Ver de cerca o lejos… del todo cambia 🤭😍

Muchas veces nos asomamos a la ventana de la vida, y simplemente vemos las cosas «desde lejos».

Podemos hasta resignarnos a que sólo el horizonte sea dueño de los regalos que nos toquen. A mirar allá… donde no podemos llegar.

Quizás hasta los colores se desdibujan un poco, y las dimensiones de lejos se aprecian de manera distinta.

Hoy temprano, buscando el amanecer, porque aunque el bien y se presenta diariamente, unas veces mis ojos (los de adentro) se cierran y se lo pierden. Vi en horizonte, no tan cercano una nube sola que se paseaba por n la magnitud hermosa del cielo matutino.

El sol hacía gala de su brillo, pero aún así, ella se quedó por ahí, como quien no se intimida, como quien busca su lugar aún en el gran todo.

Le vi, como un pequeño detalle que adornaba el firmamento. Me tocó salir a comenzar las actividades del día, y hoy el camino me llevaba hacia ese horizonte… y la vi.

La misma nube sola, pequeña; se convirtió antes mis ojos en algo más grande, que ocupaba buena parte de lo que veía.

Cuando las cosas se ven de lejos, las opiniones deberían mantener esa calidad de ser «lejanas» no interventoras, ni con juicios a priori.

Basta con acercarse, para comprobar que no todo era como lo veíamos, que su tamaño no era ese, y sobre todo, que eso que lo producía o motivaba no era lo que pensábamos cuando lo veíamos «a lo lejos».

⭐️

Como nube llenas a veces mis ojos,
cubriendo así todo el firmamento,
eres el centro de mis sentimientos
quien gobierna todos mis antojos.

Mirarte desde lejos o de cerca,
me lleva a querer llegar arriba,
allá donde te escondes de mi vista,
pero con lo que sientes me conectas.

No estas solo parado en mi horizonte,
estás también en lo cercano del camino,
tus huellas las consigo a cada instante,
aunque a veces no camines tú conmigo.

⭐️

Sin más… estar presente 💝

A veces una palabra,
una presencia,
puede convertirse en un rayo de luz,
abriéndose paso entre nubes grises,
cambiando el color de todo a su paso.

Así, sin más que,
una palabra y estar presente.
Aún sin saberlo,
o sabiéndolo,
poniendo el mundo en tus manos
en tan solo un
«no te olvido «.

Esos son los sin más,
que unen mi vida
y la tuya…

¿Para cuándo? ¿Para después?😳🙄

Vivimos en la cultura de lo «express» queremos todo para ya; sin embargo cuando se trata de lo que está en nuestras manos hacer, si se puede decir de alguna manera (errada) convertimos la palabra –después– en un verbo y simplemente lo conjugamos. Suena raro y todo, pero al tiempo de repetirlo tantas veces, nos llega a parecer familiar, usual y normal y «despueseamos» todo.

Conjugamos en futuro, los verbos que pueden comprometernos emocional y hasta físicamente.

Haré, sentiré, entregaré, diré, manifestaré, terminaré… todo lleva un implícito de «después», de mañana, de futuro; ese que nos sugiere que los cambios o lo que sea necesario para realmente apreciar la vida en todas sus dimensiones, puede postergarse y lo peor es que imaginamos, que saldremos de todos estos «después «bien librados.

La vida es un suspiro, y suena casi romántico decirlo, pero es más que eso. Este suspiro que acabo de dar, mientras he escrito estas tres ultimas palabras, podría ser el último que diera, sin tener mucha más explicación, que la de que mi corazón dejó de latir o algún otro órgano vital. Y listo, todo terminaría allí… ¿podría entonces sacar algún después bajo la manga, para postergarlo? ¡No!

Entonces…

No esperemos a sentir que realmente el suspiro se extingue, para querer aprovechar el segundo que ya no tendremos para expresar lo que somos, lo que sentimos.

❤️¿Para cuándo vamos a dejar el dar amor a quien amamos? ¿Para después? ¿Para cuando sea el momento oportuno? ¿Para cuándo no esté?

📝¿Para cuándo escribiremos esa nota que podría cambiar la vida nuestra y quizás la de otra persona? ¿Para cuándo ella ya no quiera ser nuestro destinatario?

❣️¿Para cuándo dejaremos los Te Quiero? ¿Para cuándo estiremos las mano, hagamos la llamada y vengamos al encuentro de alguien que ya no esté?

📖¿Para cuando escribiremos una historia, un carta, un verso? ¿para cuándo alguien más nos robe el cuento, envié la carta o dedique la poesía y nosotros ya no seamos parte de esa otra vida?

😊¿Para cuándo pondremos cita a las palabras de aliento o reconocimiento a alguien que trabaja con nosotros o para nosotros? ¿Cuando ya se haya ido?

😠¿Para cuándo dejaremos el poner preparo a un crío que desde su corta edad no respeta a todo los demás? ¿Para cuándo tengamos que visitarlo en algún retén?

🙈¿Yo? Ya sabes… soy mala conjugando tiempos verbales… el único tiempo que conozco es este, en el que estoy contigo;en el que no me guardo lo que siento, en el que «ahora» se convierte en mi única esperanza.

Por eso no digo, te escribiré, sino que ahora te escribo, te pienso y te sigo convocando a este ahora, en el cual también cometo mis errores, en tiempo presente…. porque mis equivocaciones tampoco saben de futuro.

Lo único urgente realmente,
es decirte lo que siento,
recojo mis pensamientos
y te los cuento, aquí…
💭❤️

De la cosas cotidianas 5… las capas de la vida 🍴😢

Tanto como yo, me imagino que has escuchado que la vida es como una cebolla, qué hay que pelarla capa a capa…

En las labores cotidianas de estos días, como es de esperar, me topé con una (cebolla) y al cortarla fui pensando precisamente en esas capas.

Son tan finas, que al sacar una pueden venirse varias, como algunas de las cosas que hacemos, que parecieran no ser muy grandes, pero que traen consigo implícitamente, una consecuencia.

También sé, que quien no es muy diestro con el cuchillo en las labores culinarias, pasa su dificultad para hacer cortes regulares, justamente por las capas.

De la misma forma, la vida tiene aspectos distintos a los cuales no se les puede «cortar» de la misma forma todas las veces. La dificultad se presenta.

Hay cosas que funcionan para mi, que para otros, ¡ni soñarlo! Cada quien tiene sus capas diferentes.

Querer cortar capas diferentes con el mismo cuchillo, es imaginar que todo el mundo sana con la misma receta, y no es así.

Pero algo que me hizo reflexionar aún más, es lo que ocurre justamente cuando removemos o cortamos de alguna manera sus capas.

Inevitablemente las lágrimas se hacen presente.

Y por supuesto que los que saben de cocina, los chefs o cocineros, tendrán sus técnicas para que esto no ocurra y pueden ser los «duros» ante la cebolla; sin embargo creo que todos en algún momento pasamos por las lagrimas, al remover sus capas. Y que levante la mano conmigo, quien lo haya vivido.🤚🏼

Eso me recordó los terremotos… cuando las capas tectónicas de la tierra se mueven ¿Qué es lo que no sucede? Todo se vuelve un caos, y ocurren los tan temidos terremotos o hasta tsunamis.

Así también, al remover o cortar alguna de nuestras capas, se ocasionan sismos en nuestro interior. Sismos que a veces podemos disimularlas otras no.

Cuando son las capas del sentimiento, las que son quebradas o cortadas, el impacto emocional puede llevarnos a las más fuertes devastaciones. Las lágrimas aparecen sin duda. Y claro el cortar una cebolla, se convierte en la excusa perfecta para su aparición.

Tengamos la paciencia de ir asumiendo cada «capa» de nuestra vida, tomemos con cuidado cada una, y aunque nos haga llorar en el momento, también pensemos que eso servirá para dar un rico sabor al plato que pensamos preparar.

Nada que amerita un movimiento, corte o cambio puede hacerse sin una emoción de por medio.

Llorar está permitido, secarse las lágrimas, también.

Las lecciones… tomando nota 📝

Desde que comenzó este 2018, tan especial para mi, como los números que lo componen, he tenido una sensación de que traería mucho aprendizaje para mí (aunque realmente no entendía sus dimensiones). Y así, cual aprendíz que se se asoma con avidez a las páginas de un libro donde reside la sabiduría, puedo hoy, ir entendiendo poco a poco las lecciones que sus circunstancias me han traído hasta ahora.

Creo que durante este mes y medio o un poquito más, he recibido lecciones sobre las «pérdidas» que se resumen finalmente en soltar, tener presente el sentido de la temporalidad, los cambios que pueden ocurrir y sobre todo la ubicación que debemos tener con respecto al mundo y mas aún en relación a las personas.

Las pérdidas no son fáciles de digerir… creo que las de ningún tipo. Somos aprensivos casi que por naturaleza. Desde el nacimiento traemos los puños cerrados y en la medida que vamos avanzando en edad, pareciera que también avanzamos en querer tener todo en nuestras manos, bajo nuestra propiedad o control.

Las primeras «pérdidas» que experimenté al comenzar el año, fue del esas que vienen dadas por la inseguridad que abunda en mi entorno. En ese primer episodio de «pérdida» del año tenía parado mi vehículo en la misma calle donde resido y los amigos de lo ajeno pasaron, sin hacer mucho trabajo, y sin más, se llevaron la batería carro. Víctima del hampa común, no me quedó más remedio que conseguir una prestada para poder llegar a casa esa noche, con el gran detalle que al día siguiente los ladrones volvieron a hacer de las suyas, y también se llevaron la batería prestada. Esta pérdida fue material, a lo que solo pude decir que fue «manejable » y como siempre el consuelo es «que lo material se repone» siendo lo más importante la integridad física, la vida misma. Sin dejar de tener razón en eso, vale la pena decir que actualmente en mi país, comprar una batería nueva es proporcional a 10 o más meses de sueldo con bono de alimentación incluido, es decir es ¡incomparable! Y si toca comprar dos como fue ni caso, más .

Sin embargo y más allá de lo económico, se puede sobrellevar esa pérdida. Cuando lo que perdemos no depende de nosotros, duele y puede que hasta nos trastorne un poco, pero igual nos reponemos.

Enero terminó y aunque con el presupuesto descuadrado, recibí este Febrero que aún corre en sus días, y al principio de ellos llegó otros pérdida. La del «Ángel Peludo» que reseñe en una entrada anterior. Ser alegrada unos meses por esa pequeña y peluda presencia, fue un regalo que recibí con amor y solté con dolor. Ver la vida extinguirse en sus ojos y dar paso, tan solo a una nube que presagiaba lo duro y frío de la muerte, me enseñó de manera contundente una vez más que ciertamente todo termina. A veces lo decimos y enunciamos con facilidad, pero ver la muerte a la cara, es brutal. De esta pérdida aprendí, que en definitiva la vida es un suspiro, una brevedad que entre lágrimas y risas pasa pronto… y tonto aquel que la posdata para «cuando esté en una mejor posición, en un mejor lugar o con mejor compañía».

La vida nunca será mejor o peor si hay esto o aquello o con este o aquel, la vida simplemente es VIDA y hay que asumirla con todo, mientras la tengamos porque bajo el sepulcro no valen lágrimas ni ningún tipo de «pataleos». Dejemos de condicionar el «vivir » solo por la presencia o ausencia de cosas o personas

Esta pérdida me dejó dulces recuerdos y Alegría almacenada en el corazón. Tampoco dependió de mí, hice todo lo que estaba a mi alcance, pero en definitiva no tenemos control sobre la vida y la muerte. Punto.

En este mismo Febrero también tuve otra pérdida, perdí las ganas de lamentarme por una situación personal que tengo viviendo hace ya tiempo. Y es que simplemente decidí perdonar, borrar de la pared que estaba manchada de heridas y pintarla nuevamente con colores de perdón. No sirve de nada retener el perdón y dejar que esto nos haga daño, más aún cuando quien te hiere no se de cuenta que lo hace, ya sea por descuido o porque no le interese saber. El perdón da paz, así que lo que perdí fue angustias y rabias, por tanto la pérdida fue buena. Esa si la escogí yo. Vale decir que la persona sigue igual, pero su efecto en mi cambió totalmente, ya simplemente entendí, que es así y no soy yo quien le va a hacer cambiar.

También en este mismo mes, perdí de vista diaria a dos personas que han sido importantes para mi en este último año de mi vida. Compañeras y amigas que debieron salir de mi ámbito cotidiano por razones ajenas a ellas misma, pero que las agredieron a tal punto, que mejor fue salir a tiempo que quedarse a llenar su alma de miedo y desasosiego. Esta pérdida tampoco le elegí yo y me dolió. Hoy ratifico que la amistad va mas allá del verde diariamente y que uno puede servir y ayudar a otro si estamos dispuestos. La amistad es un lazo que lo mantiene quien te quiere realmente.

En Febrero por supuesto que San Valentín se hizo presente. Yo hice mi aparición con amor y hasta estrené mi proyecto de videos, a pesar de lo difícil que empezó el mes para mi, lo mejor de mi salió. Si hubo respuestas o no, ya no lo considero. No me quede enganchada en pensar que había perdido el tiempo en hacerlo, porque solo el silencio me respondió. Simplemente ya no gasto pensamiento dando vueltas y preguntando ¿porque no? Entendí que cada quien es libre de sentir y de no hacerlo. Ahí también perdí, y fue buena esa pérdida; porque perdí las ganas de ser retribuida de algún modo y volví a entender (una vez más) que el Amor que siento, a quien debe impactar en primer lugar es a mí, entonces ya me doy por satisfecha. Esta pérdida también la elegí yo, y su lección me deja con el corazón más tranquilo.

Y hasta ahora, recién me tocó otra pérdida… terminé con una tóxica relación laboral. Cualquiera puede decir «perdiste tu trabajo» pero la verdad es que no es así; sino que mas bien me liberé de algo que me estaba asfixiando, impidiéndome hacer lo realmente importante para mi, como son estas letras; las cuales últimamente había espaciado más de lo normal en frecuencia, a causa de distracciones desagradables que esa actividad me daba. A veces lo único que puede reportarnos algo es simplemente dinero (y ese no era precisamente el caso de mi trabajo), y cuando es así, perderlo no significa más que eso, en consecuencia puedo estar bien así. Y no que el dinero no haga falta (todavía no he llegado a ese grado de madurez jajaja) pero no puede convertirse en un ancla que no deje que hagamos lo que realmente nos gusta, simplemente porque tengamos una promesa aunque incumplida que en algún momento el dinero entre a nuestra caja registradora.

Esta pérdida también fue propiciada por mi, fue consciente, luego de aguantar por el simple hecho de querer hacer las cosas bien.

Sumado a estas pérdidas, también tuve otras momentáneas… perdí mi pen drive, mi laptop y mis audífonos en circunstancias distintas, unas teniendo yo que ver y otras no. Recupere las dos primeras cosas, pero los últimos me los repuse como regalo de San Valentín personal «de mi para mi», para evitar falsas expectativas.

En fin, las pérdidas son parte de la vida… unas vienen de manera inevitable, por causas en las que nosotros no podemos determinar que sucedan o no; otras son anunciadas de distintas maneras maneras y somos nosotros los que nos resistimos o simplemente no queremos ver que no tenemos lugar en algún lado o con alguna gente; y por último, pero no menos importantes, hay pérdidas que las asumimos nosotros mismos de principio a fin, y son esas las que nos dejan las manos libres y el corazón dispuesto para recibir lo que sin lugar a dudas viene o está ya en nuestra vida y solo debemos descubrirlo.

Una taza que está llena, no acepta ningún otro líquido, por tanto a veces las «pérdidas» son tan buenas que nos permiten tener espacio libre en el alma para ser llenos de cosas mejores.

🚙El carro ya tiene su batería (milagros que también ocurren)

🐶Recuerdo a mi amiguita peluda con tanto amor, que me alegra mas que lo que me dan ganas de llorar.

🙏🏽Desde el perdón puedo recibir lo que me hiere o fastidia con comprensión y algo de hasta indiferencia.

📱He conseguido la forma de estar comunicada, aunque nos separen las fronteras.

💔Mi amor sigue intacto, quizás más robusto y sano.

💻Ahora tengo la revisión de un libro y la culminación del otro, más cerca, porque aunque siempre doy carreras para poder escribir, una de las cosas que me robaba energía para hacerlo, ya no existe.

Mi lema es… VIVIR a brazos abiertos, para despedir lo que se tenga que ir, e igualmente recibir lo que debe llegar.

🤗

De las cosas cotidianas… 4 , lo que está roto 😖

De la sabiduría que pasea por la cocina… en estos días me encontré con lo siguiente:

Un vaso roto, entero… pero roto.

Quien tuvo el infortunio de tropezarlo con algo, dando paso así a su fisura; tuvo mayor infortunio al dejarlo guardado entre los otros, como si todo estuviera bien, como si no pasara nada.

Es típico de las familias, que al romperse algo, si no ha sido visto por el resto el momento en que sucede, que entre la tentación del disimulo y no se haga explícito el suceso.

Acaso no has preguntado alguna vez: —¿Quién rompió esto? o ¿Quién tomó aquello? Y la respuesta obvia es un silencio culposo que acompaña caras delineadas por un asombro que ni el que ve estallar un bombillo apagado, tiene.

En fin, el detalle en el que me hizo pensar este «vaso roto» es que quizás quien lo guardo, pensó ingenuamente que «podía utilizarse de nuevo, que todavía era útil...»

Así nos ocurre muchas veces con situaciones o relaciones, en las que sabemos existe una fisura y un roto, y pretendemos esconderla disfrazando las diferencias de atenciones no genuinas; y al final con cualquier roce suave termina volviéndose añicos, lo que aparentemente y por fuera, se veía perfecto y en su sitio.

Los recipientes con fisuras, son peligrosos. Sus bordes pueden cortarnos las manos al lavarlos, y hasta herirnos los labios si bebemos de ellos. Ni hablar de tragarnos algún resto del vidrio, si ese fuera el caso.

Lo que no tiene restauración, es mejor desecharlo.

Si es en nuestra alacena, nos dará espacio nuevo para colocar algo más, si no, mejor movilidad en la colocación de lo que ya tenemos.

Si es en nuestra vida personal, en esas relaciones tóxicas; desechar lo que nos hiere de forma continua, nos puede librar de males mayores a corto plazo.

Así que, mirando al que estaba roto… lo tome en mis manos y lo coloque en su lugar, en el bote se la basura. Claro, luego de envolverlo, para que no hiciera daño a quien lo encontrara. (Eso me dio que pensar en otra lección, pero ya para otra oportunidad)

Febrero… amor del mio, del tuyo…💚

Febrero me huele a amor, a encuentro, a caminos con huellas y dedos que se tocan.

Este Febrero que está casi a su mitad, es uno de ellos, de los de siempre… de esos en los que hay que brindar por lo que aparece, como el sol de la mañana.

Febrero que sabe a amistad, para los que no se atreven a confesar su amor; Febrero que sabe a pasión, para los que sin preámbulo lo dicen, lo expresan y lo más importante… no se quedan quietos. Como atardecer vibrante, se manifiestan.

Tiempo de deshielo y frío para algunos, de frías madrugadas y noches envueltas; pero también preámbulo de algo hermoso que viene. Calor en algunos lados, paciente luz que se cuela, calentura que entra por los poros y todo lo quema. Como el astro rey que brilla y brilla del lado donde se ve, y del otro donde solo se presiente.

Mes para no guardarse los «Te Quiero» recordando que este es el Febrero que tenemos, que no hay más… y de haberlo, nadie garantiza que lleguemos a verle de nuevo. Como atrevimiento continuo de una luz que no sabe de recato, es el tiempo para desnudar lo que sentimos y no irnos con ello a la tumba.

De mañanas limpias y cielos azules, haciéndonos creer por un momento que así será todo. Utopía tras la que vamos, convenciéndonos (ilusos) de que está en nuestras manos sostener el universo. Nubes sola, en lo inmenso haciendo gala de una eternidad consumida por su vida temporal que dura minutos.

Febrero… el mio, el tuyo.
Tiempo juntos sin planificarlo,
agendas distintas que se encontraron,
corazón abierto que ya no sangra.

Febrero… el mio, el tuyo.
Para celebrar que te encontré,
que la vida me dio la oportunidad de que chocáramos,
en un azar predestinado y alocado.

Febrero… el mio, el tuyo.
En el que no existen los convencionalismos,
ni un libreto predeterminado,
Febrero el de este, ahora mismo,
en el que te siento y sabes
cuánto te extraño.

Febrero… el mio, el tuyo.
El que no se acaba,
ese que un presente continuo se ha convertido,
ese que no espera a mañanas,
ni vive de ayeres extintos,
Febrero, ese con sentimiento grande,
con una luz clara.

Febrero… el mio, el tuyo.
De esos de un azul inmenso,
donde volar es un privilegio,
y surcar con las alas el cielo,
un misterio,
pero el hacerlo juntos y alcanzar mucho más allá
de nuestro pensamiento,
un verdadero milagro…

Ángeles Peludos… 🐶 🐕 👼 💓

Ángeles peludos,
Que entre saltos y brincos
Alegran el alma de quien
Les acoge en su corazón,
Brindándoles amor… hogar.

Ángeles peludos,
Que nos reconcilian con
La alegría,
A pesar de haber tenido
Un día pesado.

Ángeles peludos,
Que se encargan de decirte
Con su mirada: -¡Te esperé!
Y al mover sus alas,
Vestida de «colitas»
Hacen que nos sintamos
Importantes.

Ángeles peludos,
Que llegan a nuestra vida
En el momento justo,
Que llegan a servir de anestesia
Para el dolor del cuerpo…
Pero que también salen
De manera inesperada,
Dejando el hueco
De un recuerdo alegre,
En medio de la tristeza.

Angeles peludos,
Que desatan la envidia
Entre esos que se preguntan
porque ellos nos hacen
Sonreir sin dificultad,
Y la respuesta es simple,
Ellos (los angeles peludos)
Tienen la magia que
Los otros no puede brindar,
Porque simplemente
Nunca la tuvieron.

Ángeles peludos….
Entonces van más allá
De este simple paso,
Para ir a alegrar otros espacios
Para con el brillo de sus ojos
Iluminar el cielo,
Para que en un sonido en el aire
Le oigamos ladrar
Y sabremos que no le
Hemos olvidado.

Agradezco mucho el haberte tenido este par de meses… como ángel peludo entiendo que ya no estés, aunque duele. 🖤

Tú, que amas tanto a estos «Ángeles Peludos» como yo, se que entiendes que sentimos cuando toca que se marchen mas allá del horizonte.

Enero… un adiós 👋 esperado

Estos dos últimos días de Enero, casi como al descuido… sus horas fueron mágicas. Hasta las mascotas se cautivaron con el brillo del sol en una de sus despedidas diarias.

Nada pasa desapercibido ante los ojos de quien está atento.

El tráfico de estos días ha estado muy pesado en mi ciudad, pareciera que hasta una piedra en el camino, por muy pequeña y un fuera, puede paralizarlo todo.

A veces aún el problema más pequeño, puede alcanzar magnitudes dantescas en nuestra mente y logra dejarnos sin capacidad de acción.

Pero a pesar del caos vehicular que muchas veces nos abruma, ninguno de los atardeceres de estos días se dejó opacar por el sonido de las cornetas y conductores desesperados. Simplemente compitió y ganó.

Los momentos difíciles, están a la orden del día, sin embargo tenemos el compromiso con nosotros mismos de no dejarnos aplastar por ellos. Toca ganar también.

Luna… ni hablar… la más bella de esta despedida de Enero. Aunque se ha dejado ver dos veces en el mismo mes, Enero; su espectáculo es tan especial cada vez, que igualmente nos cautiva.

Me recuerda a esas personas, que no nos cansamos de ver…😍 por eso, siempre quiero verte.

Asomarme a los finales de Enero, ha sido fabuloso porque el encanto del mes que estrena el año, con sus colores y ruidos matinales, se constituyó en un refugio perfecto ante las tempestades que traían las horas siguientes.

Así como esa compañía en la cual nos sentimos a gusto, a pesar de que las paredes de la realidad se estén derrumbando.

Ayer, como despedida especial… Enero mostró el brillo de todos sus días, concentrado en un sol que abrió un manto gris, para dar paso al espectáculo del ocaso.

Lentamente se fue volviendo dueño de todo el escenario, a pesar de que las nubes continuaron, se convirtieron en la cortina perfecta mientras bajaba.

La despedida fue simplemente genial… bella… increíble!

Al final, la tarde se vistió de un color y brillo extraordinario en medio de un traje gris que si bien le quedaba a la medida, fue rasgado sutilmente hasta que totalmente el sol se marchó. El recuerdo lo embargó todo.

Como las personas que en medio de caos que a veces puede ser la vida nuestra, aparecen dejando un rastro de amor y sonrisa… es inevitable que aún cerrando los ojos, les veamos. Su recuerdo nos acompaña.