Noviembre, hoy que te vas…
Pareciera algo tonto, el que venga a despedir a Noviembre, pero ¿sabes qué? nadie sabe si este es el último Noviembre que me toque, así que por sí o por no, vengo a darle un abrazo, en honor a todo lo que me dejó en sus días
Confieso que este mes he llorado tanto como Noviembre…¡ y que se hace, pues! Como este mes, yo he estado en modo de «lluvia», él por sus razones, yo por las mías.
Esta última semana los días han estado entre grises y colores. El calor sofoca y de golpe la lluvia cae, hace dos días hubo una tormenta eléctrica que parecía que alguien consecutivamente tomaba fotos y fotos con un flash refulgente, aún siendo plena tarde (4:00 pm). Desde ayer amenazaba con llover otra vez, y aunque la noche languidecía casi a punto de llorar, las gotas no llegaron… pero hoy, hoy si que amaneció en gris.
El sol se encontraba arropado entre mantas grises, quizás luego de una noche tormentosa con Luna, que estaba nueva. Por lo que fuera, no tenía intención (al menos no manifiesta) de levantarse, como otros días, como todo los días. Hoy era distinto, había tristeza, lejanía y distancia…
La esperanza de un sol que viniera a adornar el día, era poca, pero aún así, había esperanza. Pero el resto de la mañana continuó igual, y poco antes del medido día, la sentencia completa del llanto que no espero, se ejecutó…
La lluvia era tal, que el mar no se veía. Así ocurre cuando uno llora con todas las ganas… y el dolor lo nubla todo, al punto de no tener idea de ¿cómo hacer para poder resistir en un momento de esos?
Con fuerza la lluvia se dejó sentir al rededor de unos 15 minutos y luego, sin más, aclaró. El panorama seguía con lluvia, pero la vista ya empezaba dejar que se vieran todos los elementos que la contenían.
La tarde comenzó y el gris seguía ahí… como esos dolores que se apaciguan, pero que no se van..¡justamente así!
El mar un poco revuelto por la lluvia, quería mostrar su mejor cara de calma, pero en el fondo se presentía su agite así él, lo quisiera esconder. Tal cual nos ocurre a nosotros cuando estamos «rotos» por algo o alguien y nos preguntan:
-¿Cómo estás? Ponemos nuestra mejor cara (que no consigue engañar a nadie) y respondemos:
-Todo bien. Con una sonrisa de esas que pareciera que fue la última que quedaba en el almacén de las máscaras , por lo aporreada que se ve. Pero, a nadie en el fondo le interesa si es real o de utilería la sonrisa, sino que generalmente la mayoría prefiere quedarse con esa respuesta porque es la quieren escuchar, para no hacerse participe de un peso que no quieren compartir (y eso no es condenable).
Yo sin embargo, continúe preguntando a Noviembre y al mar… ¿cómo estaban, qué ocurría?
Había calma, pero no claridad. Era como de esas situaciones aparentemente tranquilas, pero que sabemos tienen una tensión subyacente que la absorbe y consume al que la vive. La calma del desasosiego, de la incertidumbre, quizás del miedo.
De ese modo y con muchos pensamientos en mi cabeza, seguí mi recorrido y pasé el resto de la tarde observando a Noviembre en su última tarde, y a mis sentimientos entre los barrotes de mi corazón (aclaro, tienen privación de libertad, en modo preventivo, mis sentimientos)
¿Que espera la lluvia al caer en el mar? Además de sacudirla y agitar sus olas, ¿que espera?
¿Siemplemente viene, con fuerza… la toca y se va? ¿ese es el motivo de tu llanto, Noviembre?
¿O es tu dolor que se desata y cae a gotas, haciendo a más de uno testigo de ello?
¿Quieres limpiar el dolor con esa lluvia, Noviembre?
Y Noviembre, como todo un caballero guardó silencio… no me dio de sus intríngulis, solo me mostró su cara gris que me dejó mirando al horizonte.
Entendí con este Noviembre que se va…que por muy intenso que sea el sentimiento, a veces es mejor callar. Nadie puede evitar que sintamos lo que sentimos, pero si se puede evitar que eso invada todo a nuestro paso.
Así como este amigo Noviembre hoy se va; también todo y todos nos iremos… ante eso, sólo puedo decir como dijo Benedetti (el de mi trío favorito):
-«Pero tú, no te vayas».
El amor es sin medida… pero a veces debe ser a la medida de quien lo recibe. Sino, pareciera que no sirve. Y es algo para aprender y meditar.
El amor es intenso… eso significa que opera tanto para la risa así como también, para el llanto.
El amor es un camino de dos vías… aunque lo que se reciba sea lo inesperado.
El amor es amor y no cambia… por mucho que sus protagonistas comentan errores, él no deja de ser.
El amor y la vida se quedan… el resto, los que no sienten, como los meses se van.
Yo sigo aquí, te despido Noviembre, siente y sigue… realmente gracias por no ocultar tu cara de mi, la del amor y la del dolor (eres de los míos, definitivamente si).
Y tú… espero que también sientas y no sufras porque se va, como nos iremos todos, como alguna vez, quién sabe cuando, aún sin darte cuenta, yo también partiré.
(Como Noviembre siento, aunque ya procuro no decirlo, y como al mes, este mes que se va, los colores se me ven).❤️