Cielo… vida ☁️ 🌞

Como cielo diverso es nuestra vida, llena nubarrones que parecen no cesar, con ventanas azules en el fondo, donde quisiéramos quedarnos.

El viento de los acontecimientos nos mueve y a veces comienza a llover en nosotros antes que en el cielo. Todo termina mojado, alborotado y revuelto.

Entonces algo se despeja, inusitadamente llega la sensatez abrazada de la calma, y los rayos de sol se convierten en pequeños universos luminosos que nos acompañan, mientras dura la brevedad de la sonrisa.

Como el cielo, la vida no se repite, porque nadie podrá sentir algo exactamente igual, dos veces. Nuestras nubes y soles nos pertenecen, como lo único real e intangible a la vez, que tenemos.

Nada se detiene, ni el cielo arriba dando origen a formas y figuras extraordinarias, ni aquí abajo la vida, que va dejando una huella, mientras camina segura hacia el final.

Sigue valiendo la pena, ser parte de esto… aunque la lluvia predomine y sigamos con el alma mojada, y los rayos de sol a veces solo parezcan utopías.

Muchas palabras… no dicen nada? 😷

Hay quien dice mucho, todo el tiempo… y lo más probable es que no diga nada.

La campana mientras más vacía está, más duro suena, y eso mismo puede ocurrir con aquellos que tiene algo para decir siempre, aunque sus muchas palabras, carezcan de sentido .

La administración del silencio es algo que requiere madurez y profundidad. Estar lleno de mucho, para que lo poco que se pueda decir sea suficiente, es una virtud cultivada por gente rara.

Gritos… son necesarios? 😱🗣

Como humanos podemos «perder los papeles» en algún momento y desubicarnos, pero anclarnos en la estación del querer tener la razón en todo, todo el tiempo, puede ubicarnos dentro del rango de las personas que son desagradables.

Gritar es un verbo, que todos conjugamos alguna vez; pero la frecuencia de hacerlo, no garantiza que algo bueno o semejante a lo que esperamos, suceda.

Grita el que tiene miedo, quizás para pedir auxilio, porque se siente perdido, porque un gran peligro siente que se cierne sobre su vida, o porque la montaña rusa está en su tope más alto y la caída es inminente.

Grita el que necesita ser escuchado, y piensa que no le prestan atención; aquel que tiene problemas en su propio órgano auditivo, el que está convencido erróneamente de que «la letra entra con sangre».

Grita el impaciente, ese que quiere todo para ayer, e irónicamente sus acciones viven en el pasado. Aquel que maneja la vida de forma «express» y pasa por alto que cada ser humano tiene un ritmo, que no todos caminan y hablan igual y sobre todo que no piensan de la misma manera, aunque parezca obvio que así fuera.

Humanamente, gritamos.

Pero, gritar no hará espantar al miedo, ni ser escuchado por quien nos ignora y mucho menos hará que sucedan las cosas de la forma que quisiéramos, simplemente por que si.

El grito es un arma que a menudo usan los controladores, esos que creen tener el poder de decidir todo lo que ocurre en todas partes y en todas las personas. Por supuesto que eso nunca es así, y al darse cuenta de esa gran verdad, gritan.

➰El ejercicio de pedir perdón, puede dar la oportunidad de sentirse humano y bajar del pedestal de la perfección, entonces no será necesario el grito, sino que la vulnerabilidad de nuestra humanidad tendrá permiso para mostrarse➰.

Entonces viviremos.