El respiraba muy agitado, la sensación de que le perseguían cada vez era más fuerte. No estaba a gusto en ningún lado, no sentía seguro, estaba convencido que venían a por él, y le harían daño.
Tomó su bote y se fue al lago. “Aquí el enemigo que me acecha no podrá encontrarme “, pensó mientras precipitadamente se echó al agua y ya en el medio, donde la orilla no se disipaba bien, decidió sentarse y descansar. ¡Lo había conseguido! alejarse era lo que necesitaba. Pero no, la angustia seguía como siempre. El dolor una vez más clavaba su punta filosa en la espalda, al punto de hacerlo encorvarse, buscando alivio.
Y estando ahí, lo presintió más fuerte, sabia que no había escapado, podía sentir su respiro tras él. En el borde del bote, con el agua haciendo de espejo, abajo, doblado por el dolor insoportable del miedo, lo vio… el reflejo en el agua se lo mostró.
Era él, el mismo, y todo sus temores, dudas y angustias, por querer ser quien no era, por solo buscar ser aceptado (al precio que fuera), aunque en verdad por quien lo hacía ni siquiera le quería. Era él y sus miserias no saldadas, y ese peso hizo que se hundiera el bote, no sin antes hundirse su alma en el más grande y despreciable, miedo.
…
💀(El miedo a veces nos salva de algún peligro y también tiene su lugar en nuestra vida, pero el miedo que provocado por creer que no llenamos la expectativa de alguien más, tan humano como nosotros mismos, es un verdugo innecesario que termina ahogándonos los días)💀
Queda claro que el miedo es una carga muy pesada. Abrazos.
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Ufff muy pesada… así es!
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Nada peor que el miedo querida Awilda, nos corta las alas, nos hace dar pasos atrás, dicen que quien no arriesga no gana, y solo se arriesga con valor.
Palabras magistrales nos dejas hoy amiga.
Un fuerte abrazo⚘
https://poetasenlanoche.wordpress.com/
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