El que se va…
Ayer en la casi noche, este mes bonito incluía en su equipaje trajes de los más espectaculares colores. Fue grandioso verle una vez más, a pesar del trajín del día, me lo disfruté.
Volví a confirmar que las cosas más espectaculares de la vida, no tienen precio, son gratis y quizás por eso es que muchos las desprecian, porque creen que todo debe ir acompañado de un símbolo de dinero al lado.
El que se va, durmió ayer con la sonrisa de Luna sobre si mismo, imaginándola en su esplendor cuando terminara de estar llena, pero disfrutándola al máximo en ese momento. Aunque el resto necesitaré hacer zoom para verle.
Y hoy ha vuelto a amanecer bonito…
Quizás no de forma dramática como otras veces, pero el paso casi intangible de la Luz, develándolo todo ha sido impresionante.
El día comenzó lleno de nubes, lo que me dice que estuvieron toda la noche corriendo de un lado a otro. Es como si nadie quiere perderse la fiesta de la despedida.
Lo que era casi una presunción antes de que la claridad entrara por completo, fue volviéndose certezas mientras lo hacia.
Y todo fue quedando al descubierto, como una gran lupa de luz que permite que veamos aquello que a oscuras era imposible.
En definitiva, compruebo que asumiendo la luz es la manera más cierta en podemos apreciar todos los detalles. Y no cuenta la luz que viene del sol, sino la luz con que puede iluminarse nuestro propio pensamiento, a fin de poder percibir realmente todo.
El que se va, muestra su aspecto bello, imponente, único y se vale de luz para eso.
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Necesitamos ser alumbrados más a menudo, para entender la justa dimensión de lo que nos ocurre. A veces vemos nublado, y en medio de esa confusión, tomamos decisiones que no están del todo confirmadas en nuestro interior, pero como es «lo que aparentemente se ve» procedemos a hacerlo.
A veces hay que estar a ojos cerrados, para poder ver con claridad. Tal vez es necesario apagar las luces de afuera y quedarnos un poco en penumbras, con la llama que seamos capaces de encender con nuestras convicciones, para observar que hay detrás de todo aquello que creíamos tener ante nuestros ojos.
Quizás también se trate de hacerlo con paciencia, para darnos realmente cuenta de aquello que a simple vista era solo lo mismo de siempre.
La luz tiene una gran velocidad, pero lo que ella deja al descubierto debe apreciarse despacio.
Hoy Octubre fue rasgado por la luz nuevamente, y quedaron alumbrados los colores del camino a la salida… que esa misma claridad alumbre caminos como esos, si nos tocan.
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Octubre 30, 6:36 am