Decir Adiós… como es? 😞👋🏽

Decir adiós, es como saber que aunque tengas sed, nunca más vas a probar del líquido que te saciaba, o al menos eso creías. Se volverá medio vacío el vaso, que jamás estuvo lleno, pero que te empeñabas en ver con alguna porción que satisfacía, aunque fuera una simple gota que se secara en el camino.

Decir adiós, no es sólo batir la mano en señal de despedida, es más mover al corazón hacia el camino del olvido. Quizás muchas veces lo intentaste con fracasos, pero llegas al momento en que el propio adiós se presenta como la única opción viable para tu estabilidad, auto cuidado y hasta supervivencia. Lo tóxico, lo que hace daño, trae en sí mismo el regalo del adiós, basta que te atrevas a desempacar ese presente, te apropies de él y lo disfrutes.

Decir adiós duele… innegablemente, pero es que se dice adiós, sólo a aquello a lo que se le dio bienvenida y entonces pasó a formar parte de tu vida. Lo que no importa, simplemente entra y sale sin pena, ni gloria. Si no te duele decir adiós, es que en realidad no hubo nada por lo cual quedarse, por tanto aunque quizás pasaron años, no estabas. Duele, porque hay una herida terrible, unas preguntas cuyas respuestas perforan el sentimiento un vacío que ya lo abarca todo. Pero es menos doloroso decir adiós, que quedarse en la nada.

Decir adiós, puede ser terapéutico, te da el espacio para encontrarte contigo, con ese ser que quizás perdiste por estar a la sombra de alguien más, creyendo que ahí estaba la felicidad, la validación y tu propia estima. ¡Y al fin te das cuenta de que no es así! Por otro lado, hay adioses que se imponen y no opera la voluntad de ninguno en ellos, allí sólo podemos ser consolados por el tiempo vivido o disfrutando juntos; toca aprender a vivir nuevamente, en otro escenario, y asumirse a sí mismo, como la compañía inevitable.

Decir adiós, es necesario cuando estás haciendo algo que no te gusta, que no se parece a lo que eres y mucho menos a lo que quieres. Ahí, el dinero que consigues no es suficiente y puede asustar lo que traiga el quedarse “en el aire “ pero ese trabajo que no te llena, es solamente una tortura lenta, de cuyo verdugo recibes un salario. El tiempo invertido en ese desastre, no tiene precio y además es irreversible; por tanto valora tu vida, tu tiempo y no te marchites en medio de una actividad que no te permite crecer como ser humano o que degrada Justo en lo que has logrado acumular como parte de tu vida integral, con mucho esfuerzo.

Decir adiós es un riesgo; riesgo de que salga bien o salga mal. De que el arrepentimiento llegue, aún cuando no lo quieras y temas haber perdido hasta aquello que te hacía daño. Pero quién no asume riesgos no podrá escribir una historia, y se conformará con leer la de los otros. Ten valor y toma tu propio boli para escribir la tuya, no te sigas conformando con vivir a medias por no decir adiós y el temor que eso te impone. Salir o dejar ir, a veces es la única muestra de amor que puedes darle a una etapa, una persona o a ti mismo.

Ánimo que si se puede decir adiós, te lo cuenta alguien a quien nunca le han gustado las despedidas… pero es peor permanecer en compañía de lo que no es, de lo absurdo, de lo que inevitablemente te roba lo que eres.


Decirte adiós es lo que tengo,
para mantenerme viva,
para dejar de ser una sombra
que te acompaña sin condición
Aún sintiéndome sola.

Y el adiós es bueno, porque nos separa,
más que tú, cuando me olvidabas,
más definitivo que yo,
cuando sentía tu desprecio
Por eso este es el mejor momento, para decir adiós.

Quizás ni lo notes, como siempte
pero si alguna vez lo sientes,
ya habrá sucedido, el adiós es inminente
Para quién ha estado ausente, es normal, para mi es solo definitivo.

Decirte adiós desde el alma,
es reírme del dolor que me causas,
dejar atrás las cicatriz de tu herida
olvidarme de una vez, de tu bombre
y no sentirte ya más dueño de mis insomnios.

No recordarte, no pensarte,
no esperar que algún día aparezcas,
es la mejor manera de decirte adiós,
aunque las dudas a veces me griten que, no se si pueda.

Ya no soy la misma… nadie lo es 🌪☁️🌤

Hay caminos que surgen, donde no había nada y puertas que se abren aún en los muros.

A veces no se trata solo de andar sobre el agua, sino de saber a que puerto nos dirigimos; porque nadar sobre la nada, sólo puede conducirnos a una gran nada que todo lo abarque.

Ya no soy la misma. No tengo fuerzas para abrir caminos, pero mis pies van andando, por donde hay una leve esperanza que pueda haberlos; no tengo el martillo que pueda perforar la roca y permíteme atravesarla, pero si encuentro una manilla que sugiera una puerta, la voy a girar y sobre todo me voy a atrever a cruzarla.

Las respuestas no abundan en este tienpo, pero las preguntas han dejado de ser importantes. Quizás por eso, ya no soy la misma. La vuelta a casa es una odisea futura, pero el hogar está en el corazón de quienes amamos.

Las letras siguen siendo la mejor compañía, la gente, esa circunstancial que te utiliza, sólo sigue cumpliendo su papel, ese que me recuerda que nuestro bienestar (o malestar) no debe depender de ellos.

Y aparece una flor…. 😳

Y todo lo cambia. Se distrae la mirada y el alma, para volver al reconcilio con la belleza. Los imposibles se hacen pequeños ante la inmensidad de un pétalo, y la belleza que un simple click de cámara, no puede recoger.

Entonces todo cobra sentido, y se porque han salido a bailar nuevamente las palabras sobre esta superficie… porque es necesario dejar salir la voz que tengo dentro; porque de nada sirven los silencios sino edifican puentes mientras se hacen. Y aquí está el mío, aunque quizás ya no sea lo mismo.

El rendirse es una opción, pero no la que realmente vale. El amor vuelve a mecerse en su sillón, y me recuerda que no se ha ido, que solo dormitaba mientras me veía ir a tientas.

Ya se que el quedarme aquí, es transitorio; como lo es la vida, el amor y todo lo que hacemos los humanos. Lo que se escribe quedara para que alguien lo lea, o simplemente decida desecharlo y caigamos en el olvido necesario para que nuestro ego y orgullo no se hinchen, aún después de haber pisado la tumba en el cementerio.


No soy la misma, ya no...
Ya no cabalgo tras tu rastro,
buscando encontrarte en alguna parte del camino. Ya ni siquiera cabalgo.



Me hiciste comprender de todas las maneras, que no tenía sentido
Y creo que al final, termine entendiéndolo.



El agua tiene espacio si respetan su cauce, las flores tiene magia si hay ojos para verlas. Y tú ni eras cauce, ni ganas de mirar has tenido.



Ya no soy la misma, como tú tampoco lo eres, aunque te empeñes en seguir manteniendo, la pantomima de la vida. Arlequín con sonrisa pintada, y piernas frágiles que no llevan a ningún lado.



Danzando siempre entre lo que quieres hacer sentir y ni siquiera llegas a experimentarlo. No, ya no soy la misma, y era más bonito antes. Aunque dolía, dolía mucho y ese mismo dolor fue arando y haciendo grietas en lo que soy.



Por ahí se escurrió el agua del amor y quedó deshidratado, jadeante y moribundo; el corazón se arrugó presagiando la muerte de quién ya tenía años grandes.



Ya no soy la misma, aunque quisiera, pero el deseo de marcharse y estar en paz eterna, hace ver lo que sentí como algo muy breve y pequeño. Que pena ya no quererte, porque esa no soy yo, es otra.



Por eso ya no soy la misma, quizás con otro nombre, en otro espacio y otra tierra, pero cada vez que me encuentro con mis letras y te nombran, algo de mí (eso, lo mejor) resucita. Aunque ya, no sea la misma...

Escribir… solo eso 🗒

Hay “clichés “ que se escuchan a menudo acerca de lo que se hace y lo que se ama. Se dice que somos más felices cuando amamos lo que hacemos… y me pregunto ¿acaso se trata de “hacer”?

Escribir para mi, nunca ha sido fácil. Las circunstancias siempre han sido adversas, y caben esos terribles absolutos en este corto párrafo. El ambiente no ha sido el propicio, el tiempo menos; pero simplemente soy letra, que algunas veces puede ser publicada y otras no.

Escribir en el tráfico, yendo de pasajera o manejando (al punto de tener que parar el auto), escribir debajo de una escalera porque está lloviendo, escribir desde el baño porque parecía que era el lugar donde se tenía alguna privacidad para hacerlo, hasta que el mundo y sus reclamos te sacaban de la magia.

Letras que agolpándose una tras otra, construyen una historia, un cuento, una versión de poesía incomprensible, una confesión que en ningún otro ámbito pudiera hacerse. Escribir… es una forma de vida.

Lo irónico es, que cuando uno piensa que las cosas están mal o que “hemos llegado al llegadero” (palabra propia del refrán pero que no existe), hay muy alta posibilidad de que el asunto pueda complicarse y ponerse peor.

En este momento, añoro los días complicados en que escribía corriendo, pero lo hacía. Venia a esta ventana y me tomaba un respiro… me reconciliaba con la vida. porque hay cosas que solo se decirlas, escribiendo. Y es que todo está peor, pero en este momento, mío y de nadie más, las letras vuelven a hacerme sonreír.

No escribo, como dije al principio de cuando comencé este atrevimiento (blog) hace algunos años, para dar respuestas, buscar seguidores furtivos, acaparar cometarios y sumar me gustan (de textos que ni se leen). Escribo porque esta es quien soy… una pluma incesante aunque no llegue a tocar el papel (la historia, el sentimiento, lo que ocurre, está en mi mente); dedos temblorosos sobre un teclado, porque a veces las letras se plasman más lentas en físico que el cuento que ellas mismas echan dentro de mi.

No tiene explicación lógica, pero no escribo para llenar páginas o un libro, escribo para vaciar mi alma y poder continuar, recibiendo nuevas letras. Producto de eso hay libros que escribo y páginas se llenan, no al revés.

Sino lo hago, pues… simplemente me marchito, como planta sin agua y flor sin rocío. Y duele, porque entonces, el amor a veces no encuentra por donde salir, y lo que me cuenta el día en cada paso queda sin registro y es injusto; porque el no hacerlo me hace sentir un zombie en tierra de nadie, donde la persona no importa y lo que es, menos. Solo sería un número más entre muchos insatisfechos y vacíos, que van y vienen, deambulando, en pro de conseguir recursos que nunca estarán completos.

Por eso estoy aquí, porque aquí pertenezco… y las letras me sonríen, están un poco arrugadas de tanto acumularse una sobre otra, apiñadas, como si fueran la mucha ropa en un pequeño equipaje, que está a reventar porque ya no tiene más capacidad para guardarlas. Así me siento.

Solo quiero escribir, o solo “soy” escribiendo. Por eso no puedo ser infiel a esto.

Soy letra, palabra, verso
Alma que cuenta lo que ocurre,
Texto inquieto, a veces lento
Confesión con comas y puntos.

Oraciones alborotadas que gritan,
Puntos suspensivos que se silencian
Cuando el único escape es,
La imaginación del que interpreta.

No hay aire, no hay sonrisa, ni lágrima
Sin letras el corazón tiene una deuda,
La menta se llena de preguntas
Y jamás habrá respuestas, sin letras.

Camino vacío, pentagrama sin notas,
Mano que no escribe, porque está muerta
Letra que se desliza y cae a tierra
Mensaje que no se comunica.

No puedo, no quiero, dejarlo es dejarme
Es necesaria una revolución adentro,
Cortar las cuerdas, romper cadenas
La vida es esta, y va pasando, sin escribir es fea.

Nadie podrá darnos, lo que nosotros mismos
Nos quitamos,
La lucha que no se hace, no trae recompensa
Las letras que no se escriben
Serán borradas del planeta. De nosotros.

Me conoces, por esto que está escrito,
Quizás tú puedes ver eso,
De lo que nadie se da cuenta
Las letras revelan, dan respuestas.

Sirven para decir adiós y pasar el dolor más grande,
Para entrar en la vida de alguien,
Con ellas puedo abrir el corazón
Decir lo que duele, es un espacio que acepta.

La censura nunca falta, los problemas se amontonan,
Las palabras escritas, me oxigenan
Vengo y respiro en cada letra
Tú las miras, sabes cuales te penetran.

El desorden, el caos, encuentra alivio
Mis pensamientos se ordenan, todo encuentra un sentido
Mientras sale cada letra
El universo se detiene, ellas se liberan, yo abro la puerta.

Por eso no más ausencia,
Voto por la vida,
Solo quiero escribir, porque
Aunque lo demás si cuenta, no es lo que me hace vivir.