Agosto, con tus «ocho’s» deliciosos por todos lados.
Sabe a infinito el día y su mañana, la salida del sol con su fulgor, las montañas que le esperan, enamoradas.
Agosto en su maravilla silenciosa, despierta nuestros sueños más dormidos, aquellos que se tienen y no se cuentan.
Los pájaros lo saben y aprovechan, de bañarse con sus días, presurosos; extienden ya sus alas y surcan el cielo de Agosto, les recibe callado, tranquilo, con gozo.
Una luna incipiente se dibuja, entre sus rincones infinitos; sus destellos tenues anuncian su llegada en pocos días en este Agosto de espectáculo y a la vez, tranquilo.
Los contrastes siguen, los colores impactan nuestros ojos, el movimiento de allá arriba no cesa, bello todo, para quien lo percibe.
Agosto está revuelto como un ocho, se mezcla con siete meses de ganas contenidas.
Sus tonos también son infinitos, como fusiones de un pintor enamorado que vierte en sus colores, todo aquello que quizás no ha podido expresar, y ha estado callado.
Se pudiera pintar con sus matices todos aquellos sueños, que aún no hemos soñado.
Y sus tardes primorosas se presentan, con luz de sol que nos deja encandilados… como si la lluvia de la tarde, simplemente no dejará huellas.
Agosto, con sus infinitas posibilidades, me mantiene, nos mantiene (a quien le ve) de sus movimientos y expresiones en colores, enamorados.
Y hoy amanece otro Agosto, azul, con nubes sigilosas, muy sutiles, que pronto cambiarán el aspecto que se ve, en el horizonte infinito de este mes «ocho» que lo cuenta.
Seguimos aquí, Agosto, infinitos… como los pensamientos que me llevan al amor, como el amor mismo cada vez que le siento, como esos colores que me muestras.
Cielo, tan infinito como Agosto, tan infinito como lo que sabes que llevo dentro.