WiFi… el mas solicitado!!!
Cuando estaba en mi país, lo más común o cotidiano era quedarnos sin conexión a internet, es decir sin wifi.
Había que hacer malabares, pescar la señal, descargar en cámara lenta y agradecer cada vez que podía hacer una video llamada por el WhatsApp’s sin que terminara en un «conectando » que nunca se concretaba.
Allá era normal… tercer mundo, en manos de la revolución absurda de Maduro, donde no había inversión privada y todo eso que ya sabemos, y el que no lo sabe aunque sea por la noticias ha escuchado algo.
El caso es que ya no estoy allá, al menos por el momento y desde que llegué a este otro país tricolor, la conexión en el lugar donde estoy había estado bien.
Pero un día… como producto del más terroríficamente cuento de horror, la conexión se cayó.
—¡Oh no! Era como para no dejar de revivir la zozobra que ya conocía, en cuanto a tecnología móvil se refería.
A las 48 hrs del funesto suceso nos enteramos que no había ningún desperfecto, al menos no en la tecnología o en los aparatosos que portan la señal. No, el desperfecto al parecer no era en ningún equipo, sino más bien en el funcionamiento o percepciones de una persona. ¡Plop!
En este mundo global, donde todo casi toda la gente se conecta vía WhatsApp’s o cualquier red social, donde las video llamadas unen a las familias dispersas por todo el globo azul y donde entrar en una zona wifi es algo que todo el mundo ubica mientras está en calle; no suele ser normal que alguien que tiene contratado el servicio por años, lo desinstale así, de la noche a la mañana.
Y aunque ilógico o absurdo parezca, así fue. El lugar donde estaba se quedó sin wifi, los planes de la telefonía móvil que había contratado no estaban muy claros y aunque no consumí casi nada de lo que ofrecían, de un día para otro también quede sin forma de comunicarme.
Simplemente se perdió la conexión.
Y más allá de lo que el encendido de estos bombillitos puede traer a nuestras vidas, comprendí que hay quien elige estar simplemente «desconectado» y ahí, no hay wifi que valga.
Cuando las personas no se quieren poner en contacto contigo, ni que le cantes canciones.
Y es en esos momentos cuando realmente sabes quien está y quien no.
La facilidad que da la tecnología se agradece, y certifico que sí… ¡como se agradece! porque permite estar al tanto de cómo va la vida de quienes amamos, como los hijos, por ejemplo; esos que por decisiones tomadas por ellos mismos o por situaciones extremas, se encuentran fuera de nuestro alcance físico.
Sin embargo existe otro fenómeno que no puedo obviar, y eso lo he aprendido desde hace unos meses. Hay quien elige desconectarse de uno. El wifi mental de esa persona, ya no quiere conectar con la mente de uno. No aparece, no hay señal. No existe un plan alterno para comunicarse, porque simplemente eso no es prioritario.
Veo el parpadeo de estas luces azulitas y solo puedo pensar que mientras es fácil, cualquiera se comunica; pero cuando el asunto es más complicado ¿quien realmente está interesado en lo que nos pasa?
La conexión no depende de un todo de estar cerca o lejos, depende más del interés de alguien por uno. Y es ahí cuando la realidad realmente golpea en nuestra cara.
Hay personas que tenemos muy cerca, puede que hasta en la almohada de al lado, con quien estás todo el día,y realmente no estás conectado y pueden haber otros que a penas si físicamente se pueden ver y saben como están sus vidas realmente. Conexión.
Por eso no se trata de excusas de porque te llamo o no te llamo, de cuantos mensaje recibimos en las redes sociales; se trata al fin y al cabo, del amor que existe entre las personas, porque ese es el principal wifi que puede mantenernos conectados.
Lecciones tecnológicas de conexión aplicada a la vida y al sentimiento. 📶➿📲/♥️