Hay quien dice mucho, todo el tiempo… y lo más probable es que no diga nada.
La campana mientras más vacía está, más duro suena, y eso mismo puede ocurrir con aquellos que tiene algo para decir siempre, aunque sus muchas palabras, carezcan de sentido .
La administración del silencio es algo que requiere madurez y profundidad. Estar lleno de mucho, para que lo poco que se pueda decir sea suficiente, es una virtud cultivada por gente rara.