Días de Junio… lecciones de amaneceres y atardeceres

Junio ha sido un mes de espectáculo continuo, al menos para mí y los que son como yo, que les encanta descubrir maravillas en el cielo.


Si bien es cierto que por aquí abajo la cosa sigue convulsionada, con una realidad que ya todo el mundo conoce, indistintamente que se hagan indolentes o no ante el caos que vivimos, no es menos verdad que la belleza de arriba sigue ahí para que la admiremos y tengamos esperanza.


El cielo ha sido hasta solidario con sus grises, ante las tristezas que he pasado producto de las despedidas de estos días. Cada semana hay alguien que se va…

Eso me permite recordar que: 

Es importante estar al lado de los que están afligidos, porque en tiempo de fiesta hay muchos presentes hasta sin necesidad de invitación.


También han pasado días en los cuales el sol viene a festejar conmigo por el cumple de alguien a quien quiero con todo… a pesar de las amenazas de lluvia, por el tiempo normal de estos días, el sol se la ha jugado conmigo para celebrar en su nombre, en tú nombre…

Eso me anima al pensar que: 

No necesitamos de mucho para tener el corazón alegre, basta pensar en alguien a quien realmente amamos, y la luz brillará indefectiblemente.


El espectáculo no termina. Cada día en el cual tenemos la oportunidad de usar nuestros sentidos para palpar, ver, oír, gustar, oler… es una experiencia digna de agradecer que no muchos tienen.

Eso me lleva a pensar una vez más que: Damos por sentado lo bueno, y lo convertimos en ordinario, nos hacemos auto merecedores de ello (sin haber hecho nada para tenerlo) y ante cualquier adversidad rechistamos por creerla injusta y no como un mecanismo para el crecimiento de nuestro carácter.


Todo lo envolvemos en un manto de «normalidad» que termina matando nuestra capacidad de maravillarnos, de pensar en algo más y sobre todo de querer alcanzarlo. ¡Si hay luz está bien y si es oscuridad nos da igual! 🙄

Al pensar en ello no puedo hacer más que reflexionar en que: 

Al tapar todo con ese dejo de «nada me importa» terminamos perdiendo la gran oportunidad de ver la luz abriéndose paso aún en medio de la oscuridad, iluminándolo todo. ¡Eso es simplemente mágico!  Si todo el tiempo estuviera la luz no descansaríamos igual y si siempre hubiese oscuridad, no terminaríamos de despertar.  Hay grandeza en lo que nos rodea, y eso es reflejo de lo que somos, en el propio universo de nuestro ser. 


Tenemos temor a expresar un ¡wow! 😳


Porque eso haría saber al mundo que nos rodea que algo…🙈


O alguien, nos robó la  la atención, nos atrapó, nos sedujo y lo peor, nos hizo suyos desde ya, desde el pensamiento…💓

Y ese es un riesgo, que la mayoría de las veces, no estamos dispuestos a tomar.  ¡Mejor protegidos que cualquier cosa!

Confieso que soy de las que me gusta «woamear» (acuñando un término que no existe jajaja)… cuando te veo Cielo… pienso y lo digo: -¡Wow, tú me provocas!


Lo que me lleva a pensar que:

 -Siempre nos andamos cuidando por temor a entregarnos y eso como protección a que alguien nos haga daño. Y así se nos va la vida, sin intensidad, sin emoción, sin nada! Pero pienso yo,  a pesar del dolor que nos puede  traer lo que podemos sentir, es mejor eso que estar «secos» por no sentir nada, por no atrevernos a mirar más allá, por no dar un wow cuando simplemente lo sentimos.


Y hay espectáculo en el color  y en Los grises, en los días y en las noches, entre las lágrimas y las sonrisas… todo es cuestión de encontrarlo y sobre todo de disfrutarlo.


Hay tiempo para quedarse a mirar el gris y no querer exponerse a la lluvia… y hay otros tiempos en que solo queremos que llegue, para irnos a mojar en ella.


Lo importante de todo, Junio, es que me sigues dando la oportunidad de contemplarte y ver en tus horas la majestad de la vida, moviéndose entre tus nubes, entre los soles y lunas que te acompañan, sintiéndome cuidadana tuya, Cielo.


Hoy amanece también, y el movimiento no cesa, las nubes en su vaivén, los pensamientos me dejan…

Te agradezco la lección, Junio, en cada uno de tus días, me has llenado de emoción, he llorado… y también me has dejado alegría.

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