Amor en 2020… del que riega 💦 🌿

El amor puede….

Sobre el amor se escribe mucho, incluyéndome a mi, dentro de los que lo hacen. Pero esta vez, este amor en 2020 quiero que esté un poco más allá de lo que la pasión y la leve emoción sugiere.

Quiero que hablemos de ese amor que no es solo pasión que quema y latido se que se acelera, sino de ese que es capaz de hacer reverdecer los caminos más secos.

El amor es lo más parecido a la vida y por eso quiero iniciar con esta serie en 2020, llevándolo un escalón más allá del sentimiento que siento (y tú que sabes que es así) para dimensionarlo en la forma más noble y sublime, porque es algo mucho más profundo de lo que puede decirse.

Amar son actos continuos de bondad, esperando que en el otro germinen sonrisas que nos hemos empeñado en sembrar, aún en tiempo de sequía.

El amor construye caminos verdes, a pesar de los desiertos de decepción que puedan llegar nuestra vida y las flores pueden llegar a tener los colores más intensos que jamás hayamos visto.

A todos nos gusta la pasión y todo ese remolino que envuelve a quien lo siente, sin embargo el amor aunque pasa por allí, es más que eso.

La sola pasión es capaz de incendiar el campo de nuestras emociones y dejarnos desolados; el amor gota a gota puede regarlo nuevamente y hacerlos que florezcan,

No hay Amor sin emoción, pero si hay emoción sin amor.

🌿Amo a aquel que es capaz de ver posibilidades para un campo seco, cuando para nadie más las hay.

🌿Amo la fuerza que tiene aquel que decide quedarse a regar, cuando la planta no resulte atractiva.

🌿Amo la inteligencia de aquel que valora las hojas, aunque parezca una igual a todas y el tiempo esté por tumbarla.

El amor y su nobleza va mucho más allá, de lo impliquen nuestras pieles, aunque ellas siempre reclamen su espacio.

Febrero que llueve… y escampa

A veces llueve mucho. Muy duro y por más tiempo del que uno se puede imaginar.

Pero nada mejor después de la lluvia que… ver como todo se despeja y que el azul del cielo, insista en sonreír.

Cuando llueve todos corremos a refugiarnos y algunas veces las gotas pueden llegar a sentirse como caricias heladas que si te mueves podrían hacerte alguna herida en la piel.

Y cuando se despeja el firmamento y algún rayo de sol se cuela, las caricias se vuelven cálidas y abrazables (término que quizás no existe en la RAE Jajajaja).

Cuando la tempestad pasa y nos enfocamos en lo limpio y calmado que llega luego, lo anterior se olvida y lo que queda es disfrutar del momento en el que el frío se ausenta.

Porque no son los momentos buenos los que nos construyen la fortaleza, sino los breves momentos de paz que pueden venir aún en medio de cualquier fuerte tormenta.

Febrero que llueves y escampa, que hace frío y más frío, que el sol sale y no se ve de un todo; quiero vivirte. Solo eso.

Espero que mis tormentas y las tuyas pasen y sepamos disfrutar de los momentos de claridad y calor.

Cada momento es necesario, para apreciar al fin, el que tenemos entre manos. Ninguna tormenta alcanzará para siempre al igual que los rayos de sol más profundos o vibrantes.

Y nosotros al igual que ellos pasaremos y solo quedarán las huellas que hayamos podido encargarnos de marcar sobre la superficie del corazón de alguien. Espero que estén las mías, sobre el tuyo.

Febrero 23; 6:14 pm

¿Quién..? 🌷

¿Quién te conoce?

¿Quién se acerca a saber quién eres?

¿Quién sabe de tus colores?

¿El qué pasa y no se queda?

¿El que promete y no cumple?

¿El que olvida y se hace el loco?

No, no puede…

No sabe de ti, quien no esta contigo

No siente cómo tú, quien no lo demuestra,

No existe, simplemente no existe.

Tú eres la belleza,

Tú eres la verdad callada,

Tú eres eso que nunca llegará a tener en sus manos

Tú eres quien tampoco lo tiene.

#LoQueMeDiceUnaFoto

Imágenes de las RRSS.. no renuncies, te despido! 😳

(De las cosas que uno se encuentra en la redes… esta imagen)

Las amenazas son nefastas, separadoras y asfixiantes.

Si amenazas con partir, para crear un ambiente de terror en el cual manipular a tu antojo , cuídate de que no esté pasando en ese momento un taxi, porque podrían montarte en él, pagarlo y enviarte a cualquier dirección, lejos!

El que se va, no amenaza con irse, simplemente se va.

Que solo valdría decir: —No renuncies… ¡Te Despido!

#LoQueMeDiceUnaFoto

Una posdata que también es válida ⤵️

Nota: Y también, si quieres que me vaya, no lo disfraces ni maquilles con desplantes, dilo, y nos ahorramos un montón de malos ratos.

Al final de Septiembre… 26 ya casi termina

El mes llega a sus páginas finales… y quizás como a mi, también te ha tocado leer episodios de tormentas, pero hoy la pagina se lectura estuvo un poco despejada.

Luego de amanecer muchos días con los tonos de la lluvia puestos arriba, hoy se puede leer «despejado» aunque solo fuera por minutos.

Eso me lleva a pensar en «celebraciones» y sus motivos. A veces cuando el panorama está «claro» lo celebramos, sentimos que todo tiene sentido; pasando por alto quizás que en medio de la propia tormenta hay un gran mensaje y estamos siendo bendecidos (aunque no lo parezca).

Y nos ponemos la ropa de fiesta, porque pensamos que no habrá más lluvia. 😊

Pero aún en medio de la fiesta, nos puede visitar la tristeza…

El día se despeja, pero no se detiene. Sus minutos de cielo sin nubes y colores de luz, son eso, minutos y luego entra en el juego todo aquello que nos recuerda que puede volver a llover. Eso le agrega al cuadro, hasta una belleza especial.

Quizás estemos en pleno baile, y todos los motivos para pasarla bien estén dispuestos, pero eso no nos libra por completo de que algo nuble nuestro corazón.

Que no somos simples «switches», que prenden y apagan una emoción al gusto; que somos seres humanos que nos afectamos por lo que pasamos puertas adentro, pero también por lo que ocurre en la vida de aquellos a quienes amamos o simplemente conocemos. Y se nos puede hacer presente la tristeza en medio del baile y la sonrisa en medio del funeral.

Hasta Luna en medio de las dudas, asomó su perfil por ahí…

Como dudando de si reírse a cielo abierto o ponerse triste por los días grises. Entre lo que pudo y lo que no, logré verle aunque fuera un poco, casi transparente ante el fondo de magia que le rodeaba.

Así ocurre también con nosotros las personas; no sabemos si nuestra sonrisa o Alegría será oportuna o bien recibida, entonces la disimulamos un poco y la timidez nos nubla para hacernos más acorde con la situación en la que estemos. O por el contrario nuestra propia tristeza a veces no concuerda con la exigencia de bienestar que nos rodea, entonces fingimos nuestra sonrisa.

Por uno o por otro, terminamos escondiendo muchas veces lo que sentimos.

Pero el cielo si está rojo, pinta todo colorado.

Lo que hay arriba encontrará donde reflejarse aquí abajo. Las nubes en medio de sus arreboles, pintaron el agua del mar con sus matices. Y el mar rojo, llegó a ser parte de mi horizonte.

Y es que, dependiendo de la intensidad de lo que estemos viviendo o sintiendo, podemos llenar todo a nuestro alrededor de eso. La Alegría se contagia y la tristeza también puede expandirse en el area que tocamos.

Entre tanto pensamiento… el día cambio sus vestidos y se quedó como si nada…

Por eso es mejor no adelantarse en las preocupaciones. Lo que parece tan inminente de pasar «malo y cierto» puede que hasta no suceda. Los días se despejan y nublan porque esa es su dinámica natural, como nuestra vida, como somos todos; seres que pueden ser sujeto a cambios y transformaciones entendibles o no.

Septiembre, te veo en tus últimos días, los tuyos… y quien quita, también pudieran ser los míos. 😊

Son días de Septiembre… 24 y 25 🌧☀️

Las nubes arropan estos días de Septiembre de forma sin igual.

Se habla de tormentas que vienen de lejos y azotes que nos quedan cerca.

Entonces los días son cambiantes, mucho más que de costumbre.

Las nubes se dibujan y deshacen sin darnos a veces chance a que las interpretemos. Ayer las perseguía…

Y en medio del camino, el cielo iniciaba su tertulia conmigo. Palabras que van y vienen, entre ambos.

A veces con silencios muy largos y necesarios, con miradas también largas que nos damos. El siempre, por todos lados.

Y el movimiento que hay arriba, también lo hay aquí abajo. Mientras las nubes corrían de un lado a otro, y el cielo cambiaba su ropaje; la orilla hacia lo mismo, aún con más fuerza.

Ayer y la promesa de que las tormentas cesarían, pero eso es solo pretensión del humano, sin poder asegurar que nada ocurra.

Hoy sigue amaneciendo Septiembre, y las ganas de la lluvia, no se van de un todo.

Y el sol sin dejar pasar la oportunidad, también se viste de luz y sale a hacer lo suyo, aunque lo suyo, esté lejos.

La belleza del contraste aparece, dibujando posibilidades infinitas en la mente.

Como el acercarse en la distancia, como el cese de las lágrimas con la risa, como ojos que ven aún cerrados.

Jugamos a la vida una vez más en este Septiembre. Nos disfrazamos de humanos para que nuestros monstruos no aparezcan.

Nos exponemos a la luz del día y hacemos que nuestra oscuridad quede «a oscuras » por un rato, hasta que solo la tengamos a ella.

Que la lluvia amenaza con caer más tarde, y el tiempo se sigue consumiendo para este mes semanario, que es lo que le queda.

Yo sigo mirando hacia el todo… observo sus cambios, sus quietudes; oigo sus silencios más callados y me quedo en los míos, esperando.

Septiembre que ya te acaba… después de brincos y saltos.

Tarde en despedida… Septiembre 14 💭

A veces simplemente los colores se fusionan y el degradé perfecto, es sólo una característica del cielo.

Septiembre con cambios. Escenarios alterados, lluvias que azotan sin previo aviso, nubes que no paran de correr.

Y los pensamientos al igual que el mes. Batiendo la puerta que separa lo real de lo imaginario, pintando en degradé con los dedos, mientras el color se las ganas lo permiten.

Septiembre el azul… en su novena versión. 9️⃣🤗

De esos días azules, en los que parece un todo está en calma. La semana comienza y no debería ser de otro modo. Que todo fluya es lo que se espera. Y con ello, la mentira de las cosas que acontecen.

Y Septiembre dice: —Tranquila, todo está previsto que ocurra en mis horas.

Los afanes del día no se hacen esperar y recuerdo que es día nueve, que conforme los ocho’s me derriten de gusto, los nueve me crean cierto resquemor. Luego le doy «play» al salvavidas que logra sacarme de ese hueco y hago memoria de que ya lo he superado, y me digo: —Lo que no me gusta necesariamente no tiene porque hacerme daño.

Septiembre bello, vestido de azul vespertino, sin temor a teñirse luego del gris acostumbrado de la lluvia de la tarde. Con ánimo de provocar que uno se quede ahí, solo admirándole, pero el mundo afuera y sus gritos, tocando la puerta para que salgamos a luchar por vivir, a sentirnos que estamos haciendo «algo».

La vida se convierte entonces en un debate entre lo que eres y quieres, y lo que tienes y debes. Mientras Septiembre, sigue probándose vestidos…

No se deja intimidar, ni porque el reloj transcurra y venga otro después de sus versiones, ni se para a preguntar porque menos días (o más).

Y los quehaceres del día se convierten en misiones imposibles, como ya es lo usual de este lado del planeta; con la tentación en mi cabeza de achacárselo además al día «nueve» pero Septiembre hace buen rescate del número que le simboliza entre el listado de los meses del año.

—Todo ocurre a su tiempo, me repite. Yo, una vez más admirándole, perdiéndome en el cielo (que eres tú, y ya lo sabes); y la vida llama mil veces con diferentes tonos y timbres tecnológicos, diciendo que es hora de volver a dar la batalla.

Vestida con el azul de este lunes de Septiembre, sigo. Termino abrazando al nueve, aunque mi corazón sea de «ocho» infinitamente.