Los días de Luna… parecen pocos, porque lo pensamos de acuerdo a cuánto tiempo le vemos.
Cada mes le tiene adornándole en pleno y eso lo validamos con sus fases.
Pero ella está, siempre está, más allá de lo que veamos y por eso también nos mantenemos en nuestro sitio.
Los días de Luna son todos los días, pero como somos los humanos, le ponemos fechas y en los demás, casi ni existe.
Pero hay quien se alegra y le conoce, y su imponente rostro le seduce, vuela y vuela mientras cree que la toca.
Ella le observa serena, sin que que su respiro se interponga sus vueltas en el aire y le trastorne de algún modo el día.
Le escucha cantar mientras agita sus alas, y es como un aplauso ante su visita.
De un lado y del otro le recorre, como si sus cortas alitas, fueran suficiente.
No sabe de circunferencias y medidas, de kilómetros y distancia, solo que le ve y se alegra.
Entonces yo como él, no quiero perdérmela y le pido que me lleve en sus alas.
A mirar su rostro, su esbelto cuello y ese aire de señora recatada.
Me acerco sabiendo que es su día, como todos en los que está, sin que pueda mirarla.
Su perfil es hermoso, se acerca más a mí, que yo a ella. Puede solo tocarme cuando mira, yo le contemplo clara aún de día.
🌒 A veces a quien tenemos más presente, es a quien no podemos ver todo el tiempo. Pero sabemos que ahí está, para nosotros.🌒
Noviembre 14, 7:01 am