La madrugada termina y entrega al día, a una Luna envuelta en sábanas azules. Aunque se torna en despedida ella mantiene su brillo y su reflejo.
Hoy no duerme, quiere venir a jugar con el día, y entre segundos de claridad que van entrando ella deja así sin más, ver su rostro.
Redonda, brillante y bella como todos los meses, como si lo extraordinario fuera alcanzable y tenerla ahí colgada fuera parte de la escenografía.
Sin pensar que tras de ella hay tantas cosas, que si no estuviera justo ahí, el caos lo llegáramos a sentir de forma adversa.
El día despierta, sin mucho brinco; Sol aunque ya muestra su claridad no aparece en escena, deja que la señorita Luna disfrute arriba.
Hay quietud de la anormal, algo que no se explicar por estos días, pareciera que el reloj apunta más tarde en algunas vidas o que se han quedado para después todos esos afanes.
Así transcurre la mecha de un día nuevo, que ya desde que comenzó ha consumido más de seis horas, mientras unos lo ignoran y otros lo vemos.
Con el día entrando a su aposento, Luna ya parece más chiquita, su brillo se confunde entre la brisa, las nubes le pasean por el lado y aunque se quedará por allá arriba, muy pronto no la verá el ojo humano.
Sigue el tiempo dando su recorrido, Octubre se consume sin pensarlo, ya más de la mitad se ha pasado, en sus días, en sus horas, y todos nosotros con él también vamos rápido; pronto nuestro tiempo igual se irá terminando.
Un pequeño punto blanco es ahora, esa maravillosa Luna que desde la madrugada estoy mirando…
Como todo eso que nos parece gigante cuando la tormenta nos golpea, y pensamos que no hay salida cuando nos estamos ahogando.
Luego al paso de los días y quizás con otras perspectiva, vemos que aquello grande era más pequeño de lo que habíamos imaginado.
Octubre, aquí vamos… otro día en el que te saludamos.
Octubre 16, 6:58 am
Acá se fue la fecha hace media hora larga y dicen que debería caer algo de agua. La Luna de Octubre va con resaca. Un beso.
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