Desde que comenzó este 2018, tan especial para mi, como los números que lo componen, he tenido una sensación de que traería mucho aprendizaje para mí (aunque realmente no entendía sus dimensiones). Y así, cual aprendíz que se se asoma con avidez a las páginas de un libro donde reside la sabiduría, puedo hoy, ir entendiendo poco a poco las lecciones que sus circunstancias me han traído hasta ahora.
Creo que durante este mes y medio o un poquito más, he recibido lecciones sobre las «pérdidas» que se resumen finalmente en soltar, tener presente el sentido de la temporalidad, los cambios que pueden ocurrir y sobre todo la ubicación que debemos tener con respecto al mundo y mas aún en relación a las personas.
Las pérdidas no son fáciles de digerir… creo que las de ningún tipo. Somos aprensivos casi que por naturaleza. Desde el nacimiento traemos los puños cerrados y en la medida que vamos avanzando en edad, pareciera que también avanzamos en querer tener todo en nuestras manos, bajo nuestra propiedad o control.
Las primeras «pérdidas» que experimenté al comenzar el año, fue del esas que vienen dadas por la inseguridad que abunda en mi entorno. En ese primer episodio de «pérdida» del año tenía parado mi vehículo en la misma calle donde resido y los amigos de lo ajeno pasaron, sin hacer mucho trabajo, y sin más, se llevaron la batería carro. Víctima del hampa común, no me quedó más remedio que conseguir una prestada para poder llegar a casa esa noche, con el gran detalle que al día siguiente los ladrones volvieron a hacer de las suyas, y también se llevaron la batería prestada. Esta pérdida fue material, a lo que solo pude decir que fue «manejable » y como siempre el consuelo es «que lo material se repone» siendo lo más importante la integridad física, la vida misma. Sin dejar de tener razón en eso, vale la pena decir que actualmente en mi país, comprar una batería nueva es proporcional a 10 o más meses de sueldo con bono de alimentación incluido, es decir es ¡incomparable! Y si toca comprar dos como fue ni caso, más .

Sin embargo y más allá de lo económico, se puede sobrellevar esa pérdida. Cuando lo que perdemos no depende de nosotros, duele y puede que hasta nos trastorne un poco, pero igual nos reponemos.
Enero terminó y aunque con el presupuesto descuadrado, recibí este Febrero que aún corre en sus días, y al principio de ellos llegó otros pérdida. La del «Ángel Peludo» que reseñe en una entrada anterior. Ser alegrada unos meses por esa pequeña y peluda presencia, fue un regalo que recibí con amor y solté con dolor. Ver la vida extinguirse en sus ojos y dar paso, tan solo a una nube que presagiaba lo duro y frío de la muerte, me enseñó de manera contundente una vez más que ciertamente todo termina. A veces lo decimos y enunciamos con facilidad, pero ver la muerte a la cara, es brutal. De esta pérdida aprendí, que en definitiva la vida es un suspiro, una brevedad que entre lágrimas y risas pasa pronto… y tonto aquel que la posdata para «cuando esté en una mejor posición, en un mejor lugar o con mejor compañía».

La vida nunca será mejor o peor si hay esto o aquello o con este o aquel, la vida simplemente es VIDA y hay que asumirla con todo, mientras la tengamos porque bajo el sepulcro no valen lágrimas ni ningún tipo de «pataleos». Dejemos de condicionar el «vivir » solo por la presencia o ausencia de cosas o personas
Esta pérdida me dejó dulces recuerdos y Alegría almacenada en el corazón. Tampoco dependió de mí, hice todo lo que estaba a mi alcance, pero en definitiva no tenemos control sobre la vida y la muerte. Punto.
En este mismo Febrero también tuve otra pérdida, perdí las ganas de lamentarme por una situación personal que tengo viviendo hace ya tiempo. Y es que simplemente decidí perdonar, borrar de la pared que estaba manchada de heridas y pintarla nuevamente con colores de perdón. No sirve de nada retener el perdón y dejar que esto nos haga daño, más aún cuando quien te hiere no se de cuenta que lo hace, ya sea por descuido o porque no le interese saber. El perdón da paz, así que lo que perdí fue angustias y rabias, por tanto la pérdida fue buena. Esa si la escogí yo. Vale decir que la persona sigue igual, pero su efecto en mi cambió totalmente, ya simplemente entendí, que es así y no soy yo quien le va a hacer cambiar.
También en este mismo mes, perdí de vista diaria a dos personas que han sido importantes para mi en este último año de mi vida. Compañeras y amigas que debieron salir de mi ámbito cotidiano por razones ajenas a ellas misma, pero que las agredieron a tal punto, que mejor fue salir a tiempo que quedarse a llenar su alma de miedo y desasosiego. Esta pérdida tampoco le elegí yo y me dolió. Hoy ratifico que la amistad va mas allá del verde diariamente y que uno puede servir y ayudar a otro si estamos dispuestos. La amistad es un lazo que lo mantiene quien te quiere realmente.

En Febrero por supuesto que San Valentín se hizo presente. Yo hice mi aparición con amor y hasta estrené mi proyecto de videos, a pesar de lo difícil que empezó el mes para mi, lo mejor de mi salió. Si hubo respuestas o no, ya no lo considero. No me quede enganchada en pensar que había perdido el tiempo en hacerlo, porque solo el silencio me respondió. Simplemente ya no gasto pensamiento dando vueltas y preguntando ¿porque no? Entendí que cada quien es libre de sentir y de no hacerlo. Ahí también perdí, y fue buena esa pérdida; porque perdí las ganas de ser retribuida de algún modo y volví a entender (una vez más) que el Amor que siento, a quien debe impactar en primer lugar es a mí, entonces ya me doy por satisfecha. Esta pérdida también la elegí yo, y su lección me deja con el corazón más tranquilo.

Y hasta ahora, recién me tocó otra pérdida… terminé con una tóxica relación laboral. Cualquiera puede decir «perdiste tu trabajo» pero la verdad es que no es así; sino que mas bien me liberé de algo que me estaba asfixiando, impidiéndome hacer lo realmente importante para mi, como son estas letras; las cuales últimamente había espaciado más de lo normal en frecuencia, a causa de distracciones desagradables que esa actividad me daba. A veces lo único que puede reportarnos algo es simplemente dinero (y ese no era precisamente el caso de mi trabajo), y cuando es así, perderlo no significa más que eso, en consecuencia puedo estar bien así. Y no que el dinero no haga falta (todavía no he llegado a ese grado de madurez jajaja) pero no puede convertirse en un ancla que no deje que hagamos lo que realmente nos gusta, simplemente porque tengamos una promesa aunque incumplida que en algún momento el dinero entre a nuestra caja registradora.
Esta pérdida también fue propiciada por mi, fue consciente, luego de aguantar por el simple hecho de querer hacer las cosas bien.
Sumado a estas pérdidas, también tuve otras momentáneas… perdí mi pen drive, mi laptop y mis audífonos en circunstancias distintas, unas teniendo yo que ver y otras no. Recupere las dos primeras cosas, pero los últimos me los repuse como regalo de San Valentín personal «de mi para mi», para evitar falsas expectativas.
En fin, las pérdidas son parte de la vida… unas vienen de manera inevitable, por causas en las que nosotros no podemos determinar que sucedan o no; otras son anunciadas de distintas maneras maneras y somos nosotros los que nos resistimos o simplemente no queremos ver que no tenemos lugar en algún lado o con alguna gente; y por último, pero no menos importantes, hay pérdidas que las asumimos nosotros mismos de principio a fin, y son esas las que nos dejan las manos libres y el corazón dispuesto para recibir lo que sin lugar a dudas viene o está ya en nuestra vida y solo debemos descubrirlo.
Una taza que está llena, no acepta ningún otro líquido, por tanto a veces las «pérdidas» son tan buenas que nos permiten tener espacio libre en el alma para ser llenos de cosas mejores.
🚙El carro ya tiene su batería (milagros que también ocurren)
🐶Recuerdo a mi amiguita peluda con tanto amor, que me alegra mas que lo que me dan ganas de llorar.
🙏🏽Desde el perdón puedo recibir lo que me hiere o fastidia con comprensión y algo de hasta indiferencia.
📱He conseguido la forma de estar comunicada, aunque nos separen las fronteras.
💔Mi amor sigue intacto, quizás más robusto y sano.
💻Ahora tengo la revisión de un libro y la culminación del otro, más cerca, porque aunque siempre doy carreras para poder escribir, una de las cosas que me robaba energía para hacerlo, ya no existe.
Mi lema es… VIVIR a brazos abiertos, para despedir lo que se tenga que ir, e igualmente recibir lo que debe llegar.
🤗