
Los buenos días, son cosas de atrevernos a mirar.
De sacudirnos los pesos del dolor con razón o sin ella.
Los buenos días son más cosas del corazón, por eso cuando no son, averigüemos ¿qué ocurre?

Los días azules, no son días sin nubes, son esos en los que sonreír va de color.
Son de esos en que los pensamientos son buenos, porque simplemente nos alegran, nos hacen saltar el corazón.
Son capas de nubes que sirven, para hacernos una almohada y recostar en ellas nuestras tristezas hasta que desaparezcan.

Las mejores horas son esas en las que decidimos poner nuestros sentidos en lo que nos enriquece, sacándolos por supuesto de eso que nos duele.
Son esas mismas horas en las que echamos fuera conscientemente un pensamiento fijo que no sirve, y lo mandamos de paseo.
Horas en las que disfrutamos más de nosotros que de esos otros a quien ni siquiera le importamos.

Momentos increíbles, son precisamente los que no duran casi nada en tiempo, pero pasan a ser imborrables en nuestra alma.
De esos en los que la palabra indolencia salió del diccionario, y el insensible ya no nos clava su daga.
De esos momentos reales en los que la luz de lo que sentimos brilla más, que cualquier oscuridad que recibamos de vuelta.
Instantes para enmarcar en nuestro ser, que nadie, aunque quiera puede arrebatarnos.

Las ganas de vivir son arenas desnudas en una playa, que sonríen al ser cubiertas por el agua que juega a irse y nunca lo hace definitivamente.
Son pies mojados que corren el riesgo de mojarse al comprender, que no puede verse el agua constantemente sin llegar a tener sed de ella.
Son rayos de luz reflejados en una orilla, que no se rinde y que prefiere ser más espejo que protagonista.

La felicidad… tan efímera y verdadera como una burbuja de agua, que mientras existe pareciera tener la fuerza de una roca.
Como la risa de un niño que nos entra al alma y puede alumbrarla más que cualquier regalo envuelto.
Como el amor que se enciende a veces con una simple palabra.
Como el temblor de una mano cuando al fin se atreve a acariciar a la persona amada.
La felicidad como todo lo humano, misterioso, en segundos y eterno. Casi indestructible y frágil como el cristal de los ojos que derraman lágrimas.

Los días también son de noche buena, cuando Luna sale y nos pasea.
Cuando podemos compartirla con alguien a quien también le gusta.
Cuando nos sentimos deseados bajo la luz de su estela.
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Por eso, te deseo buenos días,
Días azules y con luz en tus mejillas,
Por eso, te deseo las mejores horas
Y momentos en que sientas mis cosquillas.
💭
Quiero que siempre el sol te alumbre
Sea que estes dormido o despierto
Que aún la luz se disfrace en la noche
Y te lleve corriendo al feliz encuentro.
💭
Que no saborees lo amargo del desprecio,
Que no derrames lágrimas de soledad
Que no te lastime el olvido necio,
Que no sea burlada tu humanidad.
💭
Quiero que sientas como yo lo siento,
O mejor no, no creo que podrías resistirlo,
Quiero que siempre tus días sean muy buenos
Aunque mi amor nunca llegues a sentirlo.