En las Nubes… Palabras del Corazón

Cundo nuestro corazón está ligado emocionalmente a alguien, podemos “andar en las nubes” tal como se dice en los casos, cuando pareciera que no “pisamos el suelo” y nuestra mente flota solo en torno a un recuerdo.

Literalmente, tocamos las estrellas, nos montamos en la cúspide de la montaña, por un tiempo; y allí todo lo que se observa resulta hermoso .

Sin embargo, donde hay nubes, más temprano que tarde, también habrá tormenta La belleza no perdura para siempre

No se puede subir tan alto, sin el riesgo de una gran caída, pero eso es parte dela experiencia o aventura de sentir

Por tanto, vive lo que sientes, con la conciencia de que van llegar dificultades y desencantos, que no todo es igual, todo el tiempo.

Cuando la lluvia llegue, procura tener al corazón a resguardo suficiente, para que no se ahogue.

Recuerda que las nubes se llenan con un proceso que comienza en las aguas que cubren la superficie, y aunque nuestro corazón ande “volando” tendrá que aterrizar en algún momento.

Vivo….Palabras del Corazón 💓 (1)

En el nombre del corazón, por el corazón y en el corazón pueden expresarse muchas cosas, ciertas o no.

Procuraré (con la objetividad que a veces falta desde el sentimiento), contar que palabras vienen al que late y siente, dentro de mi.

No hay Flor que exista, sin vida; no hay corazón que no se pudra sin latir; no es posible un sentimiento sin que pueda ser expresado.

La vida se mueve, se deja ver, sonríe y llora. Eso que se dice sentir y que no se manifiesta es solo algo muerto encerrado en una hermosa caja disfrazada de vida. Al final solo es un peso inerte que no va a ningún lado.

Si estás quieto, sin suspiros, sin que alguna vez algo dentro de ti salte, es hora de revisar lo que sientes…. porque simplemente puede que no sientas nada.

De las cosas cotidianas 43… el reloj que corre y no para.

Las agujas del reloj corren y corren… no paran, y cuando lo hacen decimos “se dañó” porque no nos resulta natural que el tiempo se detenga, lo cotidiano es que siga su curso.

@escriboloquesientoypienso

No me gustan los “apuros “ (apuro: m. apremio, prisa, urgencia según una de las acepciones en la RAE) ni el sentirme empujada, pero al parecer es de las cosas más normales que tocan en la vida (definitivamente soy un poco <bastante> anormal).

Creo que nunca podría participar en un concurso de esos contra el reloj, tipo “Master Chef”, ese conteo de los segundos golpeando mi resistencia, terminaría enloqueciéndome. Segundos que miden quiénes somos, terminan convirtiéndonos en kamikazes de la rapidez.

Puedo escribir debajo de una escalera, mientes voy caminando, en el transcurso de un trasnocho, en medio del tráfico, a la sola luz de una vela, bajo la lluvia; con el desamor carcomiendo mis entrañas o el exceso de sentimiento haciendo temblar mi pulso al punto de que solo salgan garabatos, pero NO con el látigo del reloj persiguiéndome. ¿Será eso algún tipo de fobia?

Pero como a veces todo resulta irónico, de un tiempo para acá mi vida se ha convertido en una carrera constante por el bendito reloj. La hora de levantarse, la carrera por llegar a tiempo, un día pendiente de cumplir con todo en el horario previsto. Confieso que eso literalmente me agota. Miro de soslayo las manecillas que con un sonido sutil y a la vez ensordecedor, me desafían.

No se logra llegar a la meta solo por correr más de prisa, pero igual reconozco que los parámetros son necesarios, para evitar la anarquía y en el fondo algo de bondad tienen. Entonces la compasión sube a mi mente y volviendo la mirada hacia ese que corre, terminó pensando lo mismo que Sanz en una de sus canciones: “corre porque es un cobarde”

Lo cierto es que por las razones que sean y lo atienda no, el tema del reloj muchas veces me pone “contra las cuerdas” y temo que la mayoría de estas, no salgo todo lo aprobada que quisiera. No es que llego tarde, porque no lo hago; es solo que sentir la presión del reloj, es como un arma letal de última generación, queriendo fusilar a mi alma de pájaro que quiere volar sin que le marquen el rumbo o que le impongan los minutos que puede hacerlo.

Por eso soy libre cuando escribo, porque aquí, el único tic tac que se oye, es el de mi corazón que se acelera o aquieta, cuando te pienso y las letras se amontonan detrás de mis sentidos.

Y vuelvo a la realidad que impera, esa que sepulta cualquier cosa que se llame sueño a su lado, entonces viene la hora de dormir, para poder despertar mañana y seguir jugando a que le hago caso a uno que presiona por su rostro sudado y respiración jadeante, siempre como cansado, porque simplemente no se detiene. Aunque no vea sus pequeñas manos en este momento, siento la influencia de sus horas sobre mis párpados; ha ganado otra batalla, pero en algún momento podré desafiarlo y ganaré la guerra, o al menos no la haré más.