Las letras que escribimos desde lo que somos, nos reflejan.
Las letras que maquillan de perfección lo que hacemos, nos esconden.
Podemos decidir ¿que somos?
Si letras rebuscadas de un diccionario que nadie lee, o palabras sencillas, comprensibles y que lleguen.
La elaboración no está mal, ni la amplitud de conocimiento de significado y sintaxis tampoco: lo que si no cuadra es esa cantidad de letras que solo hablan de lo que no somos capaces de hacer.
Las palabras que nos salen del alma, son aquellas que nuestras acciones acompañan sin que eso sea una carga.
Las palabras o mensajes que escribimos sin que puedan ser reflejos de quien somos realmente y lo que hacemos, pueden sonar bonitas al principio, pero solo serán un hueco túnel sin salida que al final nadie quiera transitar.
Tiendo a ser erradamente sencilla, desde mi corazón… esta soy yo.