Incendios.. 🔥

La ciudad habla de incendios, la emergencia llega, la sequía hace estragos, la imprudencia de otros se combina. Es fatal.

La gente habla de incendios, los que habitan en sus propias guerras, de desolaciones que no encuentran salidas y solo pueden ser vistos por llamaradas de violencias entre unos y otros. Se consume el alma colectiva.

La agitación de mi ser grita: —¡incendio!. El corazón sin riego, el desierto inclemente, la chispa de frustración que no se apaga, la aridez de un amor que ya no existe. Todo se quema, el fin de acera.

Incendios, cada uno distinto, un tanto igual en su esencia. La falta de atención, el prevenir con el cuidado del quien riega, el no dar lugar a eventos inconvenientes como el descuido de tirar una colilla en un cerro seco, o la estupidez de asegurar que una persona te pertenece por un documento de por medio. Descuidos.

Los incendios son descuidos propios de la falta de interés, del no querer ser responsable, de la incapacidad para reconocer en el otro, alguien que vale.

Dolor… inevitablemente es su consecuencia. No hay incendio sin que algo se queme, se destruya, se consuma.

¿Y luego que queda?

La desolación de lo arrasado, la mutilacion de un suelo que tardará mucho o quizás nunca se recupere, para dar paso a algo que crezca; la misma incapacidad en el centro de un corazón fracturado que no logrará unir sus pedazos, ni aún con El Oro más fino. Al menos no en su real interior.

Incendios, cada vez que ocurren se crean “planes de emergencia” pareciera que el dolor capta la atención, pero luego todo vuelve a la misma olvidadiza realidad. La pareja sigue, la fractura no se quita, solo se maquilla de una agónica sonrisa que simplemente soslaya el deseo de haber sido consumido totalmente por el fuego

Incendios, sobre un Apocalipsis en forma de abreboca, de ese mismo infierno que ha sido sembrado al descuido, contando que el abuso, el maltrato y el desamor no hicieran lo que de seguro saben hacer por su propia naturaleza.

Incendios, la naturaleza de los humanos absurdos…

Sopla el viento

Sopla el viento

La vida se mece de aún lado a otro,

Perdemos los pétalos,
la vida golpea de un lado y otro
queremos estar enteros
y el viento sopla.

Sopla, llevándose los recuerdos
quedamos desnudos,
hay frío…
pero es necesario para volver
a florecer.

La pariéndosela puede irse
se va de paseo
con la belleza,
el jardín de seca
la lluvia no moja, sino que ahoga.

Esa es la vida,
la que se mece de uña lado a otro,
que a veces viste y otras desnuda
que cuando quiere grita,
y también se queda absorta
en el silencio, muda.

Sopla el viento y hace frío,
el alma se resiente
en medio de la costumbre,
se cubre con el hielo.

Mirar la luna….

Mirar la luna….

Mirar al cielo y encontrarnos con Luna, es un regalo…

Quizás para quién no representa un milagro, el poder hacerlo, esta especie de «admiración puede pasar desapercibida.

Somos dados a obviarlo, lo obvio.

Pero, encontramos con Luna a estas horas de la mañana significa que no todo está perdido.

Aunque a veces esté muy gris, muy frío y hasta muy inhóspito si se quiere, verla por ahí sonriendo, me reconcilia con la luz, el calor y la humanidad

No todo el que puede verla, la ve. A muchos no le importa. Su preferencia está en mirar al suelo, calcular los pasos para llegar a algún lado, contar los billetes que de traiga en los bolsillos, producir lo que se conoce como éxito. Ser importante.

Entonces se toma el mirar más allá de la nubes, como una tontería innecesaria, como quien vuela por ilusiones insondables y por tanto no realizables.

Pero ella está allí, irrefutablemente es así. No es ilusoria, ni utópica; su presencia reafirma que somos parte de un todo inmenso, en el que alcanzamos a ver en este momento, solo una parte muy sutil de quien es

«Todo esta en orden», me sugiere su presencia. Todavía hay día y noche. Seguimos girando sin caernos y es algo extraordinario. Lo pasamos por alto cotidianamente, pero es así, giramos sin caernos, no terminamos patas arriba, sino que podemos seguir andando «normalmente».

Somos especialistas de lo obvio, y ver a Luna me lo recuerda y me hace no sentirme muy cómoda en el sillón de la indiferencia. Porque eso no es vivir.

Azul inmenso, celaje blanco
Esperanza de permanencia, de quietud, de armonía.


Guiño en el alma, cráteres de escondedero para los que se sienten solos. Abrazo de piedra que no sabe a frío.


Mirada a la tierra, sublime y tierno. Quisiera que todo pasara y poderse sentar en el infinito a compartir un café de amistad, que haga sentir el universo humano,festivo y amable. Todos juntos.

A estas horas de la mañana,sola, pero ella sabe que las estrellas estan ahí y su brillo lo siguen compartiendo aunque lo guarden de la mirada de lo terrestres obviadores. La compañía no acaba.

Luna, bella, plácida en el cielo, fuera del alcance de la tristeza y el conflicto. Esperanza, cercana a pesar de la distancia. Amor.

Gracias por estar,gracias por no irte,gracias por sonreír en esta fase y regalarte llena cuando quieres.

Mi corazón te ve y se alegra, mis certezas se vuelven más fuertes y el hoy se adorna contigo.

El día comienza, miro al cielo y vale la pena.

Martes 17, Enero 2023

Crónicas del Trasmi 1… observación 👀 🚍

En medio de esta ciudad gótica, que se ha vuelto un caos debido a las manifestaciones del paro y todo una serie de sucesos que me recuerdan lo que viví al otro lado de esta misma frontera, hay una “marea roja” que permite el traslado de las personas comunes y de los que no circulan en sus vehículos los días qué hay pico y placa.

El Trasmilenio va por todos lado y corta la ciudad en cualquier cantidad de pedazos, conectándolos entre sí. Cuando el tráfico se para por las trancas normales en una autopista por la cual no puedes ir a más de 50km p/h (what???), la marea roja avanza y permite que la ciudad no se quede inmóvil. Pero, al momento de ser afectada por cualquiera de las manifestaciones, el servicio se suspende y empieza el calvario para sus usuarios, a los cuales les toca caminar a veces 3 horas para llegar a su destino.

Al margen de los beneficios y tinte social que pueda tener este colectivo y el tema relacionado con los hechos que ocurren en este país tricolor sin Estrellas, lo que más me gusta de poder usar este medio de transporte, es la gente. Soy observadora por naturaleza, y de ahí la capacidad para crear historias escritas y la mayoría de las veces en mi mente.

Y es que luego de pasar casi un año usando sólo taxis, para evitar contagio del COVID, que ya me dió y fue realmente malo, y sumando las dosis de las vacunas puestas, que supuestamente dan inmunidad, he vuelto a la experiencia de andar en el Trasmi. He aprendido a tomar los que tienen rutas específicas, pasando por pocas estaciones, hasta llegar a mi destino. Me ha costado algunas angustias, el sentirme perdida, el no conseguir quien te de una respuesta certera, y sobre todo me ha servido para “observar”. El sentirme sola en medio de tanta gente, me ha llevado a prestar atención a los detalles, para no perder tiempo estando parada donde no es y definiendo realmente cuál vía quiero tomar. Suena fácil decirlo, pero un “pelito” más complicado hacerlo.

Los cierto es, que lo que a simple vista podría ser lo más desagradable, se convierte en una gran oportunidad para mi. Porque en medio de esa masa de gente que se mueve con diferentes destinos, hay muchas vidas contando una historia que muchas veces ni ellos mismos saben que la quieren contar.

Lo normal es que cada uno vaya protegido con el muro que se levanta al sacar su dispositivo móvil, y fijar toda su atención allí. Y este es un fenómeno que no entiendo mucho, porque las noticias reportan que cada minuto son robados unos miles de teléfonos celulares, pero en ningún caso las personas dejan de usarlo en medio del transporte público. Hay de todos tamaños, colores y precios. Cosa que me pregunto menudo es, como alguien con un aparato de ese perfil, viaja en transporte público? Eso me recuerda a los tiempos en que veía en mi país ranchos con parabólicas.

Todos van como diciendo “no me importa la que pase fuera de mi”. No me veas, no me hables, respeta mi espacio (y no por el COVID). Nuestra capacidad de evasión se ha desarrollado exponencialmente con el uso de la tecnología. Y me incluyo allí, porque déjame en una isla desierta con un móvil y wifi, y puede que no me de cuenta que faltan humanos a mi alrededor 😔. Nos llama más la atención ver la vida “perfecta” de gente que no conocemos ni veremos jamás en persona, que darnos cuenta de la necesidad del prójimo que viaja al lado. Eso ocurre a veces con los que acompañan en el transporte público (y nos parece normal que nos distanciemos porque no los conocemos), y otras con respecto a los mismos que son parte de nuestra vida y ahí, si rodamos.

Siento muchas emociones mientras voy sentadas o de pie, los 20 o 25 minutos que tarda este gusano rojo en llevarme de la 134 a la 45. Y digo gusano, no a modo despectivo, sino porque son como varios autobuses juntos, unidos por una suerte de acordeon, que permite que su viaje sobre el pavimento tenga ese movimiento que tienen los invertebrados.

Pero lo más interesante, son las historias que escucho y observo. Es el escenario perfecto para ventas comerciales, conciertos “unplugged”, y ver la necesidad en cada rostro que sube con la intención de levantarse unos pesos, para comer, para sostener a una familia, o simplemente para proveerse del vició que tiene. Todo es válido en el Trasmi. Y justo son esos personajes los que me sacuden, entonces creo que vale la pena hablar de ello.

Escribir de lo que siento y pienso, cuando una madre se sube con un chiquitito a vender “cauchitos” para el pelo, mientras el nene no encuentra de dónde agarrarse para no caerse, conmueve. Me han dicho que soy un poco tonta, con respecto a estas realidades, que muchas veces son falsas, que no crea todo lo que vea… pero al margen de la verdad o la mentira, siempre me pregunto ¿qué decisiones tomó esa persona en un momento, que la llevaron a todo esto? Y me digo con certeza…. Yo también podría estar allí.

Entre una lágrima, sonrisa y hasta admiración que algunos me provocan, iré contando lo que ocurre de ida o vuelta, entre los paréntesis rojos de mi día.

Ayer me sorprendió ver una pareja relativamente joven. Él, con cara de vicio sin atención, en quizás una crisis de abstinencia, ella como ausente en medio de tanta gente y en el coche una criatura que no tiene idea de lo que ocurre. Ellos estaban a la entrada de la estación de Alcalá, justo antes del dispositivo donde se coloca la tarjeta y el contador de personas baja, dándote acceso por que has pagado. Ellos querían pasar, entre una persona y otra, lanzar el coche y lograr burlar el dispositivo, sin tener que pasar por el lector de pago. No se si por falta de dinero solamente, o por la adrenalina que produce violar la norma. Y la policía estaba allí, al lado de los dispositivos.

¿Qué ocurre en el ser humano cuando pasa esto? Yo me quede algo como paralizada al ver al hombre casi que empujando el coche para mantener el detector bajo mientras yo pasaba, para que así ellos pudieran ingresar, aprovechando mi salida. No importa el riesgo, no es suficiente la policía.. no importa nada? Será, porque ya no hay nada que perder?

Fue todo tan rápido que no alcancé a tomar una fotografía de ellos, pero se me subió una sensación como de angustia al pecho. ¿Cómo sería esa historia que produjo ese bebé en el coche? estarán conscientes de lo que significa criar a un hijo? Pensé en los míos, en los tres… y el corazón se me arrugó.

Allí, en esa entrada, quedaban esas tres vidas. No pude alcanzar a mirar luego si lograron pasar o no, solo se que así como se veía oscura la entrada mientras yo subía a la rampa que me conectaba con la vía, de esa misma forma oscura se mostraban sus vidas. N

Que a veces no se trata de los gobiernos, que la entable mente en su mayoría que todos fueron entrenados para ser indiferentes y malos con los ciudadano (y no digo todos porque tengo esperanza de que no sea así). Se trata más bien de cada uno, de lo que hacemos o dejamos de hacer. Hay ocasiones en que las personas sienten alivio solo con ser escuchadas, y si a eso le añades u pan para su estómago puedes convertirte en un verdadero milagro.


A veces solo toca ayudar, sin preguntar
Amar sin esperar,
Saciar el hambre sin que haya gratitud
Extender una mano, aunque para eso
Nos tengamos que agachar.

Es mi intención compartir lo que veo; lo que hago como una gota de agua en medio de un desierto de dolor, no. Porque no se trata, de lo bueno que yo pueda hacer (que casi nunca es de verdad), sino de visibilizar para mi misma, lo que ocurre a mi alrededor, de las historias agradables o no con que me puedo topar, y sobre todo de un despertar. Despertar a ser humano, que a veces en definitiva es lo más difícil que podemos aspirar.

Ciudad Gótica, Junio 13; 2021 8:47 am

Febrero… caminando contigo 💭🌳

Desde ayer te veo Febrero… llegaste como si nada; tal como si Enero no se hubiera ido despavorido. El pensaba que todo estaría bien, y las cifras casi que le sepultaron.

Hoy es un día tuyo, el segundo y siendo martes y habiendo tanto verde cerca… creo que quieres regalarme esperanza. El sol está queriendo alumbrarlo todo, pero las nubes le arropan otro rato, entonces ellas resplandecen.

Tu tiempo Febrero, históricamente ha traído disfraces y máscaras, jolgorio y desenfreno, hasta el año anterior, ese 2020 que marcó la diferencia. Ahora si… las máscaras abundan, son obligatorias y hay algunos que aún se resiste a usarlas. Porque el humano es así, basta que le digan que “si”, para que reaccione en “no”.

Todo el mundo va a lo suyo Febrero, incluyéndote, cuentas los días con la autoridad que da el tienpo, y en cada uno el reloj interno se manifiesta. El tiempo va pasando. Este será otro año para recordar por lo “raro” por la ausencia de las cosas normales y rutinarias, como respirar sin filtros y protecciones, capaces de tocar cualquier superficie y tocarnos entre nosotros sin resquemores y aprensiones.

Tu segundo día y te ves radiante, espero no te canses como Enero, quien dio todo hasta lo último, pero se le veía agotado; quizás por eso tanto frío al final; porque la ausencia produce eso… frío. El alma se sabe sola cuando no tiene quien le acompañé en el sentimiento. Ya sabes, digo cosas que se me vienen de pronto y se que eres buen compañero, sólo te muestras y escuchas.

Dejas ver una ráfaga de vida en tu cielo, ese que dura poco estando azul, pero que se te ha dado bien, regalármelo esta mañana. Oigo las noticias que dicen de ti: “Este es el mes de la vacuna”. Y entonces te asocian con esperanza, tal como si tuvieras en tus manos la solución de todo, para después caer en cuenta que hay variantes y nuevas complicaciones.

Que soy solo el mes que toca contar” me dices mientras caminas a mi lado.

—Vaya, al fin abres la boca, digo mientras entiendo tu punto. Nos encargamos de poner culpas y responsabilidades en todos y todo, para no asumir las propias o para no reconocer que no dependen de nosotros o no podemos con casi nada.

Y Luna que nos acompañó despejada y sola, de pronto decide, irse a dormir entre las nubes y dejar al sol en su trabajo. Todo como debe ser, y es lo que piensas.

Febrero, te acompaño, me acompañas… y los dos pensamos: “hace tan solo tres años hicimos un pacto, y aunque parecía imposible, hoy vemos que lo logramos”. El olvido era misión de otro mundo, humanamente buscamos todas las salidas sin encontrarlas; y las circunstancias se volvieron las maestras más eficaces para mostrarme lo que estaba ante mis ojos y mi vida, ya por años, y no había querido darme cuenta antes.

Gracias por volver Febrero, y ser parte del recuerdo de lo que ya he olvidado.

Febrero 2; 2022 7:19 am.

Belleza… que bueno verte! 😍🌺

Belleza… de la que abunda y aunque estemos ciegos para no admirarla, existe. Como si el mundo estuviera en calma, y las malas noticias no fueran el grito fuerte de este tiempo.

Belleza ingenua, sin malicia y dobles intenciones; capaz de seducir, pero no de manipular. Disponibilidad para ser vista, sin aspaviento y poses de reina desubicada. En la simpleza de saber quien se es.

Belleza, a pesar de saber que es efímera, que las horas están contadas (como las de todos) y eso no es motivo de lamentos o de dramas innecesarios. Con pocos pétalos, pero en ellos concentrados la hermosura de saberse roja. Un universo que se mueve sin tener que correr.

Belleza, que te miro y un suspiro se queda a mitad de camino; mientras sueño que veas lo que yo también veo. Y los colores tienen sentido, y las pequeñas cosas del camino, vuelven a hacer que nos encontremos.

Belleza, es saberte ahí, asomado a mi vida, recorriendo la maravilla que no observamos por creer que tenemos cosas más importantes que buscar y en qué invertir nuestros propios pensamientos. Y eso es parte de nuestros errores humanos.

De lo que me permitió ver, el levantamiento de la cuarentena estricta.

Preguntas… respuestas

Que tengamos todas las preguntas, no quiere decir que seguramente cada una de ellas, tenga una respuesta.

A veces nos encontramos ante abismos infranqueables, calles sin salidas, emociones sin retorno; y de alguna manera preguntamos porqué o en el mejor de los casos, para qué; pretendiendo con esta pregunta darle un corte más filosófico y profundo. Pero lo cierto es que al preguntar la afirmación que va implícita es: esto que me ocurre o lo que no llega, “no me lo merezco” 🤨y es entonces cuando viene una pregunta tras otra.

Y hay un silencio grande…

¿Porqué? por que no hay un compromiso escrito en el cielo de que por cada pregunta tiene que haber una respuesta o más aún, una salida.

En medio de las turbulencias humanas, que parecen ahora más frecuentes que antes; quizás por la existencia de las redes sociales, que parecen omniscientes y divulgan todo lo que ocurre (todo el tiempo), nuestra vida se sumerge continuamente en un caos, y las olas que baten nuestra alma son esas “preguntas “.

Lo cumbre es que las hacemos al aire, y la mayoría de las veces no a nosotros mismos. No nos preguntemos ¿qué sentimos? O ¿qué origina en nosotros cierta reacción? Y la más grande de todas las preguntas ¿cómo es que llegue a dónde estoy? No, generalmente nos centramos en una interrogación cómo está: “¿porque me ocurre esto a mi?” Entre paréntesis, “yo que soy tan Bueno(a)”

Echemos un ojo a nuestra vida hoy, ahora… no ayer, ni mañana que aún no llega. Lo que eres, lo que tienes, lo que sientes… ¿es producto realmente de tus propias acciones, creencias y decisiones?

¿Estás consciente?

¡Muchas preguntas! Si, pero son las que deben retumbar en nuestro interior, antes de inundar todo el exterior con la frustración que nos da, no tener las respuestas.

Que haya respuesta, no nos dejará satisfechos; que exista una salida no implica que no volvamos al error; que encontremos el camino no significa que ya nunca estaremos perdidos

Octubre avanza a su final… le escucho

Camino hacia mis quehaceres de hoy, el tráfico normal, entre vehículos que quieren burlar el controlador de velocidad, motos que zigzaguean como queriendo tejer una trampa en la vía y ciclistas reacios a usar la ciclovía. El riesgo a la orden del día.

Los días de Octubre avanzan, y con ellos su despedida. Pareciera que todo va sin «pena ni gloria«, o más bien como mucha pena, debido a todo lo que nos ha tocado este famoso 2020, de quién muchos dijeron «era el año».

Hay azul y claridad a ratos, rayos de luz serpenteantes que deciden ser solo flashes en un día que sabemos va a ser de lluvia. Pero la luz hace lo suyo, alumbra y rompe por instantes lo que se supone es oscuro.

Llegó a mi lugar y en pocos minutos ya todo ha sido cubierto de neblina, de gris, de frío… Octubre se encoge de hombros y me dice: —Abrígate, que se que está temperatura te afecta.

Yo asiento con la cabeza, mientras cierro la cremallera de mi chaqueta. El frío entra, desafiante como si no temiera a lo acolchado de las prendas, sobretodo en un cuerpo cono el mío.

Pero le miro…

Veo lo imponente de este día de Octubre y el degradé de grises sobre la montaña, que no puedo hacer más que admirar la elegancia con la que este mes ha elegido despedirse.

Para no dejarlo pasar, le pregunto: —Querido… amigo, Octubre ¿qué te llevas?

Y el pacientemente acomoda su bufanda gris al cuello y con las manos en los bolsillos de su chaqueta, al igual que yo, responde, mientras subo las escalera que me llevan a mi tarea de hoy.

—Me llevo muchas ganas inconclusas… porque a veces creo que no se entiende nada…

—A ver, cuéntame más de eso, le digo intrigada.

—Bueno querida mía.. (y me encanta que me diga así), que pienso en que soy el mes diez (10) si fuese un hombre fuera perfecto, y escucho su carcajada. Luego vuelve nuevamente a la calma y con voz más bien grave me cuenta: —Es que pareciera que todo lo que ha vivido la humanidad estos últimos Díez meses, todavía no es suficiente para que estén pendientes unos de otros, se cuiden unos a otros, y vivan unos por otros.

Yo, miro al suelo y luego levanto la vista y observo todo…

—Pues quizás nos falta mucho más, para poder no sólo entenderlo, sino hacer algo al respecto. Digo y esa autocrítica, me corta a mí en primer lugar.

—Bueno, entiendo, los humanos, son humanos. Me responde en tono conciliador. Mientras yo sigo el camino y al llegar abro una pequeña ventana como puedo, para seguirle viendo.

—No todo esta perdido querido «Diez», mientras la vida se mueve y conversemos, tenemos una esperanza. Como yo hoy muchos que te están viendo y quizás se atreven también como yo, a dialogar contigo.

El me mira entonces y antes de sumergirme en la actividad de un día más de trabajo, toca con suavidad mi hombro y dice: —¿Y tú que te llevas de mí esta vez?

Siento que mi corazón salta de manera inusual…

—Me llevo la vida que sigue latiendo, querido. Lo que aún no se acaba en los respiros, la esperanza de que podemos estar conscientes alguna vez, de quienes somos; y el no rendirme. Porque así como se que tú vas a volver dentro de un año, aunque yo no tenga ese tiempo de vida, quiero volver a creer que todo puede ser posible, desde adentro.

– Entonces, estoy satisfecho.

Yo entro a mi labor; el sigue allá afuera, sin ser visto.

Octubre 27;2020 7:10 am

El corazón, un corazón.. tiembla 💓

El corazón tiembla, cuando se encuentra con un sentimiento intenso, de esos que no se explican, solo se sienten.

Un corazón tiembla muchas veces de frío, cuando no es arropado por un amor que corresponde, que cuida, que no anula.

El corazón también tiembla de miedo, ese que ocurre cuando la incertidumbre embarga y solo peligros le acechan.

Un corazón tiembla al correr incesante tras algo que nunca alcanza, y termina cansado, sin más poder dar un paso más.

El corazón tiembla, si está vivo; si es sensible a lo que ocurre, si todavía tiene por descubrir, territorios impensados,

Un corazón tiembla, porque basta que sienta, para que se acerque a otro y le invite a hacerlo juntos.

El corazón, un corazón pueden ser nuestra carta más real de presentación, si dejamos de temerle a mostrarnos vulnerables.

Llegan los días… reflexionemos

Llegan días raros, que no esperamos o ninguno deseaba.

Eso días en los que al verlos nos damos cuenta (o confirmamos) que la vanidad no es algo que debería definirnos. Y no solo es vanidoso el que porta ropa y accesorios, sino aquel que acumula títulos, logros, posiciones y otros, para sí mismo, como si eso les hiciera mucho más interesantes que al resto de los mortales.

➰Días , en que las calles están desiertas, con las restricciones debidas para no propagar a un «bichito» que no necesita mucho para apoderarse de la vida de otro.

➰Días en los que comprar calzado, ropa, accesorios y bolsos nuevos ya no resulta tan atractivo, porque quizás no hayan días suficientes por delante para estrenar tantas cosas.

➰Días , en que los gimnasios están un poco vacíos, porque el verse bien y estar «en forma» pasa a un segundo plano, cuando se trata de que lo más importante ahora es, procurar mantenerse «vivo».

➰Días , en los que las cuentas bancarias aún con muchos ceros a la derecha, sirven y no tanto; porque quizás no hay mucho para comprar en la calle y los «rappi» no pueden traerlo todo (aunque eso diga su publicidad).

➰Días, de paseos internos dentro de una casa que tal vez hemos querido olvidar mientras estamos todo el día fuera, y ahora debemos pasar por la baldosa floja o sobre el vinilo que cruje en señal que necesita un cambio desde hace rato.

➰Días , de encontrarnos con nosotros mismos, a pesar de continuamente saludarnos al espejo y no ahondar mucho en vernos para no descubrir que el tiempo pasa y que quizás no somos quienes queríamos en esta etapa de la vida.

➰Días , en los que hemos sido controlados por un pequeño visitante y ¿cómo es posible que eso nos pase a nosotros? los humanos que siempre nos hemos creído independientes, e imparables.

➰Días en que los armarios repletos de prendas hasta sin estrenar, no sirven de nada, porque no hay sitio a dónde ir y mucho menos personas a las que deslumbrar.

➰Días , en que aún el coche más codiciado o envidiado por todos, no debe estar circulando en la calle, al igual que el cacharro viejo de alguien más, porque el tránsito está restringido y da igual uno que otro.

➰Días , en que todos se acuerdan de el Creador, así sola sea para nombrarlo de soslayo y pedirle cuentas que no debe a nadie ó mantener la postura de su inexistencia, entonces sería en vano cualquier reclamo.

Días , en que las letras a quienes las tenemos susurrando una que otra cosa a menudo, saltan al teclado y en medio de quien no comprende lo que hacemos, se dejan ver luego en entradas como esta.

…➰…

Y vendrán otros días, quizás en los que todo vuelva a la llamada «normalidad», pero sería bueno para nosotros los que nos de llamamos «humanos» no olvidarnos de este tiempo, para que sensibilizados y más conscientes de nuestra fragilidad, podamos abordar la vida y el mundo de una manera más humana.

Hoy es el día que nos toca, y la lección debe ser recibida, para asumir con otra postura los días de regalo que vendrán y darle valor a lo que realmente lo tiene. Eso que llamamos imprescindible quizás sea algo que ni siquiera es necesario. Despertemos!