Desenrédate…. sacúdete 🕷 😱

Que a veces nos ahogamos en los pensamientos, olvidando que ellos no deben estar para atormentarnos.

Nos volvemos obsesivos, sin salir de ellos, al punto que hasta llegan a robar nuestra paz, hasta acabarnos.

Pensar no está mal, me gusta hacerlo, pero sin lo que siento sería solo vacío inmenso que me atrapa.

Por eso yo prefiero sentir y que eso me lleve al pensamiento, porque si es al revés tal vez me mata.

La peor telaraña que pudiera atraparnos, es esa que nos enreda y no nos da respiro.

Como araña que teje y va así tras su presa, le aturde hasta que muere para ser engullido.

Si tienes un pensamiento, de esos fijos que no cambias, de esos mismos que te dejan si ganas, confundido…

Es tiempo de ponerle a ellos una tranca, no dejarlos apropiarse de lo que eres y darles olvido.

Pensar no es para castigarnos por lo que no hemos hecho, ni sentirnos en desventaja o tenernos lástima,

Pensar es para evaluar y enmendar lo vivido, pero también pensar nos lleva a pasar la página.

Sin enredos, sin tormentos, sin imaginaciones huecas que no van a ninguna parte.

La vida traerá su ritmo, con sus curvas y rectas; pintaremos la salida como si fuera una obra de arte.

Si el pensamiento te enreda, sacúdete y da paso a otro, no te atasques, no te quedes como en vida vegetal.

Que el hastío no te venza, ni el cansancio te derrumbe, no dejes que un pensamiento te atrape, te haga mal.

La vida con su amplios o angostos caminos, a veces nos deja lapsos para sentarnos y hasta desesperarnos, pero esas paradas tienen naturaleza transitoria. Reconozcamos eso, y estamos dispuestos a no quedarnos en lo que nos atormenta. Salir es una opción que todos tenemos, mientras haya respiro.

Días de luz… y te veo 🌞

Días de luz…

En los que el sol de se mete por las pupilas, haciéndoles cosquillas para alumbrarte el alma con alegría.

En los que aún escondido se presiente que va a brillar con fuerza, como ese sentimiento que aún cuando nos empeñemos en disimularlo, hace que de nos escape una sonrisa cuando entra un mensaje.

En los que el miedo no es una opción… y lo único que queda por hacer es brillar y dejar que la luz juegue con las sombras, haciéndolas bailar en una danza íntima.

Días de luz…

En los que contemplarla más allá de encandilarme por el precioso brillo de su llama, se me queda grabada más bien para cuando se acabe.

Así como tú, cada vez que te veo y que lleno mi alma con tu risa, para cuando no estés y mi ser enloquezca, te recuerda así… y no te eche de menos.

Luz, para aquellos que se atreven a verla, y entienden que no hay competencia con las sombras.

Mirar… de frente o de reojo 👀

Que a veces decidimos ver la vida de «reojo» como si mordiera, y nos ahogamos en nuestra cobardía.

Vemos sus colores, pero de lejos con temor a presentir lo que viene, y mucho menos atrevemos a perdernos en ella.

Nos decimos a nosotros mismos: «está bien así… es lo que toca » y el conformismo subiendo a nuestra espalda, va helando nuestra alma haciéndola cada vez más fría.

Vemos la vida de reojo, pensando ingenuamente que ella esperará a que tengamos la fuerza, las ganas o quizás la valentía de verla a la cara, de frente y con todos sus colores… los que más nos gusten y quizás no.

Y resulta…

Que ella en cualquier momento se mostrará completa, con todos sus matices y vibraciones. Así, de un sopetón… o de sorpresa.

Lo queramos admitir o corramos a escondernos. Sintiendo o viviendo en la negativa.

Pero, para quien se empeñó en verla esquivo, evadiendo su mirada, obviando sus colores, la vida simplemente será la oportunidad perdida.

Por tanto, cuida a quien le dices «mi vida» y le miras de reojo, examina quien es «tu luz » y ni siquiera le enciendes o a quien consideras «tu cielo» y jamás abres tus alas para volarle.

Porque los pronombres posesivos, no harán que tengas a nadie, ni el solo repetir palabras te hará conquistar su vida… la vida, esa, a colores, se conquista con el pincel en la mano, no dejando escapar ninguno de sus matices.

Que mirar de reojo, no será nunca igual que mirar de frente y bebernos toda la arcilla con los ojos, mientras lo hacemos.

(Voy mirándote de frente… tú, la vida, tú el cielo, tú la luz, aunque me asombre)

De torbellinos y calma… interior!

La vida con sus cosas, con lo que trae y con lo que se queda, a veces simplemente nos voltea.

Ya sea por lo que escuchamos o vemos, estamos propensos a ser afectados por algo o alguien. Los agites del día a día, nos arrastran hasta casi parecer que nos arrasarán y que ya no vamos a poder recuperarnos, pero (no me gustan mucho los «peros», pero esta vez salvan jajajaja) no siempre tiene que ser así.

Puede llover a cántaros afuera, y un millón de quejas llegar percibir de unos y otros, puede que nos lastime la actitud de alguien, ya sea por ser demasiado incisivo o por el contrario altamente indiferente; puede que el entorno se transforme en un completo desastre, es decir, puede que te toque estar en un país como este.

Es ahí, cuando todo depende de lo que tenemos dentro, de quienes somos y que tan buenos somos para subir a una patineta de emociones como ésta, sabiendo que habrá dolores. No es sencillo, pero la salida la encontramos en saber ¿cómo estamos nosotros por dentro? Si, tú… y yo. Nos conocemos…

Si el caos abunda, y estamos suficientemente amoblados emocionalmente, quizás el asunto nos afecte (porque somos humanos), pero no hará que la tierra se abra y nos trague. Estaremos despiertos y seremos capaces en medio de la emoción, de tratar el asunto en frío, con la objetividad que es necesaria muchas veces para salir vivo de un tornado; llámese tornado: una situación difícil, una oportunidad de trabajo que no se dio, un negocio que no cuajó, una relación que terminó.

Eso podremos asumirlo, digerirlo y en el tiempo justo pasarlo, si realmente tenemos algo adentro de lo que estemos convencidos. Como los faros en los puertos más oscuros y con las mareas más altas tocando sus orillas, lo que somos prevalecerá, aún en medio de las más fuertes tempestades.

Quizás se afecte la luz por un tiempo y cueste brillar en medio de la oscuridad, y puede que nuestro interior se inunde del agua de la tristeza, pero eso pasará, porque somos quien somos y lo más importante, lo sabemos.

Por el contrario cuando el torbellino y la tempestad son producidos o están alojados en nuestro interior…. ahí, ¡no hay día soleado que valga! Las oportunidades que se presenten, todas tendrán un defecto para que no las asumamos, aún cuando estemos haciendo algo complacidos aparentemente, por dentro estaremos inconformes; puede que el mejor amor del mundo toque tu puerta y te empeñaras en tontos argumentos.

— ¿Porque?

— Por que podemos hacer frente a cualquier cosa externa, si estamos en calma dentro, si hemos despertado. En caso contrario somos agentes destructores también de lo externo que terminará reflejando nuestro propio derrumbe.

No estamos a prueba de balas, y nuestra humanidad nos da licencia para equivocarnos y tocar el suelo (a veces con todo el cuerpo); sin embargo, esa misma humanidad nos impulsa a que por supervivencia tengamos un soporte de calma en nosotros para asumir los torbellinos externos, sin ser devastados.

—¿Vives en medio del torbellino y aún así puedes recitar en tu alma el himno de la alegría? o…

—¿Vives en el país de Alicia (el de las maravillas) y aún así, tu corazón solo interpreta la melodía de la tristeza?

Todo nace y vuelve al interior… 🌸 yo en los laberintos del mío (de mi interior)

Versos del atardecer…

Y la vida se presenta vestida, encendida,

En colores que no podemos ignorar, aunque queramos

Como esos amores, así de llama viva,

Del cual en nuestra piel se quedan ya grabados.

Atardecer de luz, con emociones fuertes

Que vas dejando en mi, profundas huellas

Dibujas con tus tonos los rincones de mi mente

Y me enciendes al punto de poder ver estrellas.

Tú que lo ves igual que yo, siénteme a un lado

Tú que te escurres como agua entre los dedos

Ven y tócalo, tócame, extiende tu mano

Y verás como yo me convierto en tu espejo.

De tonos, de colores se viste esta tarde,

Y aunque tú no estás, sigues aquí conmigo

Porque aún en mí, el sentimiento arde,

Con pasión de locura y Alegría de niño.

Atardecer de hoy que inspiras estas letras

Cielo, tú que lo cubres, eres marco de todo

Tíñete de color, deja la puerta abierta

Y yo, llegaré a ti, con todos mis antojos.

Defiende tu mente… 💭

En nuestra mente se libran las más fuertes batallas, y podemos ganar o perder la guerra, desde lo que pensamos.

Por eso es tan importante que la defendamos. A veces tenemos que convertirnos casi que en «espantapájaros » ante la lluvia de opiniones con la cual somos muchas veces vapuleados.

Que si debes hacer esto «así», o que lo que más te conviene es aquello… que si esa idea no dará el resultado, porque simplemente alguien lo dice o que lo que debes hacer es esto y aquello, con pasos 1,2 y 3 incorporados. En fin, convertimos nuestro cerebro en un gran depósito de las importantes opiniones de otros.Si tienes que sacudirte para evitar que pongan su nido en ti, ¡pues hazlo!

🧠 Aunque podemos oír lo que otro tiene para decir, cuidemos lo que dejamos colar en nuestra mente, porque eso terminará siendo lo que creamos.

Habrá quien te mande a lanzarte desde el borde del precipicio, garantizándote que te saldrán alas de la nada, y hay quien te dirá que nunca despegarás del suelo, aún teniendo un boleto de avión en tu bolsillo. Debemos ser capaces de defendernos.

💭 Elige como compañero del viaje, a quien pueda entender que tienes momentos muy tristes, sin que eso invalide quien eres y la Alegría que traes contigo; así como también que la fiesta de la felicidad puede vestirse de luto, sin que eso sea pecado.

🧠 No aceptes que te maquillen la vida, como si fuera un payaso que se ríe sin sentido, esa es la mayor de las tristezas, de aquellos que no conocen los verdaderos motivos que existen para la sonrisa.

💭Tú cerebro es el mejor portador de tus ideas de Alegría… esas que te permites cuando eres tú realmente, no dejes que nadie te las anule, secuestre o invalide. Defiende lo que eres, defiende tu mente.

Admiración… seguir

Cuando somos chicos, es común decir: «Cuando sea grande quiero ser como…» y eso nadie lo condena.

Luego crecemos, y empiezan los dolores de cabeza. Nos empeñamos en querer descubrir el «agua tibia» y en hacer las cosas de forma única y original, olvidando que ya otros han andado por donde mismo nosotros pisamos, y que seguir a alguien más o tomar sus aportes o experiencias, no minimiza para nada lo que somos.

Estamos siendo influenciados por alguien, lo queramos reconocer o no. Alguien impacta nuestra vida, para bien o para mal… a alguien admiramos.

Y es que sin admiración, seguir a alguien es simplemente una carrera tortuosa sin garantía de llegar a ni una parte. Los buenos modelos son tan importante para nuestra vida, como cuando éramos chicos, porque es reconfortante alguien que nos inspire.

Siendo barco de papel, y queriéndote echar al mar…

Eso será posible por haber comprobado a través de otros,

Que los barcos pueden florar, avanzar y llegar a atracar en un buen puerto.

No temas identificarte, admirar o seguir a alguien, solo revisa si al hacerlo eso te impulsa a vivir de una mejor manera. Sino admiras a quien sigues, retírate, estas perdiendo el tiempo, su estela no deja algo para ser rescatado por ti.

Eleva tus velas, y comprueba que un día puedes llegar aún más lejos de aquel que una vez te inspiró a no quedarte en la orilla.

En eso consiste realmente seguir a alguien, en admirarlo, en que contribuya a hacerte mejor.

Cuando la luz aterriza… sombras 👀⚡️

Cuando la luz nos aterriza… simplemente alumbra!

¿No te ha pasado que a veces una luz sorprende a tus pupilas y hasta molesta cuando eso sucede?

Quizás es que nos acostumbramos a estar entre sombras, que coqueteamos con la oscuridad y termina gustándonos y entonces un rayo de luz puede ser algo… raro.

De la misma manera son esos tiempos de lluvia que también nos rodean, todo se vuelve oscuro y existe un tono casi amenazante allá en el cielo, que a puede llegar impedir que te muevas de donde estés, por el simple temor a mojarte.

Pero de pronto, la luz se escapa y llega, y con ella un prisma interminable de sus colores… aterrizando en el mero centro de lo imposible; de eso que nos mantenía el alma en vilo y a lo que ya de alguna manera nos habíamos acostumbrado.

¿De qué tamaño es tu sombra? ¿Que tanto te cubre la oscuridad que dejas avanzar en tu vida?

Quizás un dolor que no te atreves a soltar, por temor a que te duela más aún (contradictorio pero común).

Puede ser un trabajo que alguna vez tuviste y sigues anclado ahí, en cómo era, en lo que hacías, en lo bien que te sentías y la nube es tan grande que no te deja recordar con claridad las razones múltiples que tuviste para dejarlo.

Una relación de esas tóxicas, en las que abunda la zozobra, la indiferencia, el desacierto y todo eso se salpica de lágrimas frecuentemente, ante la ausencia de la alegría necesaria para que el Amor, sea amor.

De esas situaciones que no se resuelven, que se tapan con un olvido inexistente, de las palabras que te dijeron y abrieron un hueco interminable en tu alma…

Nuestras sombras pueden ser muy densas hasta llegar a la completa oscuridad, esa misma que nos impide llegar al otro extremo y sentirnos a salvo de nuestros propios demonios, los mismos que atormentan y no descansan.

Hasta que… un rayo de luz en variados colores, nos alcanza. Y se hace visible ante nuestros ojos, todo aquello que estuvo velado.

Descubrimos que ese dolor antiguo que arrastramos y nos empeñamos en darle vigencia ya no tiene razón de ser.

Entendemos que el trabajo que ya no tenemos es un ciclo que tuvo su espacio, pero que ya no es más.

Asumimos que los amores que no suman simplemente restan, entonces ¿porque resignarse a tener algo que no te dibuja sonrisas adentro? ¿simplemente porque una vez disguste que eso era amor (y no lo es)? Y lo dejas.

Eso que nos hace estar atascados y sin poder ver a otra parte, disfrutar otra experiencia y solo pasar la mano por la herida, esperando que aún nos duela, es una sombra oscura que la luz disipa.

Verte vestido de los colores que la luz hace posible, acaba por minimizar esos temores absurdos, y la vida una vez más es nuestra cómplice, nos abraza y decide salir a dar un paseo con nosotros.

Mientras lo hacemos, ella, la vida nos echa miradas de amor del real, y non podemos evitar que surjan estas preguntas:

—¿Cómo me quede ahí, sin ver lo demás? ¿En que estaba pensando, al dejarlo pasar? ¿Qué tonterías tan lejanas eran esas?

Y así la luz nos aterriza, somos su pista, y aunque la oscuridad esté agazapada y nos espere a la vuelta de otra esquina, sabremos verla a los ojos convencidos de que lo que la luz hizo en nosotros nos gustó tanto, que podemos pasar cualquier pasillo en sombras, sin necesidad de quedarnos atado a ello para siempre.

Amanece… hoy también ☀️

Amanece como en una sonrisa que ilumina el rostro, aún cuando tú no estes, aunque yo no sonría.

Amanece y no hay realidad más inminente que ésta, la de una vida que sigue a pesar de quien decida quedarse.

Amanece como cerrando con llave la noche y dejándola en castigo hasta que quiera liberarla, para que juegue.

Amanece y la luz lo inunda todo como quien busca un rincón para esconderse y no lo encuentra.

Amanece porque es lo mejor, porque aunque parezca increíble, sin ti, también los rayos brillan y quizás con mayor fuerza, porque ahora los observo más a ellos.

Despertando… a la vida.

De las cosas cotidianas 18… cuando el caos es lo cotidiano 😖🙄

Vivir en este rincón del mundo es algo muy… especial. Cualquier cosa que hayan oído al respecto quizás se acerca, pero en vivo la potencia se eleva.

En estos días me tocó hacer un trámite, de esos normales ahora, de los que hacen las personas que tienes su esperanza cifrada en salir de nuestras fronteras. Aunque el trámite no llevaba documentación mía, me correspondía a mi hacerlo, así que fui.

Muy de mañana hay que estar para ubicarse en la fila que toque. Todo el mundo allí, con la resignación del que no tiene otra opción que someterse.

Antes de las siete de la mañana todos ahí, intercambiando vivencias , motivos por los cuales salir del país tricolor, anécdotas y experiencias que cuentan a nombre de un «vecino, amigo o conocido» que ya se fue y le va de una manera u otra.

Todos saben cual será su destino, y sus esperanzas están cifradas en otras fronteras, y mientras los minutos avanzan en medio de una calle diseñada para las carretas del tiempo de la colonia, un río de aguas negras es pisado por los carros que pasan al filo de quien está haciendo la cola.

Debes estar dispuesto a estar pegado de alguien más, de compartir una sombrilla por el sol tan fuerte que luego de las 7:00 am está llenándolo todo.

Las historias son incontables, tanto por la cantidad así como por lo particular de cada uno. Hay quien tiene meses de «reposo» y solo están haciendo el trámite para irse con el argumento de que «no pueden reclamarle nada, por el miserable sueldo que devengan»; hay quien tiene permiso para estar allí, porque su jefe sabe que no puede más y que el sueldo no le alcanza.

Y así, un sin número de razones bien o mal argumentarás, justifican este éxodo gigantescos del cual no de ha salvado ni una familia venezolana. Lo cierto es que todo el mundo apostilla y legaliza porque quieren salir de aquí.

En medio de eso, el caos impera, el agua negra que hace saltar cada vez que un vehículo transita alrededor del registro, se une al que se acerca cuando ya el sol comienza a pegar duro y propone lo siguiente:

—Tengo un puesto allá adelante, si está interesado nos podemos «arreglar» (y ya todo el mundo sabe qué hay dinero de por medio).

También está la que con diligencia te ofrece las hojas para los trámites, y hay muchos que quedan (como yo) preguntando:

— ¿Para qué son esas hojas en blanco?

Y como única y clara respuesta recibes al estilo de aeromoza del último vuelo:

—Cada documento para apostilla debe llevar dos hojas en blanco, sino, no te hacen el trámite. ¿las trajiste? (¡Por supuesto que no!) entonces debes pagar tanto por cada una.

Es decir, el mayor trámite se hace en plena calle. Cuando pasas a las instalaciones en apenas dos o tres minutos entregas documentos o retiras… el caos es lo previo

Lo peor de todo esto, es que es lo cotidiano. El caos se presenta en su peor versión y luego de dar una función patética, obtiene el aplauso de todo aquí que le ve.

Cuando el caos es lo cotidiano, tenemos un acta de defunción que experimentamos diariamente.

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De todo este episodio rescato algo bueno. Un funcionario del registro, que no dejándose llevar por la indolencia organiza la cola y la traslada a otra acera cuando el sol es demasiado fuerte para quien espera afuera y lleva horas de pie.

Ese mismo personaje con voz amable hace entrega de las plantillas y la retira para luego poder entrar a retirar los documentos, respeta la necesidad de quien está embarazada o lleva niños pequeños adelantando su entrada al recinto oficial.

Ese también está mal pagado, debe enfrentar muchos problemas a diario, pero está ahí, con su mejor cara y disposición. No podía dejar de mencionarlo, porque él, me reconcilió con la vida, en medio del caos.

Es entonces cuando pienso, que aún en el caos y cuando todo parece haberse ido al… «rincón» hay esperanza de que algo bueno puede pasar. ¡Yo se que si!