No sabemos

No sabemos lo que piensa el otro. Podemos pretender que si, pero el universo al otro lado es desconocido para nosotros.

Lo que late o palpita en el corazón del frente nos puede parecer conocido y a veces nos atrevemos temerariamente a querer interpretarlo o a simplemente decir: “se lo que estás sintiendo”.

Pero,

Cómo saber de llamas de fuego que suben a un corazón cuando arde de rabia o de los cataclismos en el ser cuando el desdén le ha fracturado.

Quien es el osado que se atreve a recorrer el abismo con aquel a quien una depresión le abraza y no suelta. Es fácil (y ridículo) decir que si podemos hacerlo, cuando en el fondo tal vez no demos ni siquiera dos pasos por esos senderos oscuros, sin morirnos de miedo.

Quien sabe de la soledad de alguien acompañado, que posa, que ríe y se “ve bien”, pero que cuando la cortina de humo que maneja con habilidad se desvanece, igual esa persona lo hace.

Quien puede juzgar sin equivocación a ese que “no pudo más” y terminó con algo que parecía sólido, duradero y perfecto (llámese trabajo, vida o matrimonio). Solo quien cierra la puerta de la alcoba y está dentro, tiene idea de que tan buena o mala son las cosas allí. Solo quien compra un arma para quitarse la vida con el escandaloso sueldo que gana en el trabajo de los sueños de todos, sabe que tanta presión viene soportando.

No, no lo sabemos. La mente y el corazón son territorios en estudio, pero sin conocimiento total de alguno de ellos, entonces ser comedidos debería ser una de nuestras máximas más usadas.

No sé que está ocurriendo en esa vida, por tanto solo pueda estar a un lado por si me necesita.

Una mano que se extiende a la espera de dar ayuda cuando sea necesario es muy diferente a una que pretende indicar el camino, sin saber si hay pies con que dar pasos.

Por tanto, antes de pronunciar cualquier juicio, o peor aún, condena, pensemos que no, no lo sabemos. Y quizás si lo supiéramos, nos abrumaría tanto lo que ocurre en la otra vida, que seríamos incapaces apenas de dar medio paso y seguir.

Cada persona es una historia distinta, que puede o no ser contada, mucho menos interpretada por quien es muy posible que ni siquiera sepa leer.

No sabemos…

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