas que mi organismo no recibe bien. A estas alturas de la vida, me doy el lujo de escoger entre las cosas que no me sientan del todo bien, las que prefiero asumir. Entonces, para arriesgarme por algo que puede causarme algún malestar, tiene que cautivarme hasta los huesos, que me guste a rabiar, y que lo que me haga sentir haga parecer ínfimo cualquier punto negativo que me pueda acarrear (aunque para otros pueda parecer enorme).

Pero volviendo a mis pensamientos sobre el café y despertar… —¿Porqué lo consumen?

—Pues, por algo muy simple ¡Porque gusta su sabor!

Más allá del efecto que la cafeína y todo el componente que en si mismo trae el café, es por su sabor, por su olor, por la sensación que da. Los expertos sabrán más de reacciones químicas u hormonas segregadas en el organismo. Yo lo que sé, es que:

—El exponerse a eso, mantiene a más de uno… ¡DESPIERTOS!

Entonces inevitablemente pensé:

«Dependiendo de la persona, su café «

Y es que de acuerdo a aquello que nos llame la atención, estaremos despiertos y dispuestos a tener los sentidos en algo.

—¿Porqué abrimos los ojos día a día? ¿Cuál es ese café que nos mantiene despiertos? ¿Dónde está ese sabor que quieres repetir? ¿Cómo es esa fragancia que te llega hasta lo profundo y te saca un suspiro? ¿Quien hace que corras a tomar una llamada?

Las alarmas a veces no son suficientes para hacernos despertar, ni llegar a tiempo (creo que alguna vez has llegado tarde aunque sonó), pero ese «Café » que despierta nuestra alma y se cuela en nuestras ganas, nos mantiene el corazón despierto, aunque estemos dormidos. Creo que te prefiero, eres café.

—Es lunes… ¡A por un café! ¿Si? ☕️ 😉

Junio que sigue pasando las páginas de sus días… 🌿🌸🌧☀️

Este ha sido un mes bonito .

Un mes en que se han afinado mis ojos para descubrir la vida.

Y es que a veces creemos que el mundo es sólo el pedacito que vemos…

Hasta que afortunadamente nos damos cuenta que debemos estirar nuestros pensamientos y dejar que vuelen.

Entonces somos capaces de encontrar en el camino, lo que a través de un juicio limitado o sesgado, jamás habríamos descubierto.

Lo que nos lleva de manera providencial a respirar la vida, a sentirla, a saborearla, a vivirla… esos nos lleva a apreciar que aunque parezcan iguales, cada día tiene su especial diferencia.

Dejamos por voluntad propia, lo que simplemente no queremos más. El peso que nos tira hacia atrás, sacamos la espina de nuestro pie.

Los amaneceres también se despiertan más temprano entonces, iluminándonos el ser e invitándonos a sonreír.

Y nada de esto sucede, si los ojos de nuestro interior no despiertan.

Sentir la vida, sus colores, sus intríngulis cotidianos y hasta los que no lo son, permite que tengamos una perspectiva distinta.

Volverse más atento a lo que ocurre primero dentro de nosotros y también de lo que sucede a nuestro alrededor, nos deja que estemos más alertas lo que hace que apreciemos de manera más consciente cada cosa.

Descubrimos que el gris no nos tapa por completo la luz que se esconde en algún lado, sino que nos lleva como un signo Perfecto, a encontrarla.

Descubrimos además, que cada detalle aunque sea pequeño, trae su brillo implícito, con un universo de cosas que se mueven en su centro. Solo basta que nos detengamos y lo encontremos.

El cielo simplemente se abre… cuando somos capaces de tener el corazón también abierto.

Pero no solo ocurren maravillas por arriba, sino que pegadas al suelo también se nos presentan. La vida apareciendo por todos lados.

Su movimiento recordando que también podemos movernos, como parte de la oportunidad que tenemos.

Sentimos que la vida es un árbol, al que podemos subir y sus ramas disfrutar de su abrazo, sin más necesidad que la de contemplar y estar en ella.

Y los colores florecen a nuestro paso, llenando de alegría algún rincón que se encontraba vacío de ella.

La certeza de su presencia nos permite escuchar nuestros latidos más fuertes y las hojas se pintan de colores intensos para confirmarlo.

No existe ningún desperdicio en el tesoro de la vida, cuando nos atrevemos a descubrirlo.

La gratitud llega de forma natural a nuestro encuentro, y cada maravilla tiene un destello de gracia que mueve lo que somos a ser mejores.

Descubrimos además, que los milagros ocurren de forma tan recurrente, así como las estrellas tocan la tierra continuamente aún cuando no nos damos cuenta.

Junio de belleza, de color, de cercanía, de despertar. De que sepas una vez más (repetida a la millonésima oportunidad) que estoy aquí, con el sentimiento vivo y el alma más despierta. Aunque ya lo sabes, vale lampean decírtelo de nuevo.

Junio que me ha acompañado a florecer..

junio que sigue pasando sus páginas y yo camino despacio, pero más por disfrutar que por cansancio.

Junio en el que te veo, porque ya no me dejo invasor por la distancia.

Atrevernos… a vivir de cerca 🐚📲✉️🌊

La vida es más que mirar de lejos.

La vida consiste en tomar el riesgo de «Acercarnos«. Y para ello es necesario, jugar con el miedo (no desaparecerlo), abrir los sentidos y sobre todo atrevernos.

Todo implica riesgos. Vivir en si mismo resulta lo más peligroso en esto que propiamente llamamos vida; sin embargo todo lo que es interesante, agradable o de valor hace que asumir el riesgo, pasar el susto y desgastar de alguna manera los sentidos, valga la pena.

Cuando algo (o alguien) está lejos, eso viene producto de circunstancias que elegimos o simplemente de situaciones que nos salpicaron de alguna manera, cuyo resultado inevitablemente es una pequeña palabra de tres sílabas, pero con implicaciones dantescas para algunas vidas. D I S T A N C I A.

Entonces la vida, si la nuestra, se convierte en una constante salida «a ver vitrinas». Nos acostumbramos a ver las cosas (y hasta las personas) de lejos. Terminamos poniendo la mano sobre el aparador y suspirar diciendo: —Cómo me gustaría tocar esto (o a ese), probar esto o aquello, saborear o palpar eso que desde aquí se ve lejano e imposible.

Nos acostumbramos a ese esquema, y la vida se nos convierte en una suerte de «codicia mal sana del alma» que no nos lleva a ninguna parte (al menos no a ninguna parte disfrutable o que nos enseñe).

Nos ocurre el fenómeno de la distancia… y es que todo allí se distorsiona. De lejos, lo grande suele verse muy pequeño. Los colores reales no se aprecian y sobre todo, lo más importante…. desde la lejanía, la distancia parece infranqueable.

Pero ¿Qué ocurre cuando nos acercamos?

Primero, jugamos con el miedo. Aunque no desaparece terminamos devolviéndole «la pelota» a su cancha, mientras vamos comiéndonos la distancia. Eso implica «jugar» con el teclado de un teléfono para hacer una llamada, saltar en la orilla del mar y pretender permanecer seco, dar pasos aunque parezca que el camino se borra.

El miedo no va a desaparecer mientras estemos vivos, así que si lo sientes… ¡felicidades! Lo estás. Sin embargo el miedo puede tener sus garras ocupadas, mientras lo invitamos a jugar.

Segundo, acercarse viene con la disposición de todos nuestros sentidos… esos que conocemos como físicos, pero también con el sentido interno, ese que no sabemos dónde está ubicado exactamente, pero que se asocia al corazón, por ser el recordatorio más claro que tenemos, de que latimos.

Si preferimos estar cerca, nuestros sentidos están atentos. Los ojos buscan dónde está el detalle, despertamos por dentro (vemos hasta a ojos cerrados), el oído se afina para escuchar y también ser escuchado (y ahí la distancia desaparece).

Puedes tocar sin tocar, porque se activa el sentido interno y tu alma siente ese toque que te dan y que inevitablemente también das; estamos atentos a olfatear cualquier cosa que huela mal y nos quiera hacer desistir de acercarnos, de la misma manera un aroma a cercanía se presenta cuando se acorta lo que separa. Simplemente huele a hogar donde los sentimientos pueden aparcar sin temor.

Y los sabores más dulces llegan cuando lo amargo de estar distantes desaparece. Quizás un beso te regale el sabor más exquisito que has podido disfrutar. Todos los sentidos están vinculados misteriosamente a lo que somos internamente.

Y tercero, atrevernos… porque de nada sirve subir al avión, tener el paracaídas puesto, ver el azul y sentir el aire dando en tu cara, si no te lanzas. Jugar con el teclado, llamar y no expresar que no quieres estar lejos, es un tributo al miedo. Estar a la orilla en la playa y no sentir como moja, es hacer la visita estéril. Detenerse porque el camino no se abra, es perder la visión.

Es vital Atreverse. Aunque la garantía de que todo va a ser como queremos no exista. Atrevernos y acercarnos realmente nos permite disfrutar la maravilla.

Acercarnos nos permite visitar el ahora, comprobar que nada era como pensábamos o como simplemente recordamos de las huellas del pasado. Entonces soltamos el peso cuando entendemos que ya no queremos eso, porque simplemente no existe. Pero acercarnos también nos trae la sorpresa, el regalo y la bendición de comprobar la maravilla.

Acercarnos nos permite sentir conscientemente. Descubrimos majestad en los más pequeños detalles, lo que a otros parece sin belleza puede alumbrarnos de forma increíble. Acercarnos permite que los defectos sean tan bien conocidos que no es necesario máscaras, ni maquillajes y aún debajo de las capas de la edad, conseguir brillo en un ser que todavía está vivo.

De cerca no hay apariencias, de cerca hay maravilla.