
Dando un recorrido por la vida… me doy cuenta que somos como árboles, cuyos troncos y formas de sostenerse son distintas, y ante cada situación quizás tenemos formas diferentes de abordarlas. Porque cada quien, tiene una manera de mantener sus ramas a flote.

Hay árboles de tronco ancho y recto, de esos que parece que ni aún los vientos fuertes los derriban, pero que también la profundidad de sus raíces y su alcance, rompen las aceras y levantan el camino de donde se encuentran.
Somos como árboles… y hay personas que las vemos como un bloque, nada les altera, son como de plomo, impolutos. Quizás su posición económica y algunas veces emocionales muy sólida, tal vez sus familia son envidiables y aparentemente lo tienen resuelto todo, o al menos para todo tienen una respuesta.
Esos mismos son los que a su paso también «han levantado la acera» sus raíces son profundas, pero en ellas también arrastran errores: los más sabio aprendieron de los errores pasados y de las heridas que dejaron y que les hicieron; pero también hay de los que aparentan que es así y solo esconden sus roturas. Familias perfectas en la foto de navidad que se comparten, pero si te acercas y metes la lupa, la perfección radica en que se ocultan las verdades, simplemente se llevan la corriente para estar juntos, pero la unidad que da el conocerse unos a otros realmente, no se tiene.
Pero son árboles, grandes que sobresalen sobre los otros, aquellos que aparentemente no son tan sólidos y felices, como ellos. Con esa apariencia, basta.

Hay otro tipo de árboles. Los que no se atreven a crecer tan alto, pero igual adquieren buen tamaño.
Su tronco no es de naturaleza ancha, por tanto se las ingenia para no dejarse derribar. Busca auxilio entre varias ramas, ya que una sola no es suficiente, pero a veces en ese camino, se enreda; y luego que el enredo existe, solo se suman más ramas que fortalezcan el tan creativo tallo.
Somos como árboles… y hay personas que se victimizan, y siempre necesitan de la muleta de alguien más. Les gusta ser el centro de toda atención, vivir rodeado de gente que le ayude, que le sostenga, que le abrace los errores y no se los descubra. Para ellos, si hay que valerse de historias que son mitad verdad, mitad mentira, pero así logran la atención de los demás; es válido.
Al final se forma un enredo, las versiones se confunden, y son personas que pueden llegar a dar mensajes equivocados a otras, metiéndolas hasta en una relación que no están dispuestos luego a asumir. Pero el enredo queda. Hay cosas creciendo sobre esa telaraña, como ramas que esperan que el sol les alcance, a pesar del caos qué hay abajo.

También hay árboles, que aún teniendo necesidad de fortalecer su tronco con diversas ramas, hacen que todas ellas vayan en un solo sentido.
Es como si estuvieran conscientes de que necesitan ir en una misma dirección para mantenerse en pie. Sus raíces quizás más finas hacen un equilibrio de lo que está sobre la superficie como el sostenimiento debajo de esta.
Somos como árboles… y hay personas que buscan aliados similares para conseguir algún objetivo. Sin embargo esos que le ayudan deben hacerlo estrictamente «a su manera» no aceptan ideas nuevas ni mucho menos que de alguna manera le reprenda o contradiga, marcan la dirección y los demás deben seguirlo.
Por supuesto habrán unos que empezaran y se someterán a eso, pero habrán otros que simplemente desertarán y esas son ramas que por si solas caerán y no formarán parte del tronco.
No hay contrapeso posible, ellos viven en sus «Yo» y no hay quien pueda entrar allí, y el que se queda es solo un adorno más en su vida. Al final hay un tanto de soledad en este tipo de gente, ya que no existe nadie que les proporcione el equilibrio, porque no aceptan ninguna contradicción a sus pensamientos o planes.

Hay árboles que aún teniendo un tronco fuerte, se doblan. Es como inexplicable verles torcidos, pero armoniosos. Casi que se logra oír sus lamentó, cuando el viento sopla duro.
Así pasan años y años, y logran mantenerse sin caídas estrepitosas, sus raíces no sobresalen del suelo, porque prefieren doblegarse más arriba.
Somos como árboles… existen personas que se inclinan a lo que otro dice, simplemente para mantenerlo cerca y en su vida. Algunas veces dejando a un lado sus propios pensamientos y expectativas, quebrando sus deseos y sometiéndose a la voluntad de alguien más, ya sea por conservar un trabajo, por mantener una familia en la que si no existe su acto de inmolación, sería imposible mantenerla o por cualquier otro razón que quiera mantener, llevando el peso sobre sí.
Les vemos torcidos, quizás con algún dolor en el alma de esos que no se quitan, sin la realización personal que hubieran querido, pero los que le rodean contentos creyendo que eran ellos los que lo merecían todo. Con eso es suficiente.

Hay árboles muy altos, aún sin ser de troncos tan fuertes o anchos y pareciera increíble que sean capaces de llevar todo el follaje de las ramas que dependen de él.
No se inclinan tanto a ningún lado, no tienen enormes raíces que sobresaltan al suelo, pero las ramas que dependen de él, le equilibran. No nuestras grandes hojas o mucho peso en ellas, sino el que puede llevar sin que su tronco se parta.
Somos como árboles… y hay personas maduras, equilibradas de algún modo que no alcanzamos a explicar. De esas que saben decir. «No, eso está mal» sin herir o dañar, pero tampoco sucumben a los caprichos de la manipulación de quien insiste en esclavizarles a sus antojos.
Son los mismos que saben hasta donde pueden llegar y estar satisfechos con ello, aunque eso no les impide alguna vez echar un vistazo a las nuevas expectativas. No abundan muchos amigos en su vida, porque no todos están dispuestos a escuchar la verdad aunque esta haga bien, pero los que tiene son suficiente para mantenerle en el equilibrio que da la el afecto y el llamado a reflexionar a tiempo.
Quizás estas mismas personas, estén ubicada en lugares no tan favorables, pero sabiendo quienes son, su vida transcurre como los árboles que están cerca de corrientes de agua, que dan fruto y se desarrollan a pesar de las dificultades.

Hay árboles, que simplemente han sido cortados y su tronco queda para reflejar que su vida fue rota.
A pesar de haber sido grande y frondoso, antiguo y apreciado, también ocurre que los árboles, son cortados.
Somos como árboles… y aunque nos empeñemos en mantenernos para siempre, en algún momento nos tocará irnos.
Por mucho esfuerzo y atención que se ponga, hay relaciones que terminan y gente que no nos ama. Y hay que cortarlos de nuestra vida, aunque el vacío quede y no se siembre nada más en su lugar.
➰
🌳 Todos podemos tener en nuestra existencia (corta o larga) de estos tipos de troncos.
🌳Crecer como el mundo lo concibe, muchas veces implica levantar y romper el suelo de alguien más, así que no te confíes a ciegas de quien aparentemente se ve perfecto, porque a alguien también hecho daño.
🌳Los enredos abundan en nuestra vida; decimos lo que no queremos, entendemos lo que no es y lo más complejo, nos cuesta corroborar las historias que tenemos en nuestra propia mente.
🌳Aún los más fuertes, pueden ser derribados. Nadie está excepto de una caída, de un error y de una ruptura.
➰
Me gusta verles… a los árboles y verme a mi en ellos, y quizás recordarte cuando veo alguno, tan fuertes, tan débiles, también tan humanos.
Diciembre 26, 8:59 am