Hagámonos un barco, echémonos al mar, que su agua nos moje las entrañas.
Sin miedo abordemos sabiendo que zozobrar es también parte de la oportunidad, y para eso tenemos que ir, mar adentro.
Sintámonos ligeros, que las cargas se queden y que si hemos de hundirnos no sea por la culpa.
Volemos sobre el agua como peces alegres, que no están pendientes de cuando serán pescados.
Botémonos al mar, sintamos que flotamos, mientras que el miedo en mí se esconde, mientras tú me rozas.
Que el barco sea pequeño para ir muy juntos, como espuma en el agua que no se queda sola.
Hagamos un camino por donde transitar y quizás lleguemos a hacerlo sobre el agua.
Solo basta que estés, que lo quieras lograr; estaremos los dos a pesar de las dudas o ellas huirán.
Y quizás un tesoro encontremos de vuelta, si es que el mar nos permite que de él regresemos.
Si no nos hace suyos, y nos convierte en agua… esa que se junta y fusiona para ya no perdernos,
Si tocamos la orilla luego de habernos ido, entonces disfrutemos lo que quiere entregarnos.
Hagámonos un barco… perdamos el temor, ese que nos mantiene al borde, sin que exista el intento.
Y hacerlo estemos dispuestos a navegar, tu y yo, aunque simplemente, al final nos ahoguemos.
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