Simple…
Somos propensos a cegar nuestra mirada (la interna, la del corazón) de todo aquello que asumimos como seguro, asumiendo que hagamos lo que hagamos estará ahí, a nuestro regreso, luego de nuestro olvido y hasta de nuestra indiferencia.
Cuidado con empeñarnos en señalarle la puerta de salida constantemente a alguien, por creernos seguros de que le tenemos en nuestras manos y no se moverá de donde está; no sea que descubra que puede cruzar el dintel de esa puerta y no querer regresar ya nunca más.
Lo que damos por sentado, es algo que tendemos a no darle el aprecio debido… pero ¡despierta! Todo se acaba naturalmente y más aún si tú insistes en ello. No esperes a echar en falta y sufrir, por aquello o aquel a quien has tenido para ti, y no le has dado importancia.
Consejo: Abre tus sentidos. Ahórrate un lamento.🌸
Totalmente de acuerdo en tu reflexión.. querida Awilda 🙂 Abrazos de luz ❤
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Gracias Mamen.
Un abrazote
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