Desde la ventana… vemos 👀

A través de una ventana… ¿Qué vemos?

Hasta donde es que llegan nuestras ganas

¿A la vida que nos espera, allá a lo lejos?

Esa misma que obviamos todas la mañanas.

¿Quién se atreve, quien mira, sin temores?

¿Acaso tú, que lo entiendes en teoría?

Para ver más allá se necesita más que ojos,

Para asomarse a la vida, se requiere valentía.

No escrita en letra muerta, esa que ni tú crees,

Poder ver con las ganas es mucho más que eso,

A través de una ventana se asoma lo que eres

Aún con tus temores y todos tus excesos.

¿Te quedarás ahí…mirando desde lejos?

Sin acercarte al borde, con mucha precaución

¿A qué le temes tanto, es muy grande ese Cielo?

¿O es que temes sentir una gran emoción?

No lo pienses ya tanto, que quien así lo hace

Cierra toda ventana y pierde así su color,

Como aquel temeroso, que frente a quien le ama

Se va como un cobardemente, corriendo por temor.

¿Que ves… en la ventana

Cómo están tus ganas,

Es que acaso ya no hay

Ni una leve ilusión?

…❤️

Versos de Flor… florecer y marchitarse 🌸🥀🍂

Que a veces sembramos
Y esperamos
Y nos damos cuenta
De que nada pasa,
La tierra no se mueve
Nada brota
Que se acaban así
Nuestras esperanzas.

Luego el milagro ocurre
Y algo brota,
Ante nuestros ojos surge
La maravilla
De una semilla que su corazón
Se ha roto,
De pronto surge
Algo hermoso,
Algo que brilla.

Y empezamos a asomarnos
Impacientes,
Como quien espera un regalo
En agonia,
Cada hoja, cada centímetro
Que el retoño adquiere,
Es casi un verso nuevo,
Un sentimiento que mueve
Cada poesía.

Y tarda… como tarda,
El que llegue a crecer,
Y esté ya preparada para
Dar la flor,
Sus pétalos pequeños
Empezarán a ver,
Cómo buscan con ansias
Los rayos del gran sol.

¿Y cuánto dura esto?
¿Cuantas horas serán?
Las que en el calendario
Durará nuestra flor,
Como rayos de luz
Desaparecerá,
Y habrá un tallo solo
Donde hubo
Una flor.

Marchitarse es
Tan pronto,
Se ahorran las esperas
El final no es más lento
Que cuando ella nació,
Los pétalos se caen,
El color ya se apaga,
No se siente el ambiente
Que ella perfumó.

Que quizás el tiempo
Que tarda la belleza
En florecer,
Es mucho más
Que el que tarda en
Marchitarse,
Pero vale la pena
Tomarse el primero
Para ser lo que se es,
Y para lo segundo
Dejar que pase,
Lo que pase.

🌸Que quizás a veces nos cuesta tanto prepáranos para volar un instante, allá, a la tierra que realmente pertenecemos; y luego basta un segundo para hacernos descender y estrellarnos de la forma más aparatosa. Sin embargo, nadie podrá arrebatarnos lo que vivimos cuando nos atrevimos a Intentarlo.🌸

Ánimo… los que nos rodean

En algún momento estamos pegados al suelo,
Sentimos temor, no nos atrevemos.
El se vuelve inmenso, como espacio
Al que no llegaremos. Imposible se hace verlo.

Y nos damos cuenta qué hay otros
A nuestro lado que ya no están asustados,
Un poco más alto, quizás han llegado
Y bajo su protección, por pequeños
Nos quedamos.

Que el brote aún siendo pequeño
Se anima al ver que puede llegar
A ser grande, como el que le acompaña
Y ofrece su sombra.

Por eso es tan importante revisar de quien nos rodeamos, porque desde la pequeñez y el miedo, todo ante nosotros se vuelve un gran obstáculo.

Si los que nos circundan son detractores de profesión, los que enjuician, los que critican y condenan, ellos estarán sembrados allí… al suelo, sin ni siquiera querer levantar la vista para buscar una salida, para encontrar una mejoría, y de eso querrán llenar su entorno, contaminándolo. ¡Cuidado!

Pero que maravilloso es, que quien está a nuestro lado, está además con nuestra causa, con lo que somos; no por conveniencia sino por estar realmente ganado a acompañarnos. No mirándonos como algo insignificante y pequeño, sino como un gran brote que se está preparando para crecer, desarrollarse y dar el resultado más óptimo. Sin carrera, sin apremio.

Las personas que preferimos que se queden en nuestra vida, son esas que nos animan, que están pendiente de que nos atrevamos a conquistar nuestro espacio, nuestro sueño, nuestra propia lucha interna. Nos dan sombra, no de la que impede crecer, sino de la que protege que un rayo de sol muy fuerte, nos queme a deshora.

Agradecer por los que están y con su amor nos animan, se interesan y sobre todo no estorban, es un excelente ejercicio de vida. Por otro lado, decidir que salga de nuestro mundo ese que pesa, el mismo que lejos de sumar más bien resta y procura la sequía de nuestras hojas para que caigan, es una tarea que deberíamos tomar como necesaria.

Quien anima es compañero de la vida. Gracias!

De las cosas cotidianas 17… los golpes enseñan 😖 y revelan 😳

Alguna vez has escuchado ese dicho que reza: «Los golpes enseñan «.

Y eso siempre lo asociamos a aprender una lección. Si metiste la pata donde no debías y eso te causó dolor entonces, fuiste «enseñado», a no volverlo hacer… lo sabemos, pero no garantiza que no vuelva a ocurrir.

Y aunque esa sabiduría popular es cierta; he llegado a entender que los golpes no solo enseñan, sino que también «revelan«.

Hace unos días mi frente tocó el calentador de mi casa (si aunque aquí siempre estamos caliente (+30grados), también usamos calentadores de agua 😳; y a raíz de ese golpe, aprendí una vez más que debo tener cuidado, porque soy propensa a pegarle la cabeza a todo 🙈.

El caso es que me sirve de lección, pero también ese golpe sirvió para mostrar algo más que se cocinaba en mi cabecita y que yo no había atendido hasta ahora. Esa fue una revelación.

De no ser por ese golpe, quizás hubiera dejado pasar más tiempo y el mal se hubiera convertido en algo peor.

Entonces pasan muchos pensamientos al respecto por esta cabecita. La misma que con frecuencia pegó con todo, y la misma que tenía alojado un visitante que una vez hubo que extirpar.

Y es que el golpe sirve para expresarnos muchas cosas.

Cuando alguien nos golpea ya sea física o emocionalmente, porque son lastimados nuestros sentimientos, porque queríamos ser lo mejor para ese alguien y terminamos con un portazo en frente, porque nos quedamos esperando cual Penélope en el andén y la persona jamás llegó; de alguna manera eso trae una revelación.

💡Nos revela que tan frágiles somos emocionalmente al comprobar que hay pedazos, cual cristal roto, regados por todos lados de lo que sentimos.

💡Nos revela que quien nos golpeó, tuvo suficiente fuerza para hacerlo que casi nos mata, por eso queriéndolo o no, muestra quien es, un maltratador (a).

💡Nos revela también lo que somos por dentro. Hay quien ha sido lastimado, y por eso, simplemente quiere lastimar a todos, pero hay quien también por haber recibido el golpe y saber cómo duele es cuidadoso para no infringir ese dolor en alguien más.

💡Nos revela además cuál puede ser el remedio. Quizás en ese momento en el que estamos más golpeados, la presencia de alguien nos salva y eso tiene un significado para toda nuestra vida. Puede que ese sea el regalo después del dolor.

💡Nos revela que si no curamos ese hematoma y drenamos de alguna manera la herida, el resentimiento, la tristeza y el no querer soltar esa situación o esa persona, puede llegar a podrirnos por dentro, teniendo que ser amputados luego; siendo minusválidos emocionales incapaces de volver a sentir.

Los golpes enseñan y también revelan.

Esto lo pienso mientras toco los puntos que han cerrado la herida en mi cabeza, gracias a que lo atendí por el golpe recibido; y lo siento mientras acaricio en mi mente la cicatriz de un sentimiento que ha dolido, pero que cada vez me representa menos apego.

Septiembre… y lo que traen las despedidas de sus días 🌑 💫

Hay días que son un espectáculo, pero de esos que nadie puede ignorar. Bueno, si hay quien los ignore, pero lo que se pierde es grande.

Tal como eso bueno y especial que tenemos en frente y no terminamos de apreciar y preferimos ir a otra ventana y ver cualquier paisaje. Más o menos así.

Septiembre ha estado bello en sus inicios y también los finales de sus días. Una mezcla de color que deja pálido al pincel de cualquier grandioso pintor.

Y es que recoger en un lienzo y a veces hasta en palabras una de esas maravillas con las que nos topamos, puede resultar, imposible. El cuadro puede no hacer justicia completa, las palabras pueden quedarse cortas ante un sentimiento.

Acercarme a verles y escuchar de que conversan, es algo que me seduce, que me llama. Por eso en medio de la inmensidad de un azul tirando a negro, me siento cerca de Luna y su Lucero y les contemplo.

Siempre juntos, siempre distantes.

Y mientras más oscuro el escenario, ellos brillan más. Como para no perderse, como para no olvidarse y sobre todo para saber, que uno está ahí, a la vista del otro.

Así ocurre también con la vida. En los momentos más oscuros, difíciles y menos divertidos… en ellos brilla a nuestro lado, quien no se escuda en la distancia para no aparecer, sino que la transforma en cercanía con su brillo.

No me doy por vencida.

Septiembre en es noche que pasó, a través de los cristales, me recuerda que el estar cerca, justamente eso, nos vuelve cercanos. Que el mundo no consiste en un conjunto de seres solo queriendo sobrevivir, aún a cuesta del otro. Porque si así solo fuera, sobreviviríamos a todo, menos a nosotros mismos.

Rescato la bondad, aún en medio del caos. Que somos llamados «raza» porque somos muchos, no es cuestión de uno solo y su bienestar.

Ruego porque así como todo lo que vemos en ese cielo hermoso, Estrella, satélites, constelaciones, planetas, hasta el astro que rige algún sistema… y todos comparten en armonía (con algunos choques), y son necesarios cada uno en su órbita o lugar, de la misma manera nosotros como humanos, más temprano que tarde podamos hacerlo también.

No me uno al desahucio de pensar que simplemente la vida se trata de que impere el más fuerte sobre quién no lo es. Aunque hay muchos ejemplos de ello, también el amor, la solidaridad, el sentido gregario del hombre, debe prevalecer.

Así como Luna no se siente sola, porque el resto de lo que hay arriba le acompaña sin invadirla, así nosotros los que vivimos en este globo azul, podemos hacerlo, re aprendiendo las lecciones que el amor nos ha dejado escrita en el corazón y que nos hemos empeñado en dejar a un lado en pos de una supervivencia que más bien nos destruye.

De lo que ocurre afuera… que termina apuntándome una vez más a lo que ocurre adentro. A eso apuesto.

Septiembre, gracias por recordamos en una de tus tardes de ensueño.

Tarde de lluvia… día de sol ☀️ 🌧 quien se va?

El día de ayer se despidió llorando. Toda la tarde entre lluvia, relámpagos y truenos continuó diciendo que algún dolor había allá arriba.

Pero al final luego del ruido y del llanto, comprendí una vez más que siempre hay una ventana de luz, por donde escapa la oscuridad.

Aún recibiendo la noche, la luz, no se rendía.

Y esas ganas de brillar son como esos amores que no se paran, a pesar de los obstáculos con que se puedan encontrar.

Y el día ser marcho en paz.

Pero hoy…

Hoy que se viste de azul en su apariencia, que los pájaros cantan alegrándole…

Hoy se deja colar un fondo gris que le ensombrece, a pesar de tanto azul circundando.

Y al contrario del atardecer de ayer, esto me dice que a pesar de que todo pueda estar como queremos, que el Amor nos extienda su mano más generosa… encontramos la manera de amargarnos, llegando a pensar en otra cosa.

Ese pasado, ese ayer, que aún traemos a cuestas, que pesa y que no soltamos.

El sol o la lluvia se irán cuando estemos dispuestos a sacudirnos las gotas y también a dejar descansar el brillo. Ambos son necesarios y llegan, aferrarse sólo a uno u otro es el problema. Debemos soltar.

Descubrir… volar

Que a veces hay tantos estereotipos, que en ellos, simplemente nos perdemos.

Que se le da importancia y realce a lo que se ve y hace bulla, aunque aturda.

Que no importa si tienes alas o no, lo que te eleva es quien seas.

Que el descubrirse a veces cuesta tener que arrastrarse primero, y luego despegar.

Que no nos damos cuenta, y nos quedamos solo mirando el cielo, sin conquistarlo.

Que las limitaciones impuestas nos pegan al suelo, sin impulsarnos.

Que los cambios vienen y no solo en lo visible, que permanece si es de adentro.

Que aprender a volar tiene sentido, si tenemos donde aterrizar.

Tarde de Septiembre… sol y nube

Septiembre que comenzando muestra tardes apacibles, en las que una ingenua nube gris pretende visitar al sol, para persuadirlo de que no esté siempre tan ocupado, al marcharse con tanto alarde.

Le invita a un tiempo a solas, y el acepta.

Él se deja envolver en ella, olvidándose un poco de su «papel». El querer brillar por todos lados, deja por un momento de ser el sentido de su vida.

Descubre que envuelto en ella, los matices que dan juntos son extraordinarios.

Ya no necesita tanto la atención de todos aquellos que hablan de su esplendor. Ha descubierto que es agradable estar ahí, envuelto por quien de cerca, realmente le presta atención. Así que solo se deja llevar…

De esta manera, esta tarde de Septiembre se dibujó, en los tonos del placer que la nube le dio al sol, sin más compromiso, que el de ser cada uno quién era. Sin necesidad de exigencias. Solo fueron el y ella, en el cielo. Y la tarde se pintó bonita a su manera.

Peso y caída… soltemos!

Caer, es un verbo que aún cuando duele llevarlo a cabo, lo haremos.

Nos empeñamos en llenar la vida a veces con pesos demasiado fuertes. El que dirán, las exigencias, el estándar que debemos llenar, la reputación que debemos mantener, la apariencia que debemos guardar, la receta que debemos cumplir, la función que debemos llenar.

Actuar, sin ser… es un peso muy grande de llevar.

Lo liviano, quizás no resulta tan bonito o atrayente, lo más probable es que no sume tantos seguidores, ni muchos «likes» en las redes y hasta dentro del entorno físico más cercano.

Pero, salir al escenario de la vida día a día, con máscaras que hayan que cuidar que no se muevan para no quedar al descubierto, trajes que no nos dejen ni respirar, porque eso sea lo que nos hace ver bien según otros, tacones que superen nuestra capacidad de andar sin irnos de los lados… es mucho peso.

Y cuando me refiero a máscaras no sólo son las que se colocan, sino las que ocurren cuando aceptamos lo que no queremos. Los trajes físicos pueden ser quitados, las etiquetas que nosotros mismos nos imponemos para pasar la inspección de los demás, va cosida a nuestro ser, lastimándolo. Los tacones a veces son ese montón de cosas que nos ponemos como «metas» aún sabiendo que son cuesta arriba, solo por el afán de tener lo que otro tiene.

Con todo eso encima, el momento de la caída, que será seguro que ese día llegará; el golpetazo será ruidoso y nos daremos tan duro que costará mucho reponernos. Y más de uno dirá que decepcionamos sus expectativas.

Ligeros, desnudos, que quizás así nadie nos ve… y podemos darle rienda suelta a lo que realmente somos. Humanos, que pueden aprenderse un libreto, pero que eso no les dura, para el «siempre» de sus días.

Y la caída será ligera, así como el peso que traemos sobre los hombros de nuestra alma.

¡Soltemos los pesos!