Día de lluvia… mojado 🚲 🏍 ☔️

Desde anoche esta lloviendo.

Día difícil para el que le toca salir; tráfico pesado, peligro inminente, cuidado mojado.

Y miro a los que van en bici… circla, como le dicen aquí; y miro a los que van en moto…

Igual de difícil, sólo que unos van a mayor velocidad y con menos esfuerzo.

También están los que han amanecido con el cielo de techo… y no encuentran donde guarecerse del frío y el agua.😞

Y mi corazón se encoge. Se que es el tiempo, que la lluvia está planificada en el cronómetro del clima, que es necesaria para los cultivos.

Y se hace la tranca en la vía, y también los vehículos se detienen. Todo va lento, muy lento…

Noviembre sale al paso en medio de la conversación que tengo con quien amablemente me transporta (un ángel de la guarda en el camino) y como mes “multisabio” (lo acabo de inventar) se nuestra satisfecho de que todo esté como este.

Sólo me dice entre gota y gota: —Ve con cuidado.

Cuando las nubes tocan el cerro y no dejan ver su picos, el asunto de la lluvia es para rato. El sonido de las gotas sigue, como la canción de cuna de una mamá para que su pequeño duerma. Y la ciudad a duras penas mantiene sus ojos abiertos.

Todo está frío. Como esas relaciones cuando la lluvia de la costumbre y el desencuentro empapa hasta las huesos, helando hasta las mejores intenciones de quedarse y atizar el fuego.

—Arrópate Noviembre, porque tampoco eres inmune y cualquier estornudo nos pone a todos en angustia extrema. Por lo del “corona”.

Y aterrizó a mi día, a lo que me toca. Me dispongo a cumplir con la rutina; mientras hago una oración en el silencio…

➰Ruego por los que van en la vía, que por favor no tengan ningún accidente.

➰Ruego por los que andando en sus bicis sienten que las fuerzas les fallan. Y que están muy helados, porque se puedan detener y los jefes entiendan.

➰Ruego por los que andan en las motos, para que el sentido común les asista y también sean guardados del mal tiempo.

➰Ruego por todos los que bajo este manto gris, debemos ponernos unos en los zapatos del otro. Seamos sensibles.

Y escucho la chicharra en mi oídos, esa que no existe en un ambiente como este. Pero la escucho (será con el recuerdo) o puede que ya también tenga alucinaciones auditivas…

Noviembre está cubierto, y yo hago lo propio para seguir el camino.

Noviembre 5; 2020 7:15 am

Noviembre y sus cosas… 😶

Noviembre está serio, como preocupado. Amaneció sentado sobre la cumbre de las cavilaciones. Mala noche. Quizás algún dolor de antaño o un achaque de esos que acompañan con los años.

El mundo ente virus y elecciones.

Los humanos en los trajines del día. La lucha por la supervivencia, la preocupación y ocupación de ¿qué hacer para mantener lo que tengo, o no perderlo? El tic tac del reloj haciendo lo suyo.

Le pregunto: —¿Qué ocurre? Levanta una de sus cejas con aire de ironía.

—Serás la única que no sabe que ocurre. Entrelaza sus manos sobre su rodilla cruzada, y él silencio es el resto de la respuesta , al menos por casi un minuto.

—La vida, eso ocurre. Todo patas arriba; deberíamos estar en el preámbulo de las fiestas, de los abrazos, de los regalos. Yo soy quien abre esa puerta…

—Calma Nov, no te eches esa responsabilidad con cara de carga encima; tú no eres quien decide lo que ocurre en el mundo. Solo sé el mes que precede al final del año, eso es suficiente y funcional. Cada año es distinto, aunque nos empeñemos en meterlos a todos por el mismo tubo.

—Quizás tengas algo de razón, pero esto no me consuela.

—Es que no es para consolarte, es sólo para hacerte caer en cuenta que no tenemos el absoluto control de nada; y cuando hablo de “nada”, es simplemente eso… NADA.

Se pone de pie, da pasos alejándose, miro su espalda. Levanta su mano derecha en señal de despedida, hasta se gira y mirándome de soslayo dice:

—Entonces, hora de empezar este día. Va a ser un día complicado para ti.

—Lo se.

—¿Y..?

—Nada, es el día que tengo y tendré que subirme a el.

—No te entiendo.

—Tranquilo que no tienes que hacerlo.

Y nos separamos… se que más tarde reaccionará con el sol. Y vendrá a sonreírme, como si nada.

Noviembre 3; 2020 6:55 am

Conversando con Noviembre… 🤭

Al segundo día de Noviembre… contemplar la vida a través de la ventana, con los barrotes que recuerdan que no somos libres; aunque lo creamos y alardeemos de ello.

Protegidos de lo qué hay afuera, como si paredes y rejas, realmente oído eran hacer eso.

De esa misma manera guardamos lo que somos, lo que tenemos dentro. ¡Que nadie se de cuenta de lo pensamos, que en voz alta nadie escuche nuestras propias protestas, nuestra resistencia, nuestros gritos!

Noviembre que apenas llega y yo que lo sumerjo en mis rincones no alumbrados ¡Madre mía! Y él pensando en despejar el cielo y que los pájaros correteen a su ritmo, que una alegre chicharra se atreva a salir, y a alegrarnos con su canto.

Luego recuerdo que aquí hace frío, y las chicharras cantoras son en verano (como decía una canción de mi niñez), así que lo que oigo puede ser otra cosa o mis propios oídos con algún mal inédito en ellos.

Que el año a doblado su esquina y ya le falta poco para seguir de largo. En apenas un tris tras de tiempo estaremos recibiendo al 2021, que no sonará igual de bonito cuando la gente lo diga, como decían de este casi moribundo : «20 20».

Yo nunca he podido decirle así, siempre le llamé por sus años y siglos; que son más de dos mil ya, los que cumula el tío.

Este es una año que en medio de una lentitud asfixiante, ha pasado volando. No puedo explicarlo bien con palabras, pero es la sensación rara que abrazo.

Y Noviembre me mira con paciencia, pasa la mano por su barbilla y se sienta a mi lado conservando la distancia de los metros requeridos por el que «corona» nuestra vida (y muerte), mientras piensa: «este va a ser un tiempo largo de escucharla a ella» 😳

Aquí vamos amigo Nov, que bueno verte. Bienvenido en medio de estos pensamientos revueltos y hasta convulsos que tengo. Siempre es saberte aquí, de nuevo…

Noviembre 01; 2020 7:42 am

Octubre avanza a su final… le escucho

Camino hacia mis quehaceres de hoy, el tráfico normal, entre vehículos que quieren burlar el controlador de velocidad, motos que zigzaguean como queriendo tejer una trampa en la vía y ciclistas reacios a usar la ciclovía. El riesgo a la orden del día.

Los días de Octubre avanzan, y con ellos su despedida. Pareciera que todo va sin «pena ni gloria«, o más bien como mucha pena, debido a todo lo que nos ha tocado este famoso 2020, de quién muchos dijeron «era el año».

Hay azul y claridad a ratos, rayos de luz serpenteantes que deciden ser solo flashes en un día que sabemos va a ser de lluvia. Pero la luz hace lo suyo, alumbra y rompe por instantes lo que se supone es oscuro.

Llegó a mi lugar y en pocos minutos ya todo ha sido cubierto de neblina, de gris, de frío… Octubre se encoge de hombros y me dice: —Abrígate, que se que está temperatura te afecta.

Yo asiento con la cabeza, mientras cierro la cremallera de mi chaqueta. El frío entra, desafiante como si no temiera a lo acolchado de las prendas, sobretodo en un cuerpo cono el mío.

Pero le miro…

Veo lo imponente de este día de Octubre y el degradé de grises sobre la montaña, que no puedo hacer más que admirar la elegancia con la que este mes ha elegido despedirse.

Para no dejarlo pasar, le pregunto: —Querido… amigo, Octubre ¿qué te llevas?

Y el pacientemente acomoda su bufanda gris al cuello y con las manos en los bolsillos de su chaqueta, al igual que yo, responde, mientras subo las escalera que me llevan a mi tarea de hoy.

—Me llevo muchas ganas inconclusas… porque a veces creo que no se entiende nada…

—A ver, cuéntame más de eso, le digo intrigada.

—Bueno querida mía.. (y me encanta que me diga así), que pienso en que soy el mes diez (10) si fuese un hombre fuera perfecto, y escucho su carcajada. Luego vuelve nuevamente a la calma y con voz más bien grave me cuenta: —Es que pareciera que todo lo que ha vivido la humanidad estos últimos Díez meses, todavía no es suficiente para que estén pendientes unos de otros, se cuiden unos a otros, y vivan unos por otros.

Yo, miro al suelo y luego levanto la vista y observo todo…

—Pues quizás nos falta mucho más, para poder no sólo entenderlo, sino hacer algo al respecto. Digo y esa autocrítica, me corta a mí en primer lugar.

—Bueno, entiendo, los humanos, son humanos. Me responde en tono conciliador. Mientras yo sigo el camino y al llegar abro una pequeña ventana como puedo, para seguirle viendo.

—No todo esta perdido querido «Diez», mientras la vida se mueve y conversemos, tenemos una esperanza. Como yo hoy muchos que te están viendo y quizás se atreven también como yo, a dialogar contigo.

El me mira entonces y antes de sumergirme en la actividad de un día más de trabajo, toca con suavidad mi hombro y dice: —¿Y tú que te llevas de mí esta vez?

Siento que mi corazón salta de manera inusual…

—Me llevo la vida que sigue latiendo, querido. Lo que aún no se acaba en los respiros, la esperanza de que podemos estar conscientes alguna vez, de quienes somos; y el no rendirme. Porque así como se que tú vas a volver dentro de un año, aunque yo no tenga ese tiempo de vida, quiero volver a creer que todo puede ser posible, desde adentro.

– Entonces, estoy satisfecho.

Yo entro a mi labor; el sigue allá afuera, sin ser visto.

Octubre 27;2020 7:10 am

Escalones para subir… y bajar, la vida ☁️⛅️ ↗️↘️

Hay días en que amanece y pareciera que la vida te dice: —Ven, sube mis escalones y asómate a ver la maravilla que te espera.

Entonces enfocamos más la mirada y vemos…

Y cada uno de esos escalones se convierte en una oportunidad para subir a algún lado.

Cada nubecita sonríe y se dispone a guiarnos el paso por donde podemos andar. La vida es agradable.

Las invitaciones a ver la vida en su esplendor son constantes, pero no son reales hasta que eso realmente habla a nuestro propio corazón

Por eso cada uno tiene una experiencia, un pedazo de cielo que ver, una nube mágica que le hable e invite a seguir o que simplemente le llueva y deje todo empapado de tristeza.

Entonces, vuelvo a mirar… me apropio de la ventana que me toca, una distinta y sin los colores que acostumbraba, pero una hermosa en su propia esencia.

Y logro ver un cerro que sonríe, mientras trato de saltar ente nube y nube, para descubrir no lo qué hay al final del arcoíris, sino lo que realmente hay dentro de mi.

Los días se dibujan con los colores que estemos dispuestos a echarles y las semillas que terminan son las que valen la pena. Lo demás es solo nube qué pasa y no deja rastro.

La vida vuelve a verme a los ojos y dulcemente me dice: —Sigamos, ya Octubre esta por irse, y aún nosotros quedamos para ser testigos de lo que ocurre.

Mis pies sienten la suavidad de las nubes, mientras vuelvo a la realidad que me toca, y por la cual debo estar agradecida.

Octubre 26; 2020 7:00 am

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Julio que ya llegó… 😳

Un mes más que recibimos en este año; en este 2020 tan incierto. El calendario anuncia treinta y una oportunidades para experimentar la vida.

Abrumados, cansados, encerrados… a pesar de todo eso; espero que para ti, así como avanza el calendario, también avance la vida.

Los temores no saldrán del escenario, pero la vida se rebela a darse por vencida. Así que rellena cada espacio en el almanaque con una propuesta que haga más completos tus días.

Que este semestre que tenemos por delante sea consumido por nuestras ganas de vivir, en lugar de solo ceder los espacios de la vida, a un tiempo qué pasa en la zozobra y en lo incierto.

➰Alguna vez pensaremos en estos días y serán parte de un gran recuerdo.➰

Nubes solas… que dices Noviembre?

Este día lo he tomado diferente, porque aunque es un Lunes como otro, pretendo no ser una más como todas.

Las nubes han tenido su movimiento propio, parecieran con un «live» de ellas, no con un efecto equis de una cámara. Ellas como que también salieron dispuestas a romper con lo de siempre.

El día llamaba y daba voces, y aún así seguí a mi ritmo, a veces uno necesita eso ir solo al compás de los pasos que puedas dar. Estrenar algo, descubrir cosas, atreverse a tener una primera vez en algo.

Así, este Lunes, el segundo de noviembre vino conmigo y espero pacientemente a que le mirara, mientras él se movía a su gusto

Y le dije: —Ves, ¡tú si puedes! Moverte a tu ritmo y en tu espacio.

Entonces respondió comprensivo:

—Ya, ahora entiendo, entonces tu también hazlo. Yo te espero.

Caminé hasta la orilla una vez más y comprobé que hoy era Lunes, de nubes solas.

Que cada una decidió tomar distancia de las otras y refugiarse en sus propios pensamientos.

Como si de pronto comprendieran que hay espacio suficiente como para no estar apretadas, o descubrirse diferentes luego de una discusión acalorada.

Lo cierto es que cada una estaba por su cuenta…

Me pregunté cuando las veía:

—¿Cuánto tiempo puede durar eso de estar así, separadas? Las nubes son como grandes familias que se mueven cuando quieren, todas juntas, en manadas.

☁️

¿Qué nos hace separarnos de la gente?

😠El que no piensen como nosotros o no aprueben lo que pensamos. Nuestro ego nos convoca a sentirnos ofendidos, entonces rechazamos a los que se nos oponen y nos quedamos con nuestras certezas, solos.

😠El equivocarnos en la justa medida de nosotros mismos. Creernos más o creernos menos que aquellos de quién nos alejamos. O no llegamos a su estándar o somos una talla más grande, pero al final no encajamos, porque la talla la tenemos en nuestra mente. Buscamos aprobación o la damos y en eso consiste todo. Y quedamos con una «A» de aprobado en la boleta, pero solo sin tener con quien compartir los triunfos.

😠Nos quedamos solos, lejos de todo aquello que según nosotros nos «intoxica» . Ahora está muy en viga eso se la gente «tóxica» y nos rodeamos de todos los demás que simplemente nos dicen lo que queremos escuchar, nos haga bien o no. Pero, sin contrapeso en nuestra balanza, creeremos que estamos perfectos, que no hacemos nada que este mal, que merecemos todo. Y eso al final nos dejará también sin esos que nos adulaban, porque no es cierto, somos humanos y algo tóxicos de vez en cuando. Perfectos y solos.

😠El temor nos deja sin poder compartir lo que queremos con esa persona. Vienen las posdatas, los después, los mañanas y termina extinguiéndose aquella llama a la que sometimos continuamente a una lluvia de hielo. Quedamos «a salvo, cómodos» pero solos.

Y la vida no se hizo para estar solos, aunque los tiempos de soledad buscada son deliciosos (yo disfruto el estar sola), sin embargo somos seres gregarios por naturaleza y no podemos fingir que no necesitamos de nadie. Eso nos volvería insensibles e inhumanos.

Por tanto, cuando no tengamos a nadie que quiera estar en nuestra vida, la respuesta la tenemos, no culpándoles a ellos sino reconociendo que el motivo lo tenemos con nosotros.

☁️

Y encontré a las nubes reconciliadas luego, así que sirvió de algo mi conversación con ellas…

Noviembre de nubes que se separan y que vuelven a unirse.

Noviembre 11, 9:54 am

Octubre, solo… silencio y ausencia 💭💕

Los días pasan con su propio ritmo cada uno, pero hay algo que persiste… la soledad.

No es un comentario triste, ni mucho menos, no es urgar sobre mis heridas que escuecen (que las tengo); es mirar a Venezuela desde el amanecer, es simplemente eso.

El sol manifestó desde muy temprano su compromiso de salir, ya no quiere resignarse a dejar pasar el día en «claridad automática» como lo hizo unos atrás; hoy con su modo sencillo pero contundente de hacer las cosas empieza a asomarse tras las montañas.

Una que otra nube sola le mira, como queriéndose hacer de rogar, jugando a querer ganar su máxima atención. Y el ha dicho ¡que no! Que hoy todos se alinean a su salida y punto; que a veces hay que dejar el jaleo y las posturas, que eso de hacerse de rogar es pa’ inmaduros.

Entonces todo está en su sitio y la vida llega, rodeando a este Octubre de buenos colores. Pero el silencio sigue.

En este Octubre, la diáspora se siente. Hay un silencio prolongado que denota ausencia. Maletas que se han ido cargadas de vidas que no volverán a esta tierra, paisajes que no serán más vistos en primera fila. Eso hace que «el no estar» se sienta.

Un volcán hace erupción por allá arriba, la lava y la ceniza se visten de colores tenues, pero a nadie engañan, allá en el firmamento pasa algo y más tarde que temprano lo sabremos.

Años atrás en este tiempo, ya la ciudad despertaba mucho antes. Las carreras para llegar al cole o al trabajo, producían trancas y ruido de cornetas en todos lados. Hoy se siente un poco de fantasmas, no es mentira lo que dicen las noticias, las cuidades van quedando desoladas.

Y la luna viene a ver todos esto conmigo, ella bien arriba como para no contaminarse de la nostalgia que da al ver, que todos se han ido.

Los amigos de la tarde, los abrazos cariñosos, las oraciones en conjunto, el preocuparnos unos por otros, los mensajes que llegaban sin falta, la presencia en nuestra vidas de esas personas que amamos.

Hoy la distancia hace un hueco, las vidas que se van cada cual «a lo suyo». Relaciones que se ponen al fuego cuando todo cambia; porque quererse mientras se pueda es cosa de infancia, pero hacerlo a muchas horas de distancia, con circunstancias distintas y exigencias a veces hasta vanas, puede congelar cualquier intento de estar cerca que alguien prometió tener, y ahora ni la intención existe. Entonces se confirma, que lo que ocurre en verdad, es que ahí nunca hubo nada.

El sol sale y el día enciende sus luces, pero Luna se niega a esconderse aún en la distancia. Como aquellos que a pesar de estar tan lejos, día a día muestran su amor y no olvidan, sin tener la certeza de un reencuentro algún día.

La hora avanza y con ella, vienen también los compromisos del día. Las carreras que no podemos omitir, las cuentas que no se obvian, pero también los pensamientos que no nos dejan, esos que se clavan en el corazón y el alma.

Hay un cierto movimiento que no llega a nada, es como un despertar automático de alguien que ya no sueña; es como recibir en un buzón una carta que no habla, a pesar de estar escrito todo el folio. Algo falta.

Octubre tu también eres testigo de esta diáspora… y tú, que también estás lejos, me haces falta.

Octubre 17, 6:55 am