Las puertas que se cierran, son empujadas por alguien…
Cuando nos toque pararnos ante una puerta que se mantiene cerrada, recordemos que las cosas no ocurren por azar; o fuimos nosotros mismos que salimos y dimos el portazo, o alguien a quien no le interesaba que pasáramos, la cerró.
Es bueno estar consciente de eso, para evitar hacernos preguntas sin respuestas o que “la vida” cargue con responsabilidades que son nuestras. Para no atribuirle a la “nada” resultados que tuvieron que ver con lo que alguien más, decidió con respecto a nuestra presencia.
➰➰Si la puerta está cerrada, y no existe al otro lado quién realmente quiera abrirla, simplemente tenemos que entender que estamos intentando entrar, al lugar equivocado➰➰.
#ABuenEntendedorPocasPalabras 🙄
Nunca mejor contado, Awilda. ¿Cuantas veces nos volvemos tercos intentando abrirla cuando al otro lado ya no hay nadie que quiera que pasemos?
Un abrazo fuerte y ánimo con el confinamiento, es demoledor, física y anímicamente.
Hoy le contaba a mis amigos del FB que: Viendo lo que sucede en las calles, paseos y terrazas, parece que se nos olvida lo más importante: Esta pandemia termina cuando se encuentre la vacuna, no antes.
Un abrazo muy fuerte, querida amiga.
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Donde un puerta se cierra a lo pasado, una ventana se abre al futuro. Un besazo. .
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Eso es tremenda esperanza. Así es querido Carlos. Gracias por recordármelo.
Un abrazote
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A lo largo de la vida encontramos muchas puertas cerradas, unas las hemos cerrado nosotros, otras nos las han cerrado… no merece la pena pararse ante ellas, es tiempo perdido que podemos dedicar a otra cosa.
Abrazos.
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Ciertamente estrella, no vale de nada pararse ante una puerta que sabemos no va a ser abierta, habiendo un montón de puertas por las que podamos pasar y ser bienvenidos.
Un abrazote
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