De las cosas cotidianas 3… justa medida ☕️

Buscando un plato entre los gabinetes de mi cocina, me encontré con esto hace unos días. Un juego de té, de los que sirven para «jugar».

Tiene todo lo que poseen los verdaderos juegos de té, pero a una mini escala. Parecen perfectos para que cualquier niña en edad de empezar a ejercitarse en eso de «la casita» pueda usarlo y servir la bebida a su muñecas.

En el mundo del juego, eso es viable.

Cerré el gabinete luego de ver las pequeñas piezas, y al ir caminando hacia otra área de mi casa, un pensamiento rápidamente cruzo por mi mente.

Aunque algo parezca igual, no significa que lo sea. En la vida eliges si solo juegas, o tomas las cosas en su justa medida.

Me imaginé queriendo satisfacer la necesidad de alguien, ofreciéndole té o cualquier otra bebida en las proporciones que el «juego» da. Se que se esa persona tendría una insatisfacción bien grande, que superaría toda la magnitud del juego, quizás porque simplemente no sabia que estaba «jugando».

Si bien es cierto que la vida debe ser divertida, agradable, con muchos pellizcos de sorpresas, locuras y sobresaltos (sin los cuales yo no me atrevería a vivir), no es menos cierto que no podemos olvidar dar la justa dimensión a las cosas.

Tratar de forzar lo que vale, para incluirlo en la dimensión del juego, es correr el riesgo de destruir lo primero y quedar en la desilusión de lo segundo.

A veces es preferible usar las tazas reales y jugar a tomar el té con ellas, y eso las llenará de magia, a fingir que estamos satisfechos con las porciones recibidas en solo las de jugar.

Volví a ver la diminuta vajilla hoy… es válido el juego, es válido el querer más.